jueves, 28 de septiembre de 2006

Más masificación


Cuidado con las masas. Y con sus líderes.


Ya dije una vez que la masa es tonta. El problema es cuando sus supuestos líderes se ponen a su altura. En ese caso son tan intercambiables como los hombres-masa que conforman la aglomeración a la que se supone que lideran. Es más o menos nuestra situación. Nuestros líderes (políticos, religiosos, intelectuales...) se han puesto a la altura de la masa. Se han olvidado de que son hombres-individuo. Cada vez que hablan tiemblo. Gentes que podrían ser dignísimos seres humanos se ven reducidos a simples abanderados de tumulto, en meros portadores de pancarta (es decir, en los que van delante, pero sin ser nada distinto de la aglomeración misma). El mundo moderno es de las masas, eso nunca hay que perderlo de vista. Pero si resulta que los que están por delante también son masa y forman parte de la masa, mal vamos. Entonces ocurren cosas como las que vemos casi todos los días.
¿Porqué a nivel masa nos atrevemos a actuar de modos que en el plano individual noi siquiera pensaríamos? Eso les está ocrriendo a muchos de nuestros líderes, dispuestos a insultar a cualquiera que se les ponga por delante, cuando en sus vidas privadas seguro que eso de insultar lo consideran descortés y maleducado. A lo mejor el origen está en la distinción público/privado (correspondiendo, más o menos, lo público a lo masivo, y lo privado a lo individual), que es una de las escisiones de la modernidad, que nos provocan una cierta esquizofrenia.

lunes, 25 de septiembre de 2006

Espantao me tengo


Empiezo a tener miedo. Van ya unas cuantas veces que, como quien no quiere la cosa, se cumplen cosas que he dicho o que he pensado. Hace muchos años supe la fecha de la muerte de un amigo con algunos meses de antelación (no es que me comiera el coco con eso, pero estaba enfermo y me paso ese día por la cabeza). No sólo la fecha, sino también el momento exacto en el que yo me iba a enterar de la noticia de su fallecimiento. No le di demasiada importantcia. Desde entonces no me había pasado nada raro de este estilo.

Pero es que llevo una temporada que no salgo de mi asombro. Hace unos meses dije, medio en broma, la hora en que un paciente iba a morir. Quedaban aún unas diez horas para que ocurriera, y es cierto que ya estaba muy mal. Todos sabíamos que iba a morir, pero no cuándo. Lo que dije fue "nos va a tener toda la noche en danza y se morirá a las 7:30". Bingo. Fue sólo uno de mis habituales comentarios cínicos, a los que ya están acostumbradas mis compañeras. Lo peor de todo es que llevo acertadas unas cuantas muertes y desgracias, y no me hace ninguna gracia. Tampoco es que me ponga a meditar ni saue una bola, simplemente lo digo o lo pienso.

Otro episodio fue cuando, también en el trabajo, dije que hacía tiempo que no teníamos ningún ahogado. Estoy en un lugar eminentemente turístico, y es habitual tener gente ahogada, bien por accidente o por imprudencia (la verdad es que eso es lo de menos, hay que hacer lo máximo por ellos). Pero hacía ya un par de meses que no teníamos ninguno. Y voy yo y digo que hace tiempo que no nos viene ningún ahogado. Pues al cabo de dos días tuvimos uno.

La última es tal vez la más sorprendente. Hace unos días tuve un sueño:

-¿Cuándo vuelvo a verte?.
-El próximo domingo estoy de guardia.
-Muy bien. Hasta el domingo.

Ayer fue domingo. Y la vi. Porque ella estuvo de guardia. No lo sabía, porque no tengo acceso a las planillas de guardias de los médicos. Y tampoco lo había oido por allí.

Empiezan a tenerme miedo. Me estoy ganando fama de brujo en el trabajo. No creo en estas cosas, pero la verdad es que ya me empiezo a mosquear con tanta casualidad.

