sábado, 29 de diciembre de 2012

Patrocinando

Y ahora un banco dice en su publicidad que patrocina el pensar. El paso siguiente será cobrarnos comisión por ello.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Vocerío

Gritar. No importa lo que se diga. Las razones son lo de menos. En nuestras cruzadas (porque eso es lo que para muchos es la vida: una cruzada en la que hay que imponerse a los demás), acabamos renunciando a sutilezas para caer en el burdo dar voces. Porque es más fácil hacer aspavientos. Y porque mucha gente no entiende ya otra cosa. Y al final acabamos pareciéndonos demasiado a nuestros contrincantes, en un combate de voces vacías que lo único que quieren es que se las oiga más que a las demás.

Ya no vale taparse los oídos. También está dentro el vocerío. Ya incluso pensamos a voces, contra nosotros mismos. Sólo cabe esperar que el ruido sea tan grande que nos resquebraje, que nos rompa y nos desintegre. Y entonces llegará el silencio.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Cada uno en su lugar

A modo de mantra, nos repetimos que al final el tiempo nos pondrá a cada uno en nuestro lugar. Con ello solemos referirnos, claro está, a los demás, a unos cuantos de ellos. Serán los que acabarán en su sitio. Un lugar desagradable, por supuesto. Y merecido, cómo no. Porque ellos son los malos de nuestra película. Pero nunca nos preguntamos cuál es nuestro lugar, ese nicho que nos espera con el transcurrir del tiempo. Y a veces es mejor así, casi una medida de defensa.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Buceando en mar abierto

La modernidad se caracteriza por un cierto pathos de apertura. Aspira a no cerrarse sobre sí misma y mantenerse abierta. Ello conlleva dificultades, ya que el impulso de cierre es inherente a lo humano, y hace falta una actitud continuamente vigilante para mantenerse abiertos. De ello surge la zozobra, en el permanecer abierto se cuelan las contradicciones, se han de asumir hechos peligrosos, y una especie de amenaza constante, de peligro acechante nos rodea siempre. Ante ello, hay el riesgo de acogerse a seguridades varias: religiones, identidades, ideologías..., tablas de salvación que tendemos a tomarnos demasiado en serio, abandonando el quehacer de la época, que es la de mantenernos abiertos, porque sólo zarandeándonos con las olas, manteniendo el equilibrio, podemos evitar que nos vuelquen. 

Hasta el momento, todo es mar. Las orillas están en nosotros, no ahí fuera. lo único sólido es el fondo, pero no es nuestro sitio. Los abismos son muerte para nosotros, aunque nos sustenten en definitiva y den cobijo a nuestros naufragios. Sólo pequeñas, minúsculas zambullidas. Y es perentorio volver a tomar aire. 

lunes, 17 de diciembre de 2012

La vida es chula

Ahora que un banco patrocina el pensar, nos dicen unos que nos quieren vender ropa que la vida es chula. Pues no, por ahí no paso. La vida es una mierda. Un truño como un puño. Pero es chulo que así sea.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Cavando túneles

Lo grave, lo más grave de todo, es que poco a poco vamos haciendo pequeñas concesiones, y acabamos tomando por normales cosas que deberían, cuando menos, ponernos en guardia. Y así, escalón a escalón, muy lentamente a veces, y otras con celeridad, haciendo que no nos acordemos de haber estado en alturas mayores, sobrepasados por la avalancha, vamos descendiendo a las criptas. Creyendo que las bóvedas grises y húmedas son el cielo, mientras los ingenieros del abismo cavan para nosotros nuevos sótanos en los que confinarnos.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Escena dovstoieskiana-nietzscheana

En el capítulo quinto de Crimen y castigo de Dostoievski, éste narra una pesadilla que Raskolnikov, el protagonista, tiene. En él, siendo un niño, contempla cómo un grupo de borrachos maltrata a un caballo hasta la muerte, y él, horrorizado, corre entre lágrimas y se abraza al animal. Al leerlo, como estudioso de Nietzsche, no he podido evitar recordar el episodio que marca su definitiva quiebra mental: cuando en Turín, en enero de 1889, al ver cómo un cochero golpeaba a su caballo, se abrazó al animal llorando.    

No hay pruebas de que Nietzsche leyera Crimen y castigo, pero sí de que conocía su existencia, ya que la traducción francesa, que era la forma en que el alemán había accedido a la obra del ruso hasta entonces, había salido apenas unos meses antes, e hizo alguna referencia a ella en su correspondencia.

Sea coincidencia o no, la escena tiene mucha fuerza, tanta que para uno forma parte de un sueño, y para el otro la entrada en el terreno de la locura. Territorios sombríos ambos. Lugares del abandono, subsuelos de la mente. Todo muy nietzscheano. Muy dostoievskiano.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Víctimas victimarias

En nuestro entorno, en el que las víctimas, por cuestiones históricas y religiosas, juegan un importante rol y se tiene de ellas una alta consideración, se tiende a estar siempre de su lado. En muchos casos es justo y necesario. La cuestión estriba en saber cuándo una víctima lo es de verdad. Porque ocurre muchas veces que en la estrategia de algunos (grupos, individuos), el mostrarse como víctima es un paso para conseguir sus fines, que en muchas ocasiones pasan por ocasionar sus propias víctimas. A veces incluso no es estrategia calculada, sino un automatismo que nos hace presentarnos como agraviados sin más, sabiendo que con ello ya tenemos de nuestro lado a algunos, y que si se nos reprocha algo, podremos echárselo en cara.

lunes, 3 de diciembre de 2012

La gravedad de los malos tiempos

La bonanza trae consigo cierta ligereza y despreocupación, bajo cuya protección se siembran las condiciones de futuras debacles. Caídas que vienen acompañadas de pesadez, de esa gravedad que hemos de saber aprovechar para poner los pies en el suelo y caminar, aunque sea lentamente. 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Jünger ante los cadáveres


Una actitud que relata Jünger en su Tempestades de acero (sus memorias de la primera guerra mundial), y en la que, extrañamente, me he reconocido: 

