jueves, 31 de marzo de 2011

Aguas lentas

En las aguas corrientes, en perpetuo movimiento, no crece nada. Hacen falta remansos para generar algo. Y algo de turbidez.

Puede que haya que correr, pero no es sino en la quietud donde se es productivo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

Fermentando ideas

En los últimos días he desperdiciado muchas ideas para hacer entradas. Se me ocurrían cosas, e incluso esbozaba mentalmente cómo iba a escribirla. Pero llegaba anye el ordenador, y no me acordaba de nada d elo pensado. ¿A dónde se habían ido esas ideas? Lo lógico es pensar que a ningún lado, que se habían volatilizado. Pero, ¿de verdad lo olvidado desaparece? ¿No queda ahí fermentando en algún recóndito circuito neuronal, dispuesto a dispararse cualquier día? Estoy seguro de que esas ideas volverán. Bajo la misma forma o transfiguradas. 

Sólo espero que cuando llegue el momento de plasmarlas, no se hayan vuelto a escurrir.

lunes, 28 de marzo de 2011

Hacer o no hacer?

Algunos días puede con uno mismo la pereza, la desidia de ponerse en marcha y hacer lo que hay que hacer. Sabes que debes cumplir el deber, sea autoimpuesto o no. Pero no lo haces. O no del todo. Y quieres, pero no lo haces y te escudas en cualquier mínima y tonta excusa.

Puede que sea que lo que en realidad quieres es no hacerlo, y te dejas arrastrar sin más, cumpliendo con el íntimo deseo que se oculta bajo la capa del deber (que probablemente también sea la expresión de algún otro deseo). Y pasan los días, y sigues sin hacer lo que has de hacer y quieres hacer. Y te culpas y te atormentas por esa lucha interna. Te desgastas. Al final, tan pesado es hacer como no hacer. Lo uno, por el esfuerzo. Lo otro, por el remordimiento.

viernes, 25 de marzo de 2011

Moribundia

Aunque llevo más de diez años "ejerciendo" la enfermería (al menos de forma nominal, y según los usos del momento), he de reconocer que a medida que pasa el tiempo me afecta más ver morir a la gente. Aunque siempre es desagradable (nunca me han gustado lo que llamo "ambientes fúnebres" de los familiares), ahora me lo parece más. Y no por el hecho de la muerte en sí, algo que todos hemos de afrontar y que tarde o temprano llegará, sino por las circunstancias que la envuelven en un medio tan extraño como es un hospital. Mucha tecnología, incluso muchos cuidados y miramientos, pero morir sigue siendo un mal trago. Uno que muy a menudo no nos dejan mirar de cara y en primera persona (todo lo que podemos, ya que el morir, en sentido estricto, es algo que no experimentaremos jamás), y todo por pura consideración hacia nosotros.  Claro está que no siempre es posible, pero me parece fundamental que el que va a morir pueda ser consciente de que se está muriendo y obre en consecuencia (o no). 

Los debates sobre la eutanasia me hacen gracia, ya que no hay muerte buena, y tal vez la mejor forma de hacerla buena es, cuando llegue, estar ahí para darle la bienvenida. Me parece lo más humano. Dormirnos, sedarnos, me parece un escamoteo. Siempre he dicho que ya que no estuve cuando nací, quiero estar el día que me muera. ¿Es demasiado pedir?

miércoles, 23 de marzo de 2011

Confesando lo inconfesable

Hay cosas que no contarías ni a tu madre, pero que de repente, viene algún extraño, y se las dices. Supongo que tiene que ver con los cauces que una relación ha ido tomando, con las vías que se han trazado con el tiempo, que hacen que se pueda ir por unos derroteros y por otros no. En cambio, con alguien nuevo, la cosa está por hacer, y lo inconfesable todavía tiene cabida, aunque sea a modo de tanteo del otro (que al fin y al cabo, en tanto que nuevo, todavía no es imprescible o importante).

lunes, 21 de marzo de 2011

Bajo tu ventana

Sales de una cena. Con el estómago pesado y la hernia de hiato dando guerra. Molesto. Sin ganas de ir a dormir. Decides dar una vuelta con el coche para despejarte y a ver si se pasan las molestias. Y sin saber cómo, acabas en un portal de una finca que una vez fue importante para ti. Aparcado. Mirando a un ventanal que una vez tuvo luz, pero que ahora está apagado. Y entonces cae un mundo sobre ti. Recuerdos, sensaciones que creías ya extinguidas. Y el dolor. 

