jueves, 31 de julio de 2008

Trabajando en equipo


Todo el día llenándonos la boca hablando del trabajo en equipo. Que si cada uno realiza sus funciones y entre todos sacamos adelante al enfermo, porque en última instancia es para él para quien trabajamos. Bien, muy bien. Pero al final, la sensación es que, para lo único que sirve es para que quien se siente en un plano superior se calle como una puta y la culpa caiga sobre quien cree que está por debajo.

Igual que el movimiento, que se demuestra andando, el trabajo en equipo se demuestra trabajando en equipo, y no sólo apostolando sobre su conveniencia y maravillosos resultados.

Al final me quedo con una sabia frase que circula por ahí: "enfermería es el toro que mató a Manolete".

PD ajena: si el Mal tiene un rostro, me he cruzado con él hace unas horas.

miércoles, 30 de julio de 2008

Profetas


Jugábamos a que leía nuestro destino en las constelaciones de tus pecas. Algunas predicciones las llegamos a cumplir. Sin embargo, nunca me atreví a realizar la profecía de lo que sabíamos que acabaría ocurriendo.

martes, 29 de julio de 2008

Déficit cero


Debería existir un equilibrio entre el dinero que uno pierde y el que se encuentra. Quien sabe, a lo mejor si hiciéramos cuentas, lo hay.

lunes, 28 de julio de 2008

Palma nocturna: Bluesville


La noche palmesana tiene un lugar sagrado: el bluesville. Una vieja planta baja readaptada a templo para los amantes del blues, del funky y de los ritmos negros. Un local con solera, con mucha solera. Son ya muchos años de música los vividos por esas paredes forradas de madera. Ha tenido momentos mejores y peores, como las dos veces que ha sido cerrado y que lo único que han logrado es acrecentar el aura de este local. Por su pequeño escenario pasan y han pasado los mejores grupos de la isla y alguno de allende los mares. La fauna que allí se reune es variopinta: turistas despistados que oyen música y entran, noctámbulos ojerosos, melómanos empedernidos, frikis varios, alternativos, pijos (de un tiempo a esta parte hay más)..., y entre todos contribuyen a crear uno de los ambientes más auténticos de la ciudad nocturna. Un gran sitio, uno de los más especiales y a los que hay que acudir con un aire reverencial.

Y aquí uno de los buenos momentos que allí dentro se pueden vivir (la calidad del video no es la mejor, pero el sonido es bueno):

domingo, 27 de julio de 2008

Otra vez, cita en París

Aquellos quienes sigan este blog conocen mi afición por el ciclismo. Nunca he sido muy del deporte, y sin embargo, vaya usted a saber porqué, la bicicleta me encanta. Ningún deporte me hace vibrar como este, aunque, a decir verdad tampoco es que lo siga muy de cerca. Pero la cita anual de julio es sagrada. Sobretodo cuando la ganan los nuestros. Y este año la conquista de París es doble, ya que nos enfundamos el amarillo y el verde. Ya nos tocó el rosa hace unos meses, y apuesto por el dorado en la Vuelta (y porqué no, alguna medallita en los juegos...). Y además dando espectáculo, como debe ser, poniéndole emoción al asunto. Los españoles son, ahora mismo, los que animan el pelotón, los que le ponen ganas al asunto (tantas, que a veces trampean y les han de detener y expulsar), los que atacan, los que se lo curran, los que pasan de estrategias sesudas y rácanas y dan el callo haciendo lo que deben hacer, que es pedalear hacia adelante y no darse por vencidos.

Lo suyo sería irme esta tarde a la fuente de las tortugas, pero creo que lo mejor que puedo hacer para celebrarlo es salir a hacer unos kilómetros con mi bicicleta. La ocasión lo merece.

sábado, 26 de julio de 2008

Reir


Hay en la risa una torsión de la realidad muy interesante. En el motivo de la risa se produce el acceso a un cierto lugar de apertura de sentido, a ese espacio en el que las cosas adquieren su significado. Y se hace de forma creativa, artística, saltándose algunas normas. Pero, es evidente, para que se pueda dar el espasmo, es precisa una normalidad que lo sustente, sobre la que el nuevo sentido destaque y choque. Para el sinsentido, antes ha de haber un sentido. Sin embargo, lo importante no es la disonancia, sino lo que en su génesis queda al descubierto.

viernes, 25 de julio de 2008

A vueltas con la naturaleza


El común de los mortales entiende por naturaleza aquello en lo que lo humano no ha intervenido. Ahora bien, ¿el considerarlo no es ya una forma de intervención? ¿el hecho de tenerlo ahí para "disfrutarlo" no es ya una forma de introducirlo dentro del mundo humano? ¿Acotar reservas y espacios "naturales" es una forma de proteger o más bien es otra forma más de dominio? Para que lo natural sea lo no humano, es necesario que no caiga en nuestras manos, que quede incógnito.