He contemplado ya muchos cadáveres, pero no he podido acostumbrarme a su visión; también hoy por la mañana, al inclinarme sobre el muerto, me sorprendí a mí mismo adoptando una conducta extraña, que ya he observado varias veces en mí. Mis ojos se acomodaron para mirar a lo lejos, como si, mientras miraban aquel objeto cercano, no pudieran verlo con claridad. También los pensamientos están como paralizados en ese momento. Es como si por un instante se hiciera visible la entrada de una cueva y luego volviera enseguida a cerrarse. Tal vez los muertos posean una fuerza secreta, irrefutable.

martes, 13 de noviembre de 2012

Femme fatale todo a cien

Una vez conocí a una chica cuyo lema parecía ser "las mujeres siempre conseguimos lo que queremos". Lo repetía a menudo, poniendo cara de traviesa, como diciendo "ojito conmigo". Pues resulta que quería algo de mí. No lo consiguió. Pero ella siguió con su "las mujeres siempre conseguimos lo que queremos" y su cara de malota. 


jueves, 8 de noviembre de 2012

Sin guía

En épocas de encrucijada hacen falta más que nunca guías que muestren algún camino a seguir. En tesituras así puede surgirte un Churchill o un Hitler. Pero no parece que en el horizonte haya nada. Por suerte por un lado. Por desgracia por el otro.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Previsiones fallidas

Siguiendo con la incertidumbre, la zozobra y la búsqueda de asideros, confesaré que siento una malsana satisfacción cuando se frustran ciertas previsiones, sobre todo las del tipo: "el año que viene ganaremos x dinero". Eso por no hablar de que cada dos por tres las están revisando. Con el fallo se constata que, al no haber logrado apresar los hechos, la sensación de falta de seguridad es mayor. Y lejos de buscar los medios de afrontar los seísmos presentes, proyectan acontecimientos futuros que únicamente son ciertos enn el presente de ahora y no en el suyo.

martes, 6 de noviembre de 2012

Un lastre social

Uno de los grandes problemas (si no el más grande) que nos aqueja, es que el país está lleno de trepas y pelotas que ocupan cargos y puestos para los que, sencillamente, no son aptos. Seguro que todos conocemos más de un caso. Ese tipo que con altas dosis de jeta y desfachatez, acompañados del carnet de algún partido, ocupan un despacho. Que si se ven en un aprieto, huyen hacia adelante, a ver si con suerte pueden arrollarlo, y si caen, es por culpa de algún imponderable que ellos, por supuesto, usted no sabe con quién esta hablando, no tienen porqué intentar prever (siempre se pierde por culpa del árbitro, del césped, del frío o de vaya usté a saber, pero difícil es que alguien entone un mea culpa). Jefecillos mediocres que se creen los reyes del mambo porque han caído en gracia a algún superior, han sabido venderle la moto y les ha colocado allí (cuando no les han creado el cargo ad hoc). Que saben parecer imprescindibles sin que se sepa bien qué es lo que hacen, y que lo que hacen lo hacen de forma muy mejorable pero que no hay forma de pillarlos porque eso es de ellos para abajo, y para arriba saben disfrazarse muy bien.

En el fondo, se trata de una meritocracia. Pero los méritos que cuentan no son los del desempeño del cargo, sino otros, los de haber sabido llegar a él. Ahí se acaba el tema. A partir de ahí, sólo hay que hacer méritos para subir al siguiente nivel (aunque el verdadero trepa aprovechado sabrá no llegar demasiado arriba y esquivar los puestos con excesiva visibilidad, con el fin de quedarse en limbos invisibles y cómodos a perpetuidad).

Y al final, uno tiene la sensación de que sí, hay crisis, se han hecho cosas mal, la situación es jodida, pero que no lo sería tanto si no estuviéramos tan infestados de personajes de esta clase, que suponen un lastre que nos ha hundido, nos hunde y hacen que las brazadas que intentamos dar para salir a la superficie sean inútiles.

lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Dónde cortar?

Una de las grandes dificultades que me encuentro al elaborar mi tesis doctoral, más allá de la redacción y el estilo, o de los temas a tratar en su desarrollo, es la de no ver bien claro dónde cortar. ¿Hasta dónde me documento? En vista de la cantidad de textos (artículos en revistas, libros..) que versan sobre los asuntos que me interesan, y que cada uno de ellos me lleva a otros que parecen a priori interesantes, está claro que hay que cortar en algún punto. He de decirme: "hasta aquí hemos llegado, ahora a ponerlo sobre el papel". Porque si hemos de esperar al próximo-documento-clave para empezar, no lo haría nunca. Pero siempre queda esa duda de "¿y si me dejo algo importante por revisar?¿algún texto que me pueda dar nuevas claves, o al menos dejar más claro lo que quiero expresar?".  

Luego está la cuestión de hasta qué punto profundizar en el desarrollo de la tesis. Porque aunque haya un tema central que es el que mueve la investigación, surgen cuestiones paralelas que han de ser puestas sobre la mesa. Algunas de ellas darían para otras tesis doctorales. Y el asunto es apuntarlas, esbozarlas, sin que entorpezcan la tesis central pero al mismo tiempo sin que queden simplificadas y que parezca que no se ha visto la complejidad que hay en ese punto (que no quede como algo que se ha dicho de pasada y sin reparar en la veta que hay ahí)

Por eso, la pregunta es ¿Dónde cortar? Otra vez la incertidumbre.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Incertidumbre médica

A lo largo de mi experiencia profesional (de ya más de una década: cómo pasa el tiempo), en algunas ocasiones me he encontrado con algunos casos en los que no se sabe lo que el paciente padece. No se sabe lo que le pasa. Los esfuerzos del equipo se centran en intentar solucionar los signos y síntomas que van surgiendo (por ejemplo, bajar una fiebre, cortar una hemorragia...), pero desconociendo totalmente el porqué se dan. Se le hacen todo tipo de pruebas diagnósticas, y todo es normal o no se dan resultados concluyentes. Es entonces cuando se puede observar la zozobra en el equipo (sobre todo en el lado médico, que es el encargado de diagnosticar patologías y proponer tratamientos), que no sabe lo que tiene entre manos. 

Ciertamente, se diría que sin saber qué ocurre no es posible afinar en las técnicas y fármacos que hay que desplegar. Tampoco es posible, ante el total desconocimiento de las causas profundas de la situación, prever la evolución y ponerle freno al desarrollo o anticiparse a los acontecimientos. Todo eso va en el lote. Pero va también otra cosa, más nuclear, y es la incomodidad que nos provocan las situaciones que no sabemos a qué atenernos. Como humanos, ansiamos tenerlo todo controlado, con su nombre, clasificado y en su lugar. En grandes rasgos, esa es la labor infinita de la cultura humana, que ha desarrollado toda una plétora de variantes con tal de asegurar cierto aseguramiento.