Decides retirarte. La vuelta a casa se hace larga y vas con la mirada perdida en las líneas de la carretera. Con la guardia bajada. Sin defensa. Y se te escapa una lágrima. 

El estómago ya no molesta. Al menos podrás acostarte. Pero a cambio se te ha ninstalado otro dolor. 

domingo, 20 de marzo de 2011

Muddy Waters. Electric mud

En 1968, la discográfica Chess estaba en horas bajas. La ola de rock británico, el soul de la Motown y la psicodelia habían dejado arrinconados los sonidos rudos del blues (aunque todas estas corrientes bebían de ellos). Los años 50, época de esplendor de la Chess, habían quedado atrás. Por eso, con el fin de relanzar el sello, el gerente propuso a uno de sus artistas más reconocidos, Muddy Waters, hacer un disco de blues con sonidos más contemporáneos que se adaptaran mejor a los gustos de la gente. Así surgió Electric mud, un oscuro y difícil trabajo en el que se mezclan los sonidos del blues con la psicodelia más eléctrica al estilo Hendrix. Con una estructura un tanto caótica y de Jam session más que de disco elaborado, las canciones se alargan y los sonidos repetitivos se confunden en una curiosa cacofonía. Incluso se permiten versionar temas soul de forma improvisada y a modo de divertimento.
La recepción fue pésima: ni tuvo buenas críticas ni buenas ventas.  Incluso Muddy Waters renegaba de él, al no reconocerse en su sonido. Pero como ocurre a veces con estas cosas, con los años se ha ido revalorizando hasta ser considerado un disco importante e influyente.

sábado, 19 de marzo de 2011

Treme: la postdestrucción

Nos gustan las catástrofes. Sobre todo si ocurren en lugares lejanos y podemos contemplarlas cómodamente desde el salón. La compasión nos obliga a decir "pobres" y "qué desastre". Pero lo que nos gusta es la estética del caos y la tragedia. Lo que viene después (que tal vez sea lo más interesante: el cómo, tras el blitz de la desgracia, la gente se adpta y sale adelante) queda relegado a un segundo plano, desplazado por las nuevas y espectaculares estampas de destrucción que se van sucediendo aquí y allá.

Casualmente, en estos días me he puesto a ver la serie Treme, que tenía en la lista de espera desde hacía tiempo y que trata precisamente de eso, de cómo el personal se las apaña en Nueva Orleans tras el arrasador paso del huracán Katrina, en el 2005. La serie se centra en el caso de la experiencia de los músicos, importante comunidad en aquella ciudad, y sus dificultades para ganarse la vida. Desde una perspectiva coral, pues son varios los personajes e historias protagonistas (a destacar el papel de John Goodman como profesor universitario), se nos muestran las dificltades de la gente, algo que no vemos en los noticiarios y, aunque sea ficción, te haces a la idea de que lo peor no es el caos en sí (al fin y al cabo eso son unos intantes, horas a lo sumo), sino la postdestrucción.



jueves, 17 de marzo de 2011

(Re)tomando la tesis

Tras la defensa de mi memoria de investigación, el pasado mes de junio, decidí tomarme una pausa "administrativa" en mis quehaceres de doctorado hasta que los papeleos se acabaran y tuviera en mis manos el Diploma de Estudios Avanzados (DEA). En realidad era una excusa como cualquier otra, ya que se trataba de un mero trámite, una vez aprobada la memoria (y eso es algo que te dicen al acabar de defenderla). Y al final, entre unas cosas y otras, te das cuenta de que ha pasado ya casi un año y que no has hecho casi nada. Cosas de la pausa (y de los preparativos del traslado de hospital y el traslado mismo, que si bien no te roban un tiempo excesivo, sí que te tiene un tanto descentrado de otras cosas). 