Si atendemos a la etimología de la palabra, caemos en la cuenta de que viene del latín natura, lo cual la vincula con el verbo nasci, nacer, formarse, empezar, ser producido. Así, la naturaleza no sería otra cosa que "lo que surge". Natura no es más que la traducción latina para la griega physis (φύσις), que significa exactamente lo mismo. La referencia hacia todo lo que hay, al conjunto de las cosas es clara. Ahora bien, en seguida surge la cuestión, ¿surge de dónde?. Y, mucho más interesante y prolífica, ¿en qué consiste ese surgir?. Si atendemos al resultado del surgimiento (a "lo que surge"), nos queda un mundo fijo y a la mano, una constelación de entes determinados. Pero no debemos olvidar la apelación profunda que en ese "lo que surge" hay hacia la dinámica del surgimiento, y que se halla encerrada en todo lo presente.

Tenemos, pues, que merced a la definición de lo natural como no humano, debería quedarnos oculto, no hacerse presente. Por etimología, también estamos ante el panorama de un conjunto de cosas que están ahí y hacia su surgimiento. Combinando ambas formas de entender la naturaleza, nos quedaríamos con que eso oculto y que queda retraído sería esa dinámica del aparecer, del hacerse presente. Pero el hacerse presente no se puede comprender si no hay un alguien para quien se haga presente lo presente, y en ello hay pérdida de naturaleza, puesto que en el presentizarse queda oculto ese surgir mediante el cual podemos hablar de presencia (entendida como lo ya surgido, como el producto final, y por lo tanto, ya modificado por lo humano).

Por lo tanto, todo intento de aproximación a esa naturaleza, implica una retirada de ella misma. Sin embargo, no hay lugar para el desfallecimiento. Se puede sacar un gran provecho de dicha retirada.

jueves, 24 de julio de 2008

Circulos viciosos


Para amar a las cosas hace falta una cierta dosis de odio. Pero para este odio, es necesario un poco de amor.

miércoles, 23 de julio de 2008

The Raconteurs. Carolina drama

Otro grupo de los que más escucho en estos momentos: The Raconteurs (la nueva banda de Jack White, el de los White Stripes). Su último trabajo, Consolers of the lonely, no está nada mal y tiene unos cuantos temas destacables. El mejor, el último, Carolina drama, aquí en vivo en un programa de la BBC:

Por cierto: ¿alguien podría nombrar algún programa de televisión en el que podamos ver algo parecido a esto? Algunos podrían tomar nota...

martes, 22 de julio de 2008

Encuentros


Hay días en los que sales a pasear y te encuentras con todo el mundo, con gente a la que hacía tiempo que no veías y con otra a la que no tienes ningunas ganas de ver. Dan qué pensar estas conjunciones en las que todo parece apuntar, como si tal cosa, en una misma dirección.

lunes, 21 de julio de 2008

Robert Johnson y el diablo.


Permítanme que por una vez entre en el terreno de la leyenda. Porque algunas veces la fantasía se entreteje con la realidad, completando los huecos, las carencias que posee, enriqueciéndola. Los antiguos sabían mucho de esto. Y, aunque los tiempos modernos parecen haber desterrado la ficción como complemento de lo real, todavía podemos encontrar ejemplos de vidas que son aderezadas con hechos no ciertos o dudosos que las convierten en especiales y les dan un regusto mítico.

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domingo, 20 de julio de 2008

Circunstancia


Preparar el ambiente de trabajo, como en tantas otras cosas, resulta importante. Así, antes de ponerme a escribir o a hacer algo relacionado con mi tesis, hay que realizar el ceremonial. Se trata de imprimirle un aura sagrada a la labor. Hay que rodear el ordenador de los libros pertinentes y necesarios, a los que, cual oráculos, hay que consultar y citar. También hace falta la música. No toda vale. Me decanto por cierto estruendo o intensidad, algo con tintes atormentados y con el volumen suficiente para neutralizar cualquier sonido ajeno. Me ayuda a centrarme en mis ideas, en las lecturas y en la pantalla del portátil. Como colofón, a modo de retablo, coloco al lado del monitor un retrato de Nietzsche (no por capricho, sino porque es el autor sobre el cual escribo y pienso). Así, sus ojillos miopes escrutan mi labor y me lanzan una continua advertencia, un "cuidado con lo que escribes", que debería obligarme al rigor y al respeto.