La ciencia es un sofisticado medio de establecer certezas seguras, de aproximarse a lo circundante y coagularlo en leyes más o menos inmutables. Por eso a una mentalidad científica, como es la de los médicos de hoy en día, en la que todo es un mecanismo entrelazado de causas y efectos, el no saber qué tienen delante es un golpe duro. Los ves preocupados, sumergiéndose en bibliografía, interrogando a todo el mundo (familiares y otros profesionales), medio desencajados ante la certidumbre de que hay algo que se les escapa y no saben qué es ni por dónde han de buscarlo. Impotentes en grado sumo. No están entrenados para ello, como en general no lo estamos nadie (de cada vez menos, en este mundo que nos hemos construido donde todo es cada vez más calculable).

Al final, si no se alcanza solución, quedan como una anécdota, o como la señal de que hubo algún dato que se escapó o que no se supo apresar. O se desdeña o se vuelve la mirada hacia adentro del sistema, hacia las carencias que seguro que tuvo que haber. En lugar de enfocar hacia la parte exterior de esa zona límite que constituyen estos casos, en los que se entra en contacto con el no-saber, con la incertidumbre y la falta de asidero. Con la que es, en definitiva, nuestra situación más pura, aquella en la que estamos, por más que todo el andamiaje de seguridades con que nos hemos dotado nos impidan verla. Por eso, aunque escasos, estas situaciones pueden llegar a ser muy valiosas. Pero no desde el punto de vista médico (para el cual son únicamente un estímulo para seguir investigando y aclarar algo las cosas).

viernes, 26 de octubre de 2012

Perseverando en la gilipollez

Cada x tiempo se pone de moda algún bailecito chorra. Son muy útiles, ya que funcionan como un detector de gilipollez. No por el baile en sí, sino por el afán de todo el mundo de bailarlo y mostrarse "guay y enrollado" al estarlo haciendo. El punto de inflexión se da cuando empiezan los personajes populares a bailarlo en público: un programa de televisión, ahora en el youtube, un candidato presidencial en campaña... En fin, que es un método como cualquier otro para calificar y encasillar a la gente. 

Y también en esto hay progreso: de la simplona yenka (izquierda-izquierda-derecha-derecha-adelante-atrás- un-dos-tres) al ya más sofisticado y complejo fenómeno actual del rapero coreano, con estaciones intermedias en macarenas, aserejés y otras. La gracia es que ya exige un cierto entrenamiento, ya no son movimientos facilones, sino que hace falta más coordinación. Hay que entrenar, perserverar. Y ello hace que sean tests de gilipollez más eficaces, ya que antes se podían dar falsos positivos de gentes que tuvieran un momento tonto y se dejaran llevar. No. Ahora el que lo sabe bailar es porque se ha empleado en ello y lo ha querido así. 

Y luego, estamos los gilipollas reactivos, que nos dedicamos a hablar de los gilipollas activos, dándoles alas y expandiéndola de otro modo.

martes, 16 de octubre de 2012

Twitter a contracorriente

Sigo a gente en Twitter que lanza sus emisiones de forma torrencial. De pronto, sueltan auténticos discursos en capítulos de unos 140 caracteres. Pero resulta que en la pantalla sale ordenado en orden descendente de lo más reciente a lo más antiguo. Así, si se lee de arriba abajo (que es como suelo leerlo yo, ya que a veces es difícil llegar al primer tweet de la serie), se crea un efecto extraño y curioso, el de ir leyendo a contracorriente, desde las conclusiones a las premisas. El autor y yo, el lector, nos cruzamos, él va en un sentido, y yo en el otro. Y lo gracioso es que en muchas ocasiones no se altera el mensaje, ya que a menudo los tweets funcionarían por sí solos sin el resto, aunque en el todo, tengan su sentido.  Incluso se llega a poder prever los pasos previos aún no leídos. Hay algo arqueológico y casi misterioso en ello: lo ya acontecido pero aún por descubrir.

lunes, 15 de octubre de 2012

Huir de la bilis

A menudo tengo la tentación de mandarlo todo al cuerno. Dejar mis cosas, mi trabajo, mi vida, en definitiva, y meterme a cartujo. Hacerme monje. No porque me atraiga la religión (aunque sí, vagamente, lo religioso), sino por lo de la tranquilidad, la vida retirada y la meditación. Vivir en mis pensamientos, cuidando de un huerto y unas gallinas que me dieran de comer. 

Pero me dura poco, porque bien pronto me doy cuenta de que. aunque atractivo, eso tendría mucho de huida. No es que tenga, a nivel concreto, nada de lo que huir. Pero el ambiente general es opresivo y amenaza con acabar siendo asfixiante. El primer impulso es el de refugiarse en lugares seguros. Pero eso no arreglaría nada. A lo sumo, prolongaría la agonía. No debo girar la cara a lo que me desagrada de mis conciudadanos, compatriotas y congéneres humanos (probablemente sea cosa mía, y entonces la huida sería absurda, ya que el problema, si es que lo es, vendría conmigo). Debo mirarlo de frente, y sentir las náuseas. Vomitar si es necesario. Pero a la cara. 

No hacen falta bálsamos, ni purgas. Al menos intentaré poder enorgullecerme de mi asco y mi bilis. 

lunes, 8 de octubre de 2012

Marca España

Ahora nos vienen con todo el asunto este de la marca España. Cualquier acontecimiento es interpretado en esa clave, como bueno o malo para la imagen del país en el exterior. Supongo que es importante, pero la imagen es más bien un producto secundario de otras cosas que deberían ser consideradas prioritarias. Quiero decir, que la imagen es una especie de colofón que se da si antes hay otras cosas. Y además, la imagen no sólo es cuestión de proyección, sino de recepción.  Es como ser un guarro y pretender ocultar el olor corporal con litros de perfume, que puede que se engañe a alguien, pero se queda aún peor. 

Dice el refranero que la mujer del César no sólo ha de ser honesta, sino que ha de parecerlo. Pues con esto de la marca España da la impresión de que lo que importa es que parezca honesta, sin preocuparse del todo en que lo sea (con lo cual, si a veces es difícil parecer lo que se es, más difícil es aún parecer lo que no se es).