Llevo tiempo diciéndome que ya es hora de volver a poner en marcha los motores, de calentar la maquinaria y retomar, ya en serio, las ideas y textos que he ido recopilando. Pero era como el fumador que se dice que el lunes lo deja. Sin embargo, poco a poco, he ido entrando en materia, al menos en cuestión de mentalización. Si al terminar la memoria no tenía mucha idea de cómo enfocar el asunto (la memoria tenía que ver con él, pero no del todo, era más bien una cuestión colateral sobra la que me interesaba trabajar), estos meses de descanso han cristalizado en algunos hilos que tirar y esbozos de caminos que seguir. Nada importante aún, tan sólo pequeñas sendas a machete en la jungla. Ahora hay que desbrozar, aplanar, asfaltarlos y convertirlos en autopistas. Esa será la tarea. 

Y a modo de señal, como resorte que aprovecharé para saltar, varias y casi simultáneas novedades editoriales. Por un lado, el volumen quinto de la  traducción de la correspondencia de Nietzsche (sí, la tesis, para quien no lo sepa, va sobre Nietzsche), que casi completa la serie (falta únicamente un volumen por aparecer), pero que a estas alturas ya no me es tan importante como lo fue para la memoria de investigación. Y por otro, y mucho más fundamental, la aparición del volumen I de sus obras completas.  Ya era hora de que aparecieran unas obras completas de Nietzsche en español, que recopilan algunas traducciones ya publicadas y aportan nuevos textos (menores, eso sí, ya que el grueso de la obra nietzscheana ya estaba publicado). Con esto, los póstumos que aparecieron en cuatro volúmenes hace unos años (con polémica incluida en torno a la traducción, dicho sea de paso, y espero que no ocurra lo mismo con las obras completas), todo el universo de libros y artículos escritos en torno a Nietzsche y su pensamiento y, por supuesto, los originales alemanes y la ayuda de mi director de tesis (que otra cosa no, pero alemán sabe un rato, no en vano ha traducido a Heidegger, Hegel y al propio Nietzsche, con algún premio de por medio, con lo cual puede suplir mis carencias cada vez menores con el alemán), hay material suficiente para ir tirando.

Es ahora o nunca.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Como un cencerro-antena

Desde hace unas semanas, se me ha metido en la cabeza que las alteraciones que siento en mi organismo tienen que ver con el ambiente: la llegada de la primavera, las tormentas solares, incluso los terremotos y las revueltas en el norte de África y el malestar por la crisis. Como una antena. Cualquier excusa es buena para mi hipocondria y para darle una explicación al nerviosismo e inquietud (sin motivo alguno) en que vivo instalado de un tiempo acá. Por primera vez en mucho tiempo, mis molestias vienen de fuera, y no están provocadas por extrañas y graves dolencias internas. Eso ya es un avance, porque en mi nerviosismo estoy tranquilo. Parece que la cosa ya ha salido de mí, ahora hace falta que se aleje. Pero, ¿no habré perdido algo importante entonces?

Y mientras tanto, ¿no debería ir al médico? Total, para que me diga lo de siempre... 

¿Y si esta vez...?

martes, 15 de marzo de 2011

Morir de éxito

Tanta información al minuto, tanto enterarnos de los mínimos detalles de todo lo que ocurre en cualquier rincón del planeta, desde luego es un logro y hay que celebrarlo. Pero sucede que la avalancha es tal, que nos sepulta y confunde. Como vemos las cosas en su puro suceder, percibimos los titubeos y las indecisiones de los responsables, y eso, que supongo que es normal y ha pasado siempre, ahora que lo vemos, es inquietante. Si le sumamos que tendemos a focalizar la atención en las grandes desgracias, y que a todas horas hay sucesos impactantes en marcha (antes, sólo nos enterábamos de nuestras vidas y poco más), se crea una sensación de pesimismo, desamparo y negatividad que nos puede llegar a paralizar y a no traernos nada bueno.