Una vez adecuado el entorno, es el momento de invocar a las musas y empezar a volcar palabras en el procesador de textos. Palabras que espero tengan algún sentido.

sábado, 19 de julio de 2008

Extravío


Anduve perdido y me reencontré. Pero, ¿cómo negar que la nueva situación no constituía un extravío del extravío?. Una vez se entra en el abismo del abandono y la pérdida, resulta imposible salir. Tan sólo se puede aparentar y fingir.

viernes, 18 de julio de 2008

En el mar de la información


Esto de internet es un cachondeo. Abundan los bulos, las exageraciones, las medias verdades y las copipegadas. Es sorprendente ver cómo, en distintos diarios se pueden encontrar las mismas noticias con idéntico texto pero firmadas por personas distintas. Es más, en más de una ocasión, si se busca un poco, se puede encontrar que tal o cual artículo está plagiado total o parcialmente de algún blog. Lo malo no es que entre particulares nos copiemos y nos mintamos e intentemos pasar gato por liebre, sino que esto lo hagan gentes que se suponen profesionales de la información y que han estudiado una carrera para ello. Supongo que tiene que ver con la proliferación de medios, que hacen que cualquiera pueda formar parte de una redacción, y si no termina en una terminará en otra, tal vez de peor rango, pero con la posibilidad de prosperar.

Internet es como un inmenso mar (el más grande imaginable), y nosotros náufragos agrarrados a una tabla. Y puede ocurrir que nuestros salvadores sean los piratas.

jueves, 17 de julio de 2008

Como el día y la noche


Algunos de los que me conocen personalmente dicen que no me reconocen en estos escritos, que no parecen redactados por el mismo tipo con el que hablan, trabajan, interactúan a diario. Hablan como si de verdad me conocieran, como si me hubieran despellejado y hubieran contemplado todo lo que bulle ahí debajo. Y yo, ahora mismo, estoy ecribiendo como si existiera esa cesura entre un adentro y un afuera, como si de verdad hubiera un núcleo auentico que se parapeta tras el disfraz. Pero sospecho que la única ruptura no es entre el dentro/fuera, sino más bien entre el aquí y el allí, entre la mañana y la tarde, entre tú y yo.

miércoles, 16 de julio de 2008

Pedestal y contrafuerte


En nuestra ínfima condición, tendemos a adoptar frente a los demás posturas grandilocuentes y en cierto modo condescendiente y paternalista con los demás, como si uno fuera la piedra de toque y la clave de bóveda del Universo. Si llegamos a esta postura (muy habitual en nuestro entorno), consideramos a todo el mundo por debajo de nuestro pedestal y sí les tratamos. Pero si aprendemos a observar, veremos a gente que vive con nuestra misma intensidad, que cree que sus verdades son tan verdad como las nuestras. Y esto, lejos de hacernos regodear en su error, debe hacernos dudar de nuestras verdades y adoptar posturas más humildes, dejando resquicios a los demás. Y sin embrago, hay que mantener el edificio en pie, y no dejar que las grietas lo arruinen. ¿cómo conseguir el equilibrio?. Tal vez construyendo bajo y apoyándose en las construcciones vecinas. No son pedestales lo que necesitamos, sino contrafuertes.

martes, 15 de julio de 2008

Higiene


Dedicado a ti, ya sabes porqué.
-Bueno, me voy a ir a la ducha, que luego he de salir.
-No me digas eso de la ducha que mi imaginación se dispara.
-Jajajaj.
-Es verdad.
-Pues entonces mejor no te digo cómo estoy tirada en el sofá.
-¿No me digas que estás desnuda?.
-Ya te he dicho que no te lo digo.
-Pues mejor que lo hagas, porque estoy visualizándote en mi mente.
-Jajaj, veo que te has animado.
-Es que has dicho la palabra mágica.
-¿Ducha?
-Siiiiii. No sabes la imaginación que tengo.
-Prefiero no saberlo.
-Y la pena que me da que estemos a tantos kilómetros.
-¿Por?
-Porque si pudiera ahora mismo me metía contigo en la ducha.
-¿Quién dijo que los kilómetros eran un impedimento?
-"El usuario desea ostrarle su cámara web. Aceptar/Rechazar"