En fin, y por seguir con el refranero: aunque la mona se vista de seda...

viernes, 5 de octubre de 2012

Impregnación partidista

De entre todas las desgracias que padecemos, una de las más perniciosas y lamentables es la progresiva impregnación de la vida por parte de los partidos políticos. No de la política, entendida como la actividad de organizarnos los humanos y ponernos de acuerdo en llevar adelante una sociedad, ya que bajo este punto de vista política es la comunidad de vecinos y cualquier coordinación entre varios agentes. No me refiero a esto, sino al secuestro de cada vez más sectores por parte de las posiciones de los partidos políticos y sus distintas facciones, que nos atenazan y nos quieren meter cada vez más en sus batallas de poder. 

La cosa es casi lógica, si consiguen dominar y colocar al frente de televisiones, colegios, universidades, juzgados, equipos de fútbol... a gentes de su cuerda, se expandirán más sus mensajes, y calarán de forma distinta y se diría que más profunda, que si vienen directamente del partido y sus líderes. Se establece con ello una especie de naturalización de los idearios y argumentarios. Pero como los partidos son varios y el poder total no es posible, cada lado "domina" sus sectores, y tarde o temprano se produce el choque. Si existiera el diálogo, la cosa no iría más allá, pero como parece que es algo inexistente (porque hay mucha gente, empezando por los líderes, que creen que el diálogo es no llegar a las manos, y no un escuchar, atender razones, ponerse en el lugar del otro, aceptar que las posiciones propias no son inamovibles y que todo lo que los demás dicen no solo sean salvajadas...), pues se llegan a posiciones enfrentadas y enrocadas en todas partes, poniendo muchas cosas en peligro. Porque por momentos puede que haya un equilibrio, pero como la tendencia es a expandir lo propio a costa de lo de los demás, se trata de un equilibrio tenso, y al final la situación puede salir por donde menos se lo esperan.

Al final, en el día a día, uno no puede dar un paso sin encontrarse con el tufillo partidista, que puede generarte acusaciones por parte de los supuestos rivales. Si se te ocurre mirar una televisión, apoyar a un equipo de fútbol, incluso si hablas un idioma u otro, puedes ser sospechoso de ser de una tendencia o de otra. Se llega al extremo absurdo de no ser cliente de un bar porque el dueño vota a X. Y eso es muy peligroso. Demasiado. 

Lo que la lógica me dice es que los partidos deberían husmear, sondear y conocer bien la sociedad y recoger sensibilidades. Ser representantes. Pero parece más bien que lo que quieren es crear esas sensibilidades, creando el problema y la solución ellos mismos, haciéndose imprescindibles y centrándose en la cuestión de la posesión y ejercicio del poder más que en el puro representar. Eso si no se trata de que en realidad, la sociedad está tan fragmentada que en sentido estricto no hay sociedad sino un mero agregado de individuos (o pequeños grupos de ellos, microsociedades) sin sensibilidades. Y claro, la única forma de que las tengan, sea inoculárselas. Lo cual me parece una desgracia mucho mayor, que tal vez sea la única y la que engloba o de la que nacen todas las demás.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Choque de espadas


El devenir único y eterno, la radical inconsistencia de todo lo real, como enseñaba Heráclito, es una idea terrible y, perturbadora, emparentada inmediatamente en sus efectos con la sensación que experimentaría un hombre durante un temblor de tierra: la desconfianza en la firmeza del suelo. Es necesaria una fuerza prodigiosa para convertir esta sensación en su opuesta, en el entusiasmo sublime y beatificador. Y, sin embargo, esto lo consiguió Heráclito por una observación hecha sobre la procedencia efectiva de todo devenir y de todo perecer, que comprendió bajo la forma de polaridad, o sea, como desdoblamiento de una fuerza en dos actividades cualitativamente diferentes, opuestas y tendientes a su conciliación o reunión. Permanentemente una cualidad se divorcia de sí misma y se constituye en cualidad opuesta; permanentemente estas dos cualidades contrarias se esfuerzan por unirse otra vez. El vulgo cree, en efecto, conocer algo sólido, acabado, permanente; pero, en realidad, lo que hay en cada momento es luz y tinieblas, amargura y dulzura juntamente, como dos combatientes cada uno de los cuales obtuviese a su vez la supremacía. La miel es, según Heráclito, dulce y amarga a la vez, y el mundo mismo es un cráter que debe ser removido constantemente. De esta lucha de cualidades contrarias nace todo devenir: las cualidades determinadas, que a nosotros nos parecen permanentes, expresan sólo el instante de equilibrio de un combate: pero este equilibrio no pone fin a la lid, que dura eternamente. Todo acaece con arreglo a esta lucha, y precisamente esta lucha es la manifestación de la eterna justicia. [...] Las cosas mismas en cuya permanencia y consistencia cree la estrecha cabeza del hombre y del animal, no tienen verdadera existencia: son los chispazos y relampagueos que lanzan las espadas que se cruzan, son el brillo de la victoria en la guerra de las cualidades contrarias.

Friedrich Nietzsche
La filosofía en la época trágica de los griegos (1873)

martes, 2 de octubre de 2012

Seguridades

Como humanos, soportamos muy mal la incertidumbre. La vida tiene un fondo de inseguridad muy pronunciado, y se diría que todas nuestras producciones se dirigen a afianzar escenarios de seguridad. Estamos obsesionados con el control, con que nada se salga de un orden. Por supuesto, no podemos sucumbir, hay que seguir adelante de alguna manera. Pero cabe cuestionarse si un exceso de fijación no conduce a un riesgo mayor, por el simple hecho de que en buena medida, las medidas de contención de la infirmeza son un mero narcótico, un parche que no evita que tarde o temprano, ya que el substrato es inseguro, se cuele por algún lado el desorden, nos pille por sorpresa y provoque más daños que si lo hubiéramos afrontado más directamente. 
La cuestión es si no cabría elaborar herramientas para mejor encarar todas la debilidades e incertezas de la vida (entendida en sentido profundo, como physis, no como mero desarrollo vital/orgánico). O, simplemente, para encararlas y no volverles la espalda, que es lo que a menudo parece que hemos hecho con nuestra civilización.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Olla a presión