Quién sabe. Igual algún día acabo saliendo por televisión con túnicas de lentejuelas y echando las cartas a los famosos. En ese caso intentaré no hacer ningún reportaje mostrando mi colección de tangas de leopardo.

domingo, 24 de septiembre de 2006

En torno al carpe diem


El presente no se puede vivir.

No hay que vivir cada día como si fuera el último, sino como si fuera el primero (¿proverbio chino?).

El presente es tan sólo el nudo que une pasado y futuro.

"Hay que aprovechar el momento", me dices. Yo lo hago, pero es que ahora es el momento de sufrir.

"Hay que disfrutar", me espetan algunos seres-parciales. Yo diría más bien que hay que vivir, y en la vida también se sufre, si no no sería vida. Como si vivir fuera una fiesta continua.

Si no fuera por los malos momentos no valoraríamos los buenos.

En el fondo, ese carpe diem parcial es una renuncia, una mutilación. Se esconde en él un cierto tufillo de desprecio por la vida.

Al placer y al goce le opongo la intensidad. Intensidad en las alegrías. Y también en las penas.

sábado, 23 de septiembre de 2006

Viajeros en el tiempo


¿No sería estupendo encontrarnos con algún viajero del tiempo? Alguien que, bien de forma consciente o inconsciente hubierra atravesado el tiempo y hubiera aparecido aquí y ahora. Me encantaría hacerle de guía, y que me contara lo que le parece nuestra época (seguro que vería cosas positivas y negativas que nosotros no vemos), y que me explicara cosas sobre la suya (sobretodo si viene del pasado).

viernes, 22 de septiembre de 2006

Buscando una canción


En los últimos tiempos ando buscando una canción. La he oído varias veces, en la radio, en algunos de los locales nocturnos a los que acudo. Ha llamado mi atención. Es contundente. Me gusta. Pero no sé quién la interpreta, ni cómo se llama. No es actual, tendrá ya al menos un par de años. Canta una chica. No sé cómo hacer para averiguar qué canción es. He mirado en internet, en sitios de música independiente (me parece que es de ese tipo de música), pero, como era de esperar, nada de nada. El otro día pasó por delante de mi un coche en el que sonaba a todo volumen. Estuve a punto de salir corriendo tras él para preguntarle a la conductora por la canción. Pero resulta que no estoy en forma y no hubiera podido alcanzarla. Da rabia esto de tener en la cabeza una música y no saber nada de ella. Seguiré esperando a ver si la ponen en la radio y si alcanzo a enterarme del titulo o del grupo que la interpretan. O si en una de las próximas marchas la ponen, asaltaré al pinchadiscos para que me dé la información que necesito.

Mientras tanto, apelo a los (pocos) lectores para que me ayuden. ¿Alguno de vosotros sabe cuál es esa canción que me persigue y que no puedo quitarme de la cabeza?. Gracias por anticipado.

martes, 19 de septiembre de 2006

Olor


La ciudad. El humo. Los coches. El asfalto. La gente. Los ruidos. Y de pronto, un ligero aroma a césped recién cortado. Esbozo una sonrisa. El campo quiere invadir la ciudad. Si lo intenta, tal vez algún día consiga conquistarla.

lunes, 18 de septiembre de 2006

domingo, 17 de septiembre de 2006

En la onda


Hoy me toca hacer un poco de autobombo. Resulta que unos amigos y servidor estamos colaborando en un programa de una radio municipal de Mallorca. Bueno, en realidad el colaborador es un amigo, que, igual que la canción, pide "una ayudita de los amigos". Así que en realidad yo sólo soy un colaborador del colaborador. No aspiro a nada más. De lo que se trata es de pasar el rato de la mejor forma posible. Hace ya un año que estamos en esto, y lo que empezó como algo esporádico (lo de colaborar con mi amigo el colaborador) se ha ido convirtiendo en una costumbre.