Espero que en tu región no haya sequía, porque si no has contribuido a ella con tu generoso baño. Al menos a mi me has dejado seco. Gracias.

lunes, 14 de julio de 2008

Jeff Buckley. Lover, you should've come over

Hay días en los que, vaya usted a saber porqué, músicas que uno está harto de escuchar, le golpean con toda su fuerza, como si fuera la primera vez. Entonces el impulso es oírlas una y otra vez, sin parar. Sin embargo, yo intento no hacerlo, sino que mi deseo es dosificarlas, no abusar de ellas, en un intento por mantener su magia, para que no se desgasten.

Algo así me está pasando con Jeff Buckley. Su voz y sus melodías constituyen todo un tsunami de melancolía, a pesar de su contundencia, y uno no puede hacer otra cosa que rendirse a ellas. Sobretodo si se tiene en cuenta la historia que hay detrás. Y es que con un único disco Buckley sorprendió a propios y extraños con su música, y esas escasas diez canciones editadas en 1994 se convirtieron en una gran influencia desde entonces (tal vez una de las más grande de los últimos años). No le dio tiempo a Buckley a demostrar al mundo todo su potencial creativo, ya que cuando preparaba su segundo álbum murió ahogado en el río Wolf, un afluente del Mississippi, en Memphis en 1997 cuando contaba con 30 años (su cuerpo fue encontrado en el Mississippi, al final de Beale Street, lugar mítico dentro del mundo del Blues). Como dato morboso, cabe apuntar que su padre, el también músico Tim Buckley, también murió joven, a los 28 años, en 1975.

Y tras el rollo contextual y pseudobiográfico, ahí va la joya, intensa y en directo, como debe ser:

domingo, 13 de julio de 2008

La próxima guerra


Dicen los entendidos que vivimos uno de los períodos de estabilidad y paz más largos de la historia. Ciertamente hay guerras, pero no se dan entre las grandes potencias, o al menos no directamente (todos sabemos, o sospechamos, que los países poderosos andan metiendo cizaña aquí y allá). Ello ha permitido una cierta estabilidad y el mantenimiento de un determinadfo status quo. Bien. Me temo que la próxima convulsión bélica va a ser proporcional a esta fase de "tranquilidad".

sábado, 12 de julio de 2008

Final


Cuando me senté al borde de la cama para ponerme los calcetines, de espaldas a ella, aprovechó para sorprenderme con un "te quiero". Sin molestarme en mirarla, le espeté:

-Eso también se lo debes decir a tu novio.

Calló. No me importaban sus sentimientos para conmigo. Ni a ella los míos, que eran de muy baja intensidad.
En ese momento decidí que ya era hora de dejarnos de ver.

viernes, 11 de julio de 2008

15-XI-1790


"La tarde más importante de mi vida, ya que experimentéel pensamiento de la muerte: que no hay absolutamente ninguna diferencia si muero mañana o dentro de treinta años; que todo proyecto y todas las cosas se diluyen ante mí, y que debo amar a los pobres hombres, que tan rápidamente se van al fondo con su brizna de vida; el pensamiento se transformó en el de la inutilidad de todo quehacer. Me encontré ante mi futuro lecho de muerte, pasando los treinta años, me vi con mano de difunto, abandonada, con cara de enfermo, deshecho, con los ojos de mármol, oí cómo en la última noche mis fantasías combatían entre ellas... Oh, vosotros, hermanos míos, quiero amaros más, quiero daros más alegrías. ¿Cómo podría atormentar el par de días invernales que os quedan de vida plena, vuestras imágenes, plenas de colores mundanos, que se decoloran en el trémulo reflejo de la vida? Nunca olvidaré aquel 15 de noviembre. "