Cosas que hace unos años no implicarían más que una anécdota, se han convertido hoy en situaciones potencialmente explosivas. La gente anda crispada. A nivel local y global, la tensión se acumula. No sabría decir con exactitud si la crisis es la causa principal, o si ésta no es más que un estadio más que retroalimenta una situación que viene de más atrás.
Así las cosas, se producen chispazos, conatos de explosión que en parte asustan y en parte ocupan nuestra atención y nos dan que hablar. Pero eso no son más que fuegos de artificio. Con pólvora, sí, pero decorativos. Hay hechos menos vistosos, que pasan desapercibidos, que no salen en los periódicos, pero que muestran mucho mejor cómo están las cosas. Como ir a firmar un contrato y que se te salten las lágrimas. Y no de alegría, precisamente. 
El fuego está encendido, la intensidad ha aumentado. La presión va aumentando dentro de la olla. ¿Bastarán las válvulas de seguridad para aliviarla?. ¿O saltará por los aires?

jueves, 20 de septiembre de 2012

Mahoma y el efecto Streisand

Se produce el efecto Streisand cuando se intenta censurar algo y, lejos de evitar su difusión, ésta se multiplica, lográndose así el resultado contrario al deseado (no sólo no se censura, sino que acaba enterándose todo el mundo). El nombre de este efecto viene dado por algo que sucedió en 2003. La actriz Barbra Streisand intentó que se eliminara una fotografía aérea de su mansión en California, y lo que consiguió es que todo el mundo se enterara de su intento censor y, obviamente, vieran la foto. 

Aunque se ha dado en numerosas ocasiones, esto es algo muy común desde la aparición de Internet, que es un auténtico mar revuelto de opiniones en el que es fácil naufragar. Se valora mucho la ubicuidad de la red, que la hace difícilmente controlable. Basta que alguien intente establecer alguna clase de control, para que haya colectivos que salten y se movilicen, y las inercias de la red (muy dada a lo viral, al meme y al linchamiento, porqué no decirlo) le dan mayor o menos protagonismo al asunto. 

La cuestión es que el efecto Streisand se da más allá de la red (o se ha contagiado de la red a otros ámbitos en principio distintos, aunque cada vez menos impermeables a ella), y en los últimos días estamos viviendo varios casos simultáneos, con diferente trascendencia. Por un lado, están las fotos del topless de la esposa del príncipe joven de Inglaterr, que a fuerza de esforzarse en que no se publiquen, las estamos viendo todos. Por el otro, el asunto de las caricaturas de Mahoma, mucho más peliagudo, pero que funciona igual: con su ira, los fundamentalistas están logrando una mayor difusión de esas caricaturas supuestamente tan ofensivas (y a la larga, más ira, aunque uno ya no tiene claro si no es en realidad lo que buscan, con lo cual ya no se trataría de un efecto Streisand en sentido estricto).  

En este mundo cada vez más complejo e interrelacionado, en el que nuestros actos tienen consecuencias diferidas (en el espacio y en el tiempo), a lo mejor conviene tener más mano izquierda y capacidad para "torear" los acontecimientos. No tanto para no provocar, sino para no caer en las provocaciones (voluntarias o no) y acabar patinando en el intento. O sea, conseguir lo que queremos, pero sin que nadie, incluso aquellos que nos lo impiden, se entere.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Dispersión

No sé a ustedes, pero a mi esto de internet (¿o será cosa de la edad?) me produce una severa y progresiva dificultad para mantener la atención. La malsana fugacidad de la época hace que todo vaya servido en pildoritas, y te acaba costando mucho, cada vez más, seguir algo largo. Lees unos párrafos y te cansas. Ves algo que dure más de diez minutos, y te cuesta seguirlo. Al mismo tiempo, me atenaza una especie de compulsión por la dispersión. Centrarme en algo, en una única cosa, me resulta pesadísimo y monótono, y tiendo a estar en mil y una cosas a la vez. Lo peor es que necesito, y quiero, centrarme. Pero me exige mucho esfuerzo.
Puede que tenga algo de psicológico, de crear mucha interferencia exterior que acalle el runrún interior, los chasquidos de un motor cada vez más atrofiado y ruidoso.  Tendrá algo de epocal (seguro que sí, todo viene en cápsulas fáciles que lo hacen fácil de digerir). Pero se vive con angustia, lo cual es acicate para seguir en esa línea. Y así, con esa lucha, van pasando los días. Será cuestión, como en casi todo, de alcanzar un equilibrio, aunque a veces parece una batalla perdida

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El muro asfixiante

Te blindas. No sabes muy bien porqué, pero lo haces. Vas construyendo un muro a tu alrededor. No siempre es una defensa, sino una forma de formar un alrededor (al fin y al cabo, todos somos un muro que delimitaría dos vacíos, exterior e interior, que en el fondo son uno mismo). En algunos puntos hay ventanas que permiten atisbos. En otros el espesor es enorme. Con el tiempo, te vas volviendo casero, cerrando y tapiando ventanas. Impermeabilizando. Más a gusto dentro del dentro que del afuera. Levantas contrafuertes, todo se vuelve pesado. Del gótico al románico. De la luz a la oscuridad. El aire se va viciando. Todo adquiere un tinte tóxico. Y se te puede caer todo encima.

martes, 11 de septiembre de 2012

Más a lo grande

Por lo visto, la lección que sacan algunos no es "se ha hecho mal, habrá que tomar otro rumbo", sino "no se hizo suficiente, hay que hacerlo más a lo grande".
Lo único positivo, que tocaremos fondo antes. Si es que hay algún fondo y esto no es una caída infinita.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Tejido

Origen(es), tránsito(s) y destino(s) a la vez. Cruce. Entrecruzamiento, más bien espacio de cruce. Tapiz, área de juego. Lugar en el que se está, que abarca, que se habita, pero que se despliega en el mismo habitar.

martes, 4 de septiembre de 2012

De cuerpos y límites

Nunca dejará de sorprenderme la capacidad de resistencia del cuerpo. Cuando a priori más cansado y afectado parece estar, mejor responde, y si te armas de voluntad (al final, en muchas cosas se trata simplemente de eso, de voluntad), eres capaz de hacer cosas que no creerías. Dentro de unos límites, por supuesto. La cuestión es que los límites a menudo están más alejados de lo que nos pensamos. Llegados a este punto, se abre la vía de la experimentación/exploración. Con sus peligros. Y sus recompensas. 
Cabe pensar que en lo mental también es así, en la medida en que lo mental es una expansión/función de lo corporal.