La temática del programa en general es la de cualquier magazine de tarde, con contenidos de deportes, cultura, glosar la vida del pueblo... Pero en concreto nosotros estamos en la sección que se encarga de hablar de libros. Todos los lunes, durante una hora, Art se pone los auriculares y pone en marcha su sección, en la que se recomiendan libros y se intenta promover la lectura. A veces se hacen programas monográficos sobre una obra (Ilíada, Odisea, Rojo y Negro, El nombre de la rosa... son algunos títulos que ya han pasado por las ondas), sobre un autor (Poe, Nietzsche...), o sencillamente comentamos la lista de los libros más vendidos o hacemos recomendaciones cortas de libros para regalar (esto tiende a suceder en Navidad o antes de las vacaciones). Intentamos llevar los temas preparados y hacerlo lo más entretenido posible. Ninguno de nosotros somos Sánchez Dragó, así que intentamos huir del típico programa aburrido y pedante. Porque creemos que la lectura, que en sí es algo muy serio, no está reñida con la diversión y las risas. Por eso, poco a poco la cosa ha ido derivando a una sección en la que se combina la risa y el cachondeo con los temas que nos sugieren las lecturas que recomendamos. Vamos, que unimos risas y lectura. Todo ello acompañado por buena música que nos viene muy bien para rellenar un poco de tiempo y para que los oyentes (si es que tenemos más de uno) descansen de nuestra tontería.

¿Porqué digo todo esto?. Pues para que, si algún lunes a las 18:00 estáis aburridos ante el ordenador, no dudéis y escuchad las estupideces que nos dejan decir por la radio (a veces me sorprendo preguntándome cómo es que todavía no nos han dado puerta, porque a veces nos pasamos un poco, supongo que es una de las ventajas de estar en una radio pequeña que seguro que casi nadie escucha).

La cita es todos los lunes a las 18:00 en radio Calvià (hay en la esquina superior izquierda un enlace para oirla en directo). Estáis invitados (y adevertidos).

viernes, 15 de septiembre de 2006

Llueve


No intente hacerlo si no quiere ganarse una buena neumonía


Me encantan los días otoñales y lluviosos.

jueves, 14 de septiembre de 2006

¿Fantasmas?


Me muevo en un ambiente de ciencia y racionalismo (en la medida en que esto es posible). Un hospital es un lugar cada vez más tecnificado y con muchos profesionales que trabajan basándose en conocimientos científicos (al menos debería ser así). ¿A que queda bonito?. Ciertamente lo sería si fuéramos seres racionales. Pero resulta que tenemos una parte de irracionalidad que sospecho que es mucho mayor de lo que creemos, y ésta interfiere en la ciencia y en nuestro trabajo.

Lo digo porque a veces nos cae la máscara y nos tenemos que enfrentar a nuestros terrores y a lo que somos en nuestra más profunda intimidad, a pesar de que no creamos en supersticiones (o que digamos que no creemos en ellas, porque en el fondo, la ciencia es una superstición más sustentada por un acto de fe).

¿Aqué viene todo este rollo?. Sólo es una introducción para contar que me sorprende la cantidad de sucesos extraños ocurren en las paredes de un hospital. Quien más quien menos ha visto o ha sentido algo raro (sombras, apariciones, ruidos...) o conoce a alguien que ha tenido experiencias de estas. Algunas de ellas son pura leyenda urbana (ya sabéis, "tengo un conocido que conoce a alguien que vió..."), pero hay otras que se cuentan en primera persona, y por gente de la que es difícil dudar. No se suele hablar mucho de esto, pero hay veces en las que nos lanzamos a contar nuestras experiencias, y entonces es cuando salta la sorpresa, porque resulta que varias personas te cuentan lo mismo sin que ninguna de ellas supieran que a la otra le había pasado lo mismo.

