domingo, 10 de abril de 2016

La nueva política

Detesto la autoayuda y el new age. Paulo Coelho es para mi la auténtica encarnación del diablo. Partiendo de ahí, detecto mucho estilo y lenguaje new age en eso que han dado en llamar la nueva política. Eso de empeñarse en presentarse como nuevos ya es algo sospechoso, como si con la etiqueta quisieran aclarar algo que no se nota en el producto que venden. Eso por no hablar del tono pedagógico y de profesor que está impartiendo la lección de todos sus protagonistas. Que muchos de ellos sean profesores y vengan del mundo de la universidad es un hándicap, por lo que tiene de "yo soy aquí el que sabe y os he venido a enseñar, chicos", y por el alejamiento de la realidad que padece la universidad. Este tono, además, es demasiado uniforme a pesar de sus proclamas en favor de la diversidad, la pluralidad y todo lo múltiple, defensa que únicamente sirve para señalar la intolerancia de los demás, pero que a la hora de aplicarse a ellos, no acaba de cumplirse del todo.

Tengo la mala costumbre de dejarme llevar por las primeras impresiones, y la nueva política no me gustó desde el principio, ni ética ni estéticamente. El paso del tiempo ha ido reafirmando mis sospechas. 

martes, 5 de abril de 2016

Deficiente comprensión

En España padecemos un problema de comprensión. Por exceso (por ver cosas dónde no las hay) o por defecto (por no ver lo que de verdad hay), hay muchas cosas que se malentienden. Y una vez malentendidos, ya no aceptamos explicaciones. Nos ponemos las anteojeras, tenemos el camino seguro trazado y ya no nos salimos de él. 

Podría ser una cuestión de ignorancia. Sería lo mejor. Pero a veces pienso que no es posible tanta ignorancia, que ha de haber un elemento de voluntad, que hay mucha mala leche en ello. 

Las anteojeras no nos las ponen, nos las ponemos nosotros mismos, lo cual es aún más grave.