viernes, 31 de agosto de 2012

Redondeo

Cuando llegó el euro, el negocio vino de redondear al alza los nuevos precios. Puede que eso contribuyera más de lo que creemos a la buena marcha de la economía, generándose una "burbuja del redondeo" que se ha ido desinflando pasado el tiempo. De lo que se trataría, pues, para reactivar el asunto, es de crear nuevas oportunidades para redondear: todo lo que implique tener que modificar precios, dará pie a redondear otra vez. Y si por aquello de la baja del consumo, no es suficiente, habrá que volver la peseta. Redondeando, claro está. Y luego ya nos volveremos a montar en el euro o donde haga falta. Redondeando, por supuesto. En un eterno bucle de redondeos que lleven a la economía allí donde debe de estar. 

miércoles, 29 de agosto de 2012

Humanos monstruosos

A raíz de algunos de los últimos casos criminales que han impactado en la opinión pública, observo la tendencia a retirarles a los perpetradores su estatus humano, bien por la vía de la calificación (llamándolos "monstruos", "inhumanos", etc.), bien haciendo ver que padecen alguna clase de trastorno mental (a veces es así, pero no siempre, y en cualquier caso, la enfermedad de la mente humana es también algo humano). Nos resulta inquietante que un vecino nuestro, alguien a quien conocíamos y con quien incluso hemos conversado y hasta nos hemos hemos hecho favores, cometa según que actos terribles. Por eso, para calmar un poco nuestra conciencia (sin que tengamos responsabilidad alguna, no se trata de aquello de "la sociedad es la culpable", con lo cual nosotros tendríamos nuestra parte de culpa), los alejamos, establecemos una barrera entre nosotros, los normales y buenos ciudadanos, y ellos, los abyectos monstruos. Pero creo que es más conveniente no ponerlos muy lejos. No tanto para atenuar la repugnancia que nos provocan sus actos, sino para mejor conocerlos y a modo de profundización en el conocimiento de lo humano, si no queremos ser nosotros las próximas víctimas. O verdugos, porqué no.
No son monstruos, son humanos. Monstruosos, sí, pero humanos, demasiado humanos. 

jueves, 23 de agosto de 2012

Metaeccehomo

La famosa "restauradora" del Ecce Homo de Borja, ha conseguido, supongo que sin quererlo (si lo ha hecho adrede, es una auténtica genio), ha logrado un metaeccehomo: ha dejado el Ecce Homo hecho un Ecce Homo. Por no hablar de que por momentos la restauración  recuerda a las pinturas negras de Goya (cuando lo vi, pensé en Saturno devorando a sus hijos), con lo cual ha brindado al pueblo la posibilidad de seguir la tradición picaresca española (esa que quieren que abandonemos) y atraer turistas (previo pago, cómo no) al lugar en el que Goya esbozó uno de sus grandes y perturbadores períodos pictóricos.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Nuevos trucos

Si caen las antiguas mentiras, si alguien se quita la careta ¿no deberíamos sentir cierto alivio y liberación (además de la indignación de sentirnos engañados)?
Jamás!!! 
Eso sólo es para que cuelen mejor los nuevos trucos.

martes, 21 de agosto de 2012

No es lo mismo, pero es igual

Nos acostumbramos a tomar por grandes algunos gestos, cuando en sentido estricto, pueden ser señal de generosidad, magnanimidad, bondad, o el calificativo "positivo" que les queramos dar, o pueden ser todo lo contrario y no cambiarían demasiado. Por supuesto, la viceversa también es posible. Y tampoco cambiaría gran cosa.

lunes, 20 de agosto de 2012

Choque visual

Vivo (todavía) en una barrio de esos que los filisteos llamarían "multicultural", pero al que a mí me gusta más llamar "de aluvión". Las distintas corrientes migratorias y avatares históricos han ido trayendo gentes de todas partes (de todas, casi literalmente), componiendo un mosaico curioso, bizarro, sorprendente y por momentos explosivo. Sólo un barrio así nos puede brindar imágenes como la que contemplé el otro día. 

Iba yo en mi coche volviendo del trabajo a casa. Tres y pico de la tarde. Semáforo que se me pone en rojo y servidor que se para. Para los peatones, su luz se puso en verde. Y entonces, ante mí, se cruzaron dos mujeres. Una de ellas, musulmana, cubierta de pies a cabeza, de negro (Chador, creo que se llama el asunto). Sólo un óvalo en el tejido dejaba ver su cara. Imposible adivinar sus formas corporales. La otra, caribeña, de generosas curvas. Top y minifalda ajustados (ajustadísimos, casi diría que varias tallas menos de lo que le tocaba). Taconazos y contoneo sensual.  

Allí sentado ante el volante, detrás del parabrisas, la escena, cotidiana y supongo que miles de veces repetida (incluso por esas mismas mujeres, quién sabe), me sorprendió. Me pareció una imagen de una gran fuerza. De esas que vales más (mucho más) que miles de palabras (seas cuales fueren y en la dirección que fueren). 

viernes, 17 de agosto de 2012

Segura inseguridad

A base de cumplir años llegas a poder reflexionar sobre lo que los mayores siempre te habían asegurado de forma categórica y que, por falta de experiencia, tenías que aceptar a pies juntillas. 

Te decían que ganas en seguridad. Pero o se engañaban o te engañaban, si no las dos cosas. Más bien lo que ocurre es que las inseguridades se van trasladando de unos ámbitos a otros. Y luchar contra una debilidad supone abonar el terreno a otras, en una suerte de equilibrio desequilibrante. A no ser que te ciegues y obceques. 

Tal vez, en definitiva, madurar sea acomodarse a unas circunstancias, anquilosarse, cual pupila muy bien adaptada a una determinada luz, pero incapaz de ver nada si se la cambian.

sábado, 11 de agosto de 2012

Austeridad

Hay dos formas de ser austeros: cuando se vive por debajo de las posibilidades, o cuando, sencillamente, las posibilidades no dan para más. En sentido estricto, tan sólo el primer caso es la auténtica austeridad, ya que el segundo se trata de la pobreza sin más. En cualquier caso, la austeridad es empobrecedora, ya que supone un lastre a nuestros vuelos. Y cuando se trata de volar, hay que hacerlo cuanto más alto, mejor. 