Conviene, pues, buscarse alguna forma de conocer y dar a conocer lo agradable que ocurre por el mundo, aunque no sea tan llamativo ni dramático como las desgracias, para contrarrestar un poco y amortiguar la desazón creciente. De lo contrario, corremos el riesgo de que algún logro de la humanidad nos acabe sepultando.

lunes, 14 de marzo de 2011

Polemos interruptus

Últimamente algunas entradas viejas han recibido comentarios críticos. No me molesta especialmente. Las cosas que aquí se ponen, por el hecho de estar en el enorme mar que es Internet, están al alcance de cualquiera y son susceptibles de que a alguien no le gusten. A veces incluso busco cierta confrontación, poner algunas ideas en contraste con otras. No tengo problemas en recibir toques de atención, regañinas, e incluso insultos. Eso sí, en la medida de lo posible, respondo. Y ahí viene mi perplelidad. Mis respuestas no tienen respuesta.

Entiendo que mis cosas no le gusten a la gente, que no estén de acuerdo, y que me lo digan. Pero al menos podrían tener la delicadeza de que, ya que lo expresan, al menos no escamotear el debate y/o discusión. Porque si no, la cosa se queda en un dar patadas sin estar dispuesto a recibir réplicas. Y eso ni es justo ni es digno. Y no estoy dispuesto a pensar que les convenzo con mis respuestas y por eso no dicen nada. 

Así que, por favor, si algo no les gusta y me lo dicen, agradeceré que al menos respondan a mis respuestas. Ya que me ponen en la tesitura de la polémica, no me dejen en esta especie de polemos interruptus.

domingo, 13 de marzo de 2011

Radiohead. Lotus flower

No sé qué tiene de hipnótico este video: el ritmo, el extraño baile o el perturbador rostro de Yorke.

sábado, 12 de marzo de 2011

Teléfonos protagonistas

Los teléfonos antiguos sonaban como una exhortación, eran imperativos. Sus timbrazos te levantaban de donde fuera de un salto, e ibas corriendo a contestar, más por dejar de oír esa estridencia que por adivinar quién había al otro lado de la línea. 

Ahora es al revés. Desde que tenemos móviles y podemos ponernos músicas, que normalmente son canciones que nos gustan o que significan algo para nosotros, da pereza responder y lo que apetece es que suene la canción entera, dejando en un segundo plano a la persona que quiere hablar con nosotros (que, dicho sea de paso, de cada vez más es alguien que nos quiere vender algo).

viernes, 11 de marzo de 2011

Niñez difuminada

Más allá del recuerdo, permanecen algunas uniones físicas con la infancia. Gentes, lugares que uno asocia a aquellos años, que siempre irán ligados a la niñez. Sin embargo, cada vez son menos. Se transforman los sitios. Muere la gente. Y llegas a pensar que ya nunca has sido niño. Que eso que te cuentan y que recuerdas es una ficción torpe, una película de serie B. Ni te reconoces en las cada vez más descoloridas fotos. Ya no eres ése, y si queda algo de él, queda muy poco. Tan poco como eso físico atado a la niñez. Como si en realidad ella hubiera quedado impregnada en la materia y los cuerpos y se fuera desvaneciendo con ellos.

jueves, 10 de marzo de 2011

Paradoja del conocer

Curioso el conocimiento: a medida que crece, que se tiene más, se ve empequeñecido por el volumen creciente y abrumador de interrogantes que con él surgen.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Libres


Ser libre no es fácil. Algunos lo intuyen, y temerosos se atan a cualquier cadena. Otros ni se lo imaginan, y se manejan por la vida creyendo que la libertad es una cuestión testicular. 

Del mismo modo que una selva no es un jardín, quien no cuida y cultiva su libertad es un simple salvaje.

martes, 8 de marzo de 2011

Dadivosidad

Un punto de firmeza e intransigencia no viene mal si se quiere tener dominado a alguien. Si quieren algo, hay que dejarles gritar un poco, y luego dárselo haciéndoles creer que su afán lo ha conseguido. Se creerán estupendos. Pero en realidad habrán bailado al son que tú les has marcado.