No creo en fantasmas ni en espíritus ni en nada de eso (ni siquiera creo en el alma), y yo nunca he visto nada extraño. Pero me llama mucho la atención que se cuenten tantas cosas raras dentro del hospital. Seguramente es sugestión, mala interpretación de fenómenos perfectamente explicables o superstición (es lógico, un hospital es un lugar que acumula mucha muerte y mucho sufrimiento, además de, por las noches, ser bastante siniestro con esos pasillos largos y en penumbra). Pero siempre queda un margen para la duda, para el escalofrío al pensar que tal vez una pequeña parte de lo que se cuenta no tenga ninguna explicación racional. O tal vez sea que necesitamos creer en lo increíble, que nuestro lado irracional reclama atención y quiere estar presente de algún modo. Sería interesante recopilar estas historias (que están ahí, aunque no queramos reconocerlas y escudarnos en la ciencia). Seguro que saldría un libro grueso y curioso. Tendría un gran valor antropológico.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

Insomnio de una mañana de verano


-8:00 .- Salgo del trabajo. Tras diez horas de oír las alarmas de monitores, bombas de infusión, termómetros, respiradores y demás parafernalia. no ha sido mala noche, pero ha sido pesada.

-8:20 .- Llego a casa. Desayuno.

-8:30 .- Me acuesto (trabajar por la noche es lo que tiene, primero desayunas y luego te acuestas, al revés que el resto del mundo).

-Antes de las 9:00 Ya estoy dormido. Lo supongo porque no recuerdo haber oído sonar las 9 en el reloj.

-9:50 .- Empiezan a picar y a hacer ruido justo debajo de la ventana. Vivo en un primer piso y están usando sierras mecánicas para cortar unas rejas. Me iría a una de las otras habitaciones de la casa, que dan a los patios traseros de la manzana, pero por ahí hay alguien usando un martillo neumático. Estoy hasta las narices de obras.

-10:15 .- Tengo unas ganas locas de matar a alguien. Menos mal que han parado.

-12:00 .- Otra vez a serrar y a dar golpes.

-13:45 .- De nuevo ruidos. Decido levantarme, que ya es casi la hora de comer. Creo que he dormido lo suficiente (con interrupciones) como para aguantar bien el resto del día.

Pero sigo con ganas de matar a alguien. Menos mal que:

-16:30 .- Un café en el bar de la universidad en buena compañía

y

-19:00 .- Sesión de cine también en buena compañía

me reconcilian con el mundo y calman mis ansias asesinas. De momento.

domingo, 10 de septiembre de 2006

Wonderbrass (II)

Sí , ya sé que estoy pesadito con estos tipos, pero es que en otra entrada hablé de poner algún video de esta gente, porque contado no se ve lo que realmente son. Y por fin encontré un buen video en el que sale su música y escenas de su espectáculo. Para que disfrutéis.

viernes, 8 de septiembre de 2006

jueves, 7 de septiembre de 2006

Masificación


Fragmento de la película The Wall de Pink Floyd (son las canciones In the flesh, Run like Hell y Waiting for the worms), donde se recoge una de los fenómenos más siniestros que pueden ocurrir con las masas.

Aunque no siempre nos demos cuenta y a veces no lo queramos ver, las cosas tienen más de una lectura y una cara desde la cual contemplarlas y estudiarlas. La realidad es poliédrica. Lo mismo ocurre con el ser humano. A nivel individual es interesantísimo, su comportamiento contradictorio supone el acicate para siglos de reflexión y estudio. La gente en general es inteligente. Conozco personas sin demasiados conocimientos que pueden dejarte sentado con alguna frase lapidaria. Otra cosa distinta es que a menudo no sepan darle contenido a su inteligencia o que la desvíen hacia actividades poco constructivas (analizar el comportamiento de los vecinos, los famosos, los clubes de fútbol y sus historias, por poner algunos pocos ejemplos). Pero como conclusión me quedo con que la gente es inteligente y muy interesante. Me gusta tratar con las personas.

Pero si nos vamos a otro plano, el grupal, resulta que la gente es tonta, manipulable, primaria, inconsciente, indiferenciada. En la masa los individuos dejan de serlo para pasar a formar parte de un conglomerado que en realidad no los necesita, porque tanto da uno que otro. Y las masas son maleables. Como esos monigotes que se venden que son una goma llena de arena y con una cara dibujada, a los que se les puede dar la forma que se quiera. Eso es lo que pasa con las masas. Cualquiera puede llegar y darles forma. Sólo hace falta neutralizar a los individuos que hay en ella, impedir que destaque lo que nos distingue, lo que nos divide de los demás.