Nada de austeridad. Sobreabundancia!!! Generosidad!!! Vivir por encima de las posibilidades!!! Cómo, si no, íbamos a crear nuevos horizontes ahora que los viejos se han difuminado?

viernes, 10 de agosto de 2012

Verdad en escorzo

Admitiendo que haya Verdad, y que tengamos alguna clase de acceso a ella, parece muy plausible que éste sólo sea en escorzo. Y que haya muchos escorzos posibles. La cuestión, entonces, radicaría en acumular perspectivas y componer un conjunto. Imposible la totalidad, a lo sumo, tan sólo una composición fragmentaria, agrietada, rota, inestable.

sábado, 4 de agosto de 2012

El banco detallista

Un simple detalle, de esos que valen más que mil explicaciones sesudas y fundamentadas, sobre qué nos está pasando y algunas de sus causas: 

Un banco X, con el que tienes algunos asuntos, entre ellos una tarjeta de crédito, te informó al contratarla que lo que se haya pagado con ella, se cobrará el día X de cada mes. Muy bien, estupendo. Pero, cáspita, resulta que algunos meses ese día X cae en domingo, y se ve que los ordenadores también tienen libre. Así que te cobran el viernes. Aceptamos barco como animal de compañía. Pero, y ahí está el detalle, cuando el día que te han de transferir la nómina cae en domingo, no se crean ustedes que lo hacen el viernes anterior. Qué va. En ese caso, el ingreso se hace el lunes.

Sería una tontería (al fin y al cabo, hay que pagar, y tanto da que sea el día X, el X+1 o el X-2) si no fuera porque esta aplicación de ley del embudo (lo ancho pa mí, lo estrecho pa ti) se da demasiado a menudo. Y, lo más curioso, es que la parte estrecha cae del mismo lado siempre. Si al menos hubiera cierto equilibrio, sería lo comido por lo servido. Pero no es así.

Concluyendo, que ya no uso más la tarjeta (la uso muy poco, pero ahora será menos).

miércoles, 25 de julio de 2012

Princesitas

Cuando oigo a una mujer el tópico ese de "a mí me gusta que me traten como a una reina/princesa", tiemblo. Lo que quiere es un siervo.

martes, 24 de julio de 2012

Mirando las estrellas

Cuenta la anécdota que Tales iba paseando por la noche, absorto, mirando el cielo estrellado y cayó en un hoyo. Una anciana que pasaba por ahí se rió y le dijo que él que era tan listo y estaba tan pendiente de las cosas del cielo, no había podido ver lo que había en el suelo. Algo parecido se intuye que les ocurre a nuestros gobernantes y administradores, que de tanto dato macro y microeconómico (últimamente todo lo político gira en torno a la economía), pierden de vista la realidad. Los árboles no les dejan ver el bosque. Y que lo económico es algo que no está precisamente en la economía,  eso también se intuye. Finalmente, y lo diré una vez más, que ojalá el problema sólo fuera económico (que en el fondo no es más que un último eslabón de una cadena que viene de muy lejos).

El problema de todo esto, es que en su caída en el hoyo, vamos también nosotros.

lunes, 23 de julio de 2012

Valorando el trabajo (o el funcionario del mes)

Voy a confesarlo: soy funcionario. Y desde esta posición se entera uno de muchas cosas, las suficientes para reconocer qué tanto por ciento de lo que se dice por ahí es cierto y qué es mentira (si es un simple tópico o algo malintencionado, habría que discutirlo). De un tiempo a esta parte se oye la matraca de la productividad, de evaluar el trabajo de los funcionarios, de aumentar el rendimiento, de incentivar a quién más y mejor trabaje. Si así quieren hacerlo (que no me parece mal, oiga), podrían empezar desde ya mismo y no hacerle la cama a determinados servicios que han levantado sus trabajadores (funcionarios, sí), arrancándolo casi desde cero, yendo a buscar apoyos en los despachos, currándoselo y echándole más horas de las que les han reconocido. Y ahora, cuando mejor funcionaba, van y quieren cerrarlo. Y no cerrándolo sin más (y lo tienen fácil, con la excusa del "no hay dinero"), sino endureciendo condiciones y haciendo que trabajar ahí sea imposible, con lo cual están logrando que la gente se vaya y quede desierto (claro, así nadie podrá culpar al digitado de turno, sino a los vagos funcionarios que no quieren rendir). 

Sí, hay que valorar y premiar a quien mas y mejor trabaja. Pero no esperen a elaborar planes estratégicos y comisiones de estudio del asunto. Simplemente, dejen de castigar a quien ha hecho bien su trabajo, desmotivando y provocando la abulia (porque esa es otra, ¿cuántos excelentes trabajadores, que entraron con empuje y ganas, al ver el panorama se han ido quemando?). Uno quiere pensar que la cosa ha de ir por ahí, aprovechando entusiasmos y empujes. Pero sospecho que al final, la cosa se torcerá (si es que no empieza viciada). 

Las buenas ideas, por sí solas, no bastan. Hay que saberlas (y querer) llevar a cabo.

domingo, 22 de julio de 2012

Agenda: guns 'n' roses

Hace tiempo que no doy detalles de mi agenda de conciertos. No porque no vaya, al contrario (este verano está resultando muy prolífico), sino por esa pereza que desde hace tiempo invade mi faceta bloguera. Pero como me apetece reactivar algo este mi espacio, y la cita de hoy es importante, pues allá voy. 