Jean Paul (1763-1825)

jueves, 10 de julio de 2008

La marca y yo


La otra noche sufrí un serio varapalo a mi autoestima. Intentando impresionar a una chica, un amigo y yo empezamos a desgranar una pequeña muestra de nuestros conocimientos en numerosos ámbitos (que nadie se asuste, parecía que a ella le interesaba, así que a por ellos). Así, entre sorbo y sorbo de cerveza y tontería y tontería, surgió el concepto de "élite cognitiva del reino animal" y el experimento llamado "prueba de la marca" (de LA marca, no DEL marca). Éste consiste, simplemente, en poner a un animal frente a un espejo de cuerpo entero y dibujarle una marca en la frente. Si el animal en cuestión intenta borrarse esa marca, ello quiere decir que posee cierta consciencia de sí mismo, y por lo tanto esto le permitiría realizar ciertas inferencias sobre el comportamiento de los demás (eso que los antropólogos llaman "teoría de la mente", o la capacidad de suponer que los demás tienen una mente similar a la propia y actuar en consecuencia). De momento sólo cinco especies han superado la prueba: chimpancés, bonobos, delfines, elefantes y humanos.

El varapalo vino cuando pensé en mi. Y es que no sólo paso por delante de los espejos sin mirarlos, sino que además, llegado el momento de tener que usar uno, no atino conmigo mismo, y nunca acierto con la zona en la que he de actuar. Eso frustra, porque provoca una sensación de extrañeza difícil de explicar. Se supone que el que me mira desde el cristal soy yo, pero yo quiero llegar al grano y el otro se empeña en tocarse el otro lado de la cara. Ahora me explico porqué siempre voy tan mal afeitado.

Visto lo visto y mi relación con los espejos, tendré que cambiar el nombre del blog (se admiten sugerencias, pero yo opto por "el velo de la realidad" o "el espejo del idiota").

miércoles, 9 de julio de 2008

Días con vocación


Debido a la distribución de nuestras tareas a lo largo de la semana, cada día tiene un carácter distinto. Aunque en realidad todos los días sean iguales, no es lo mismo un lunes que un domingo o un viernes. Sin embargo, a veces algún día abandona su forma de ser y muestra su vocación por ser otro. ¿Cuántas veces nos hemos plantado en un martes pensando que ese día parece un viernes y nuestra mente se va hacia el fin de semana?

martes, 8 de julio de 2008

Pareja y comodidad


Del mismo modo que hay gente nocturna y gente diurna, hay personas que se sienten más o menos cómodas en pareja o solos. Así, hay quien, cuando está emparejado, se le ve apagado y distinto, como si en el fondo no estuviera a gusto con sus situación. Y otros que, si no tienen pareja, están tristones y no parecen los mismos que cuando están con alguien. Supongo que todos conocemos casos de estos, y a buen seguro que en mayor o menor grado formamos parte de alguno de estos grupos.

lunes, 7 de julio de 2008

Compuesto y sin Dylan

A veces me paso de ingenuo. Las ganas de ver algo hacen que no calibres bien las posibilidades que se tienen de verlo. Anoche actuaba Dylan en el festival ese que montaron en Madrid. Y yo, en vista de que la 2 retrasmitía los conciertos, ufano y abandonando a Nadal a su suerte, me situé ante el televisor a la hora programada prometiéndome un rato de buena música. Pero no se me ocurrió pensar que este hombre es muy huraño con la prensa y que no se prodiga mucho. Al parecer no dejó que se emitiera la señal del concierto. Ya había dado un aviso cuando en Zaragoza no dejó que ningún medio entrara en el recinto. Parece ser que siempre lo hace. Y lo peor es que yo lo sabía, pero como lo de Madrid era un festival un tanto distinto (al menos mucho más mediático y con más pasta de por medio), no fui a caer en que era muy probable que fuera a hacerlo.

A cambio de Dylan, emitieron un resumen de todo el festival, con algunoms momentos de todas las actuaciones. Pero claro, no compensaba la pérdida. Más tarde me enteré de que muchos artistas habían puesto pegas a la emisión de sus conciertos. Algunos vetaron tan sólo canciones (mientras las tocaban, pusieron publicidad), otros no quisieron que se oyera bien, dejando que sólo saliera el sonido que se oía desde el público, y otros prohibieron que se diera todo el concierto. Vamos, que fue un cachondeo.