Los tiempos modernos suponen la irrupción de esta realidad que es la masa. La superpoblación y las nuevas formas políticas facilitaron que aparecieran las masas en la escena mundial. El siglo XX es el escenario en el que las masas han desarrollado su acción. Al decir esto, mucha gente puede pensar en los totalitarismos que ha dado ese siglo. Eso fue la cara más degradada y lamentable de cómo se puede manipular a las gentes. Pero la cosa no termino con el fascismo y el comunismo. Porque en nuestro mundo democrático también se aprecia la irrupción de las masas. De cada vez hacemos más cosas en grandes grupos. Conciertos, espectáculos deportivos, audiencias, manifestaciones. En todos estos fenómenos sólo importa el número, que haya muchos. Cuantos más, mejor. Incluso se dice con admiración: "menudo gentío".

Puede ser que sean muchas personas que libremente decidan acudir a estos sitios, o que pongan la tele en un canal. Pero me temo que muchas veces hay un cierto efecto gregario y acrítico en todo esto. Porque también se dice a menudo: "habrá mucha gente", como si eso fuera argumento suficiente.

La explicación podría residir en algo así como un deseo de disolución. De tanto en tanto necesitamos diluir nuestra individualidad en el grupo, hacer algo en consonancia con los demás. Puede que hasta sea sano para nuestras mentes. Porque no somos individuos aislados, sino que vivimos en sociedades, y a veces hay que acallar al individuo que somos para reforzar la pertenencia a la sociedad. Creo que las fiestas populares responden a este impulso. En ellas la sociedad se unifica, se diluye y queda como nivelada (muchas fiestas se basan en una ridiculización de las figuras importantes, bajándolas en cierto modo del pedestal en el que están el resto del año). Pero eso ocurre sólo una vez al año. Lo malo es cuando hay un deseo patológico de diluirse de forma continua. Eso sí que me parece peligroso. Y es lo que veo a mi alrededor más de lo que me gustaría.

miércoles, 6 de septiembre de 2006

Hoy es diferente


¡Qué raro es vivir! Un día estás ocurente, gracioso, fluido, todo sale a pedir de boca, hablas bien y te sientes mejor. Y al día siguiente te ves torpe, te cuesta encontrar las palabras, te atrancas, tus chistes no hacen gracia y la ropa no te sienta bien. Y al fin y al cabo hoy eres el mismo de ayer (¿o no?). ¿Será la comida?¿Será el clima?¿Tendrá que ver con el riego?¿O es más bien culpa de los demás?. Muchas preguntas y muy pocas respuestas.

domingo, 3 de septiembre de 2006

Fotos


Me encantan las fotos antiguas. Las del siglo XIX. Con su blanco y negro a veces desavíado y sus tonos sepia. Son fotografías solemnes, preparadas. Se nota que hacerse una foto en aquella época era algo más o menos extraordinario, y se hacían para conmemorar momentos especiales, no como ahora, que hacemos fotos de todo (y de cada vez más, desde que hasta los teléfonos llevan cámara incorporada) . Las posturas son forzadas, se les nota que están posando. Siempre miran a la cámara, y eso les da un cierto aire de misterio, porque al ponernos ante una de estas fotos, parece que sus protagonistas nos están mirando desde el pasado. Se produce en ellas un punto de contacto sin intermediarios entre el presente y el pasado. Es estremecedor cómo personas que han muerto hace tiempo parecen estar pidiéndonos algo desde el papel fotográfico, como si tuviéramos alguna deuda para con ellos. En cierto modo es así. Incluso es inquietante mirar a los ojos de esta gente, porque parecen que nos miran personalmente a nosotros. En fin, que me gustan las fotos antiguas.