En Mallorca tenemos asumido que por la condición de isla, nunca recalarán por aquí las grandes giras de las grandes figuras internacionales. No tanto porque nadie vaya a ir a verles (además de los locales, hay multitud de turistas para los que un concierto de alguien de renombre puede ser un buen aliciente en su viaje), sino por la dificultad de que todo el material que acarrean estos montajes. A lo más que hemos aspirado es a los que no traen grandes parafernalias (Leonard Cohen, Elton John o Deep Purple). Pero hoy nos cae uno de gordo, como nunca se ha visto por aquí, al menos por el montaje que traen: Guns 'n' roses. Sí, ya sé que de la formación "mítica", la de sus buenos tiempos, sólo queda Axl Rose, que además está cascadete (los excesos y la edad no perdonan). Pero se viene con 22 tráilers y un escenario que han estado montando durante un par de días. Y eso, a parte de poder decir que se ha estado en un concierto de esta gente (aunque sea en buena parte un sucedáneo decadente), conviene apoyarlo, más que nada para que les salga rentable a los organizadores y no se achanten a la hora de traer alguna figura de las de verdad.

sábado, 21 de julio de 2012

Antiautocomplacencia

Lo malo de detestar la autocomplacencia es que acabas viéndolo todo en clave autocomplaciente. Por todo aparecen síntomas de que la gente se gusta cuando hacen lo que hacen (entiéndase el matiz de la autocomplacencia, no es que nos guste hacer las cosas, sino que nos sentimos estupendos y nos gustamos en ello). El riesgo es que al final acabes autocomplacido de tu antiautocomplacencia, lo cual es señal de que aún debes ir más allá. Porque el antiautocomplaciente debe destestarse a sí mismo para no caer en ello. Sólo ahí hay un motor.

jueves, 19 de julio de 2012

Caer con estilo

Como vivimos en una sociedad cada vez más mediatizada por la imagen, en la que todo ha de ser un buen espectáculo, y como todo tiene la pinta de que algunos han decidido nuestra caída, será cuestión de dar buena imagen y que sepamos caer con gracia. Y eso podemos hacerlo de dos formas: haciendo una pirueta final, quedar de pie y saludar al respetable, cual gimnasta. O bien intentando arrastrar en la medida de lo posible a quien haya decidido tirarnos. Como esto último no lo sabemos (ni si es así ni, de serlo, quién está detrás, aunque tengamos nuestras sospechas), mejor disparar antes de preguntar. Y salpicar con nuestra sangre a cuantos más mejor si es que no podemos acometer la pirueta final

La cuestión es dar un buen espectáculo y que sea el nuestro, no el de otros.

miércoles, 18 de julio de 2012

Mis medidas de tiempo

Más allá de las medidas oficiales del tiempo (en horas, minutos, estaciones...), cada uno tenemos nuestro propio calendario, nuestra personal manera de insertarnos en el río cronológico. En mi caso, cuando estudiaba (ahora aún queda un cierto rudimento administrativo que me obliga a ello), el tiempo se medía en cursos, los años empezaban en septiembre (en octubre cuando fui a la universidad) y terminaban en junio, con una tierra de nadie veraniega, una especie de tregua temporal en la que todo quedaba como en suspenso y sin dirección (vacación viene de vacar, de ir sin rumbo, a diferencia del resto del año, en que tenemos unos objetivos que cumplir). Ahora que los años se van acumulando a la espalda (y puede que ya tenga más detrás que delante), el ciclo se ha cerrado, ya no hay interfases (ya ni las vacaciones lo son, debido a que el trabajo y sus esclavitudes han pasado a un segundo plano y ya no me marcan tanto), y puede decirse que el año se divide en dos fases: una de ascenso y otra de ocaso. Las dos tienen que ver con lo solar: una es el tiempo que la luz va ganado terreno, y la otra es la que lo pierde. Y como soy poco solar, siempre me he sentido más a gusto cuando hay menos horas de sol, por lo que voy al contrario que él: si se debilita, yo me vengo arriba. 

Pues bien, en el día de ayer percibí en la tonalidad de los rayos de sol, en las sombras algo más alargadas del mediodía, en algún pequeño y sutil cambio en mis estados de ánimo, que el sol ha empezado a decaer, que a partir de ahora los días se irán acortando y que el verano tiene los días contados. Empieza, pues, otro de mis ascensos.

jueves, 12 de julio de 2012

En el túnel

En estos instantes, cuando destella algo de luz en medio de la oscuridad en que nos hallamos sumidos, sólo sirve para que, por contraste, veamos más negro todo lo demás. Hará falta mucha luz. Tanta que cuesta imaginar quién y cómo se va a lograr. 

martes, 10 de julio de 2012

Manifiesto

Leyendo sobre Kafka el otro día, descubrí que uno de sus estudiosos le calificó de "anarquista metafísico". Me sonó tan bien, que me enrolé en las filas de tan sonora y redonda etiqueta. Me declaro anarquista metafísico. Sea lo que sea. 

sábado, 7 de julio de 2012

Haciendo la revolución

La última gilipollez revolucionaria es ir a trabajar vestido de negro. Como a determinados grupos les tocan más de cerca algunas medidas gubernamentales, para demostrar su disconformidad, van y se ponen de luto. Y luego se comentan los modelitos, se hacen fotos y las cuelgan en las redes sociales de turno: mirad que chulos somos que protestamos, nos implicamos y ayudamos a cambiar las cosas. 

Mientras tanto, en algún despacho hay alguien que debe estar pegándose unas buenas risas.

De un tiempo a esta parte, uno de mis mottos es que nos merecemos todo lo que nos pase. Pues suma y sigue.

viernes, 6 de julio de 2012

El buscador de oro

Vivir en uno mismo, sea eso lo que sea, royéndose, excavándose, rumiando, digiriéndose. A simple vista, parecería egoísta, ya que se crea el espejismo de que se vive para uno y que todo ha de pasar por y para uno. Ciertamente algo de eso hay. Pero también, y esto es fundamental, no deja de ser uno un mero instrumento a través del cual pasar todo el flujo de lo propio y lo ajeno, como esos buscadores de oro, infatigables, avejentados, batea en mano, removiendo la orilla en busca de míseras pepitas de oro, partículas de valor en medio del detritus que es la vida.

sábado, 30 de junio de 2012

Buena cara

Ante una misma situación objetiva X (por poner un ejemplo, la situación económica) podemos reaccionar de forma positiva o negativa. Puede que no podamos controlarlo todo, pero sobre lo que sí tenemos algo de control es sobre nuestra actitud. Y no es lo mismo ir de derrotista que sobrellevar las cosas con cierto humor. Aunque tengamos motivos para amargarnos, hacerlo es ponernos una losa encima que hará más difícil levantar cabeza. Ya lo dice el refranero: al mal tiempo, buena cara. Así que ya saben, disfrutemos un poco, y no dejemos que la oscuridad que quieren que nos rodee nos impida ver los pequeños destellos de luz que hay por todas partes.