Claro, que antes hay que guardarse las espaldas y hacer que lo deseado tenga su reverso. No se trata de ceder sin más, sino de que la reivindicación tenga un precio (directamente proporcional a lo que nos cueste a cada uno otorgar).

El problema es que hay que encontrar el momento exacto para otorgar.

lunes, 7 de marzo de 2011

Generación perdida

Ahora que se habla abiertamente de una "generación perdida" para el país, uno se pregunta si en realidad no será más de una. Y si la propia no debería incluirse también entre estas generaciones del desperdicio (y si no es así, es la última generación aprovechable). Intuyo que esto, por mi parte, tiene algo de viejo cascarrabias, que cree que los que vienen detrás de él son unos mindundis.  Pero hay algo más, porque son (somos) gentes que, como ha dicho alguno de nuestros ínclitos gobernantes "las generaciones mejor preparadas de la historia de España". Y puede que sí, pero no se nota esa preparación, no se ven resultados, ni siquiera parece que se valore (al contrario, al revés que antaño, ahora tener estudios es casi el primer paso para la emigración). Debe hacer falta algo más que la preparación. 

Y la cuestión es que llegará el día en que esta/s generación/es tendrá/n que gobernar, que tomar las riendas del país. ¿Qué se puede esperar de ella/s? ¿Resentimiento?¿Indolencia?¿Desdén? La tragedia de desaprovechar potenciales no está en el momento de ser desaprovechados, sino que las consecuencias las pagaremos cuando los echemos de menos. Y esto no pinta bien. Espero equivocarme, como en tantas otras ocasiones. A lo mejor hasta son nuestra salvación.

sábado, 5 de marzo de 2011

Sábado de Carnaval: la chirigota campeona

Como ya viene siendo costumbre en este blog, y por la afición carnavalera de servidor, en el día de hoy toca colgar aquí la chirigota (porque soy más de chirigotas que de otros tipos de agrupaciones) que anoche ganó el concurso oficial de agrupaciones de Cádiz, en un año que dicen algunos entendidos que ha sido flojo. Se trata de la chirigota del Canijo, "Ricas y maduras". A destacar, los cuplés (a partir del minuto 9:30, acerca del Cádiz FC y una concursante gaditana de Gran Hermano), que han sorprendido por su novedosa estructura, a base de repetir las últimas sílabas de algunas palabras, creando ingeniosos juegos de palabras y dobles sentidos. Ahí queda eso: 


viernes, 4 de marzo de 2011

Salir a flote

Ésta, la duda, es el elemento creador y el estrato  más profundo y sustancial del hombre. Porque éste ciertamente no comenzó, en cuanto hombre natural y no sobrenatural, por tener fe; e inclusive el cristienismo reconoce que el hombre, al dejar de ser sobrenatural y convertirse en el hombre histórico, lo primero que hizo fue perder la fe y estar en un mar de dudas. Admirable expresión que todos nuestros idiomas poseen, donde se conserva vívida la más vieja experiencia humana, la más esencial: aquella situación en que no hay un mundo solidificado de creencias que lo sostenga y lo lleve y lo oriente, sino un elemento líquido donde se siente perdido, se siente caer -estar en la duda es caer-, se siente náufrago. Pero esta sensación de naufragio es el gran estimulante del hombre. Al sentir que se sumerge reaccionan sus más profundas energías, sus brazos se agitan para ascender a la superficie. El náufrago se convierte en nadador. La situación se convierte en positiva. Toda civilización ha nacido o ha renacido como un movimiento natatorio de salvación. Este combate secreto de cada hombre con us íntimas dudas, allá en el recinto solitaro de su alma, da un precipitado.

José Ortega y Gasset
De Europa meditatio quaedam

jueves, 3 de marzo de 2011

Desgracia y sorpresa

Las desgracias poseen un claro signo negativo. No sólo por las consecuencias y daños que provocan, sino también por el hecho de irrumpir sin aviso en el discurrir de nuestras vidas. Se produce una sinergia que multiplica sus efectos Lo mismo ocurre con las sorpresas, que también interrumpen, aunque con consecuencias más agradables, y por el mero hecho de ser inesperadas, son más agradables aún (pero mantienen un ligero poso de perturbación). Pero es más fácil integrar la sorpresa que la desgracia en el curso habitual, son menos ruptura, menos quiebre. De ahí que la desgracia tenga un potencial mucho mayor a la hora de presentarla como un punto de inflexión, como uno de esos raros lugares en los que nos abrimos a otra, llamémosle, dimensión. 

Por la desgracia penetra en nuestra seguridad la incertidumbre, ese mundo informe de lo indecidible y de lo que no es, de lo rebelde  y externo a todo dominio.  ¿Cómo atreverse a contemplar las desgracias como atalayas? ¿Cómo perseverar, aún en la desgracia? ¿No haría falta un buen contrapeso para asomarnos a ese abismo y no caer en él? ¿O se trata más bien de caer, de ser arrastrados? ¿Pero, entonces, cómo hacer que hable  y, mal que bien, sacarle algún provecho?

miércoles, 2 de marzo de 2011

Linchamientos en red

No cabe duda de que Twitter nos está brindando grandes momentos. Por un lado están las gentes populares de turno, que se apuntan sin protección alguna a esto de las nuevas tecnologías, creyendo que en la red pueden comportarse como si en la calle se estuviera. Además, se une a esto la compulsión indiscriminada que esta gente tiene a opinar de todo (ojo, que pueden hacerlo, para algo hay libertad de expresión, que no ha de ser confundida con la pontificación). Así han surgido meteduras de para épicas en las que el personal se ha cebado con jolgorio y fruición, convirtiendo los chascarrillos (algunos de ellos sin desperdicio) en los temas más comentados durante días. 

No obstante, por debajo fluye otra cosa. Porque aunque el ridículo ajeno nos de algunas razones para la chanza, a veces se dan auténticos linchamientos en la red a cuenta de las risas y el cachondeíto. Y de algo más. Porque no se escogen ni personajes al azar ni las chispas que inician los incendios son casuales. Se trata de temas sensibles y personajes más o menos incómodos y que caen no del todo bien. Se aprovecha así para hacer en este mundo virtual en el que todos estamos tras la máscara, de acusar y señalar a unos pobres incautos a los cuales ya nos gustaría sacrificar en la vida real y ofrendar a los dioses. La turba internauta (por lo visto, los sociólogos hablan más que de turbas, de bandadas, como si de pájaros se tratara) se ceba en ellos y se retroalimenta, se reafirma a pesar de ser difusa, reconstruyendo el esquema real de la necesidad de marcar y señalar un ellos a partir del cual construir un nosotros. 

Internet va haciendo sus reglas, sus esquemas. Ya no es sólo un pozo sin fondo de información, sino que va constituyéndose en un mundo paralelo, con sus particularidades, fronteras, prescripciones y proscripciones. Algo que hay que tener en cuenta y que es muy digno de estudio. Mientras tantos, nos seguiremos divirtiendo con los próximos linchamientos.

martes, 1 de marzo de 2011

Gnóthi seautón

"Conócete a tí mismo". Eso es lo que cuentan que ponía sobre el portal del templo de Apolo en Delfos, a modo de recordatrio y máxima vital. Pero, ¿hay un "tú mismo"?. Si se lo busca como algo fijo y ya hecho, temo que no. Más bien parece que ese Yo que hay que conocer consiste en un proceso. Y no un proceso con un fin determinado, como si de una entelequia aristotélica se tratara, sino que la gracia de ese proceso consiste en su ser proceso.

Pero tampoco habría que evaluar y estudiar las distintas concreciones del proceso, de ese suceder que sería el uno mismo. No al menos en sí mismas, sino en tanto que huellas del suceso, y con las miras puestas en él, en la historia del uno mismo (que ni siquiera tiene porqué ser un Yo o un Tú), en el despliegue, el suceso del uno mismo.