Para dejarme con los dientes aún más largos, las crónicas hoy dicen que Dylan estuvo brutal y hasta simpático, que se salió. Y yo me lo perdí. En fin, que he desempolvado algunos conciertos suyos que tengo para resarcirme. Y pongo aquí una actuación memorable y que pone los pelos de punta. Love sick , en la entrega de los Grammy de hace algunos años:

domingo, 6 de julio de 2008

Intempestivo


Todos somos hijos de las posibilidades que nos permite nuestro tiempo (nadie de nosotros puede ser senador romano, inquisidor o descubridor de América). Pero sucede a menudo que uno se siente fuera de la época, como si no perteneciera a ella. La cuestión en estos momentos es si se está por delanmte o por detrás de su tiempo. Aunque, en realidad, poco importa, porque esta modalidad de no estar es uno de los modos de estar que nuestra época pone a nuestro alcance (convendría investigar si esto ha pasado siempre o si se trata de un sentimiento moderno).

sábado, 5 de julio de 2008

Ecos de a(ntea)noche

Hay noches que, vaya usted a saber porqué, los planetas se alinean y todo sale perfecto. Se producen encuentros afortunados, todo el mundo está en sintonía, y la juerga fluye. Sin tener planes específicos de armarla, se terminó armando. Y menuda farra resultó el otro día. DE las que hacen historia. Y como suele ser costumbre cuando hay noches históricas, traigo aquí algunos de los mejores momentos (o relacionados con los mejores momentos).

El primero va para todas esas enfermeras que sí saben curar las heridas (a una en particular, ja ho saps)...:

La casa zul. La revolución sexual

Y este otro, gran momento de hermandad festiva, alcohólica y bajonera, para los alfa del hospital:

USA for Africa. We are the world

viernes, 4 de julio de 2008

Escuelas, chivos, padres y demás.


Dice el populacho que la culpa algo tendrá cuando nadie la quiere. Y es cierto. A la hora de echarle la culpa a alguien, todo el mundo señala a otro lado. Siempre hay alguien a quien acusar y a quien criminalizar. Por norma general se trata de entidades abstractas, difusas o alejadas, que no se pueden defender con facilidad. Madrid, el árbitro, el Gobierno, los nacionalismos, la Justicia, la Inmigración, la Educación... todos tienen alguna culpa. Evidentemente, cada grupo tiene lo suyo y tienen cosas a ser reprochadas. Pero no voy por ahí, sino a esa especie de énfasis que se pone en señalarlos como los culpables de que todo vaya mal (en tiempos de ¿crisis?, se agudizan estas actitudes, lo estamos viendo todos los días), en la culpa que portan por ser lo que son. Basta nombrarlos para que ya se pongan en marcha las susceptibilidades y carguemos en ellos todo nuestro malestar.

Centrémonos, que quería hoy hablar de la Educación. El sistema educativo español funciona en nuestro tiempo como chivo expiatorio de muchas de las carencias de la sociedad. Tampoco es que se trate de angelizarlo, ya que tiene numerosos puntos flacos sobre los que hay que incidir. Pero de ahí a ver en nuestras escuelas el motor de todo lo que ocurre con nuestra juventud hay un trecho grande. Y, como suele ser costumbre, algunos de los que más se quejan son los que más deberían hacérselo mirar. Me nrefiero a muchos padres, que esperan que el colegio haga lo que ellos deberían hacer pero no hacen. Los niños tienden a convertirse en tiranos y a hacer lo que les da la gana. Eso si se les deja. Y los padres son los principales responsables de que no ocurra, más que nada porque el trabajo debe empezar desde muy temprano. Esperar a la edad escolar es esperar demasiado. En mi experiencia con los niños he visto auténticos energúmenos de menos de dos años, incapaces de soportar un no por respuesta, y padres desbordados. Lo gracioso de la situación es que hay veces en que los dominamos más nosotros que sus propios padres. Y qué quieren que les diga, que un pequeño pueda con dos adultos es una auténtica barbaridad que sucede en más ocasiones de las que creemos. Siempre digo que un niño es como un animal, tienen que saber quién manda, lo que pueden hacer y lo que no. Es que parece que aquí el que más deja hacer, el que más tolera es el que más quiere, como si una cosa tuviera que ver con la otra.

jueves, 3 de julio de 2008

Locos al volante


Con el tiempo, se llega a desarrollar una especie de sexto sentido al volante. Uno llega a anticipar los movimientos de los demás. Es asombroso comprobar cómo las precauciones que te has tomado con ese cabrón que está ahí delante, que no pone el intermitente pero que va a cruzarse por delante de ti, resultan adecuadas. Y si uno es algo observador, llega a observar ciertas regularidades a la hora de hacer desastres en la carretera. Así, determinados tipos humanos tienden a cometer determinadas tropelías.

A lo largo de más de diez años de conducción, he podido comprobar que los mallorquines en general no usan los intermitentes, y por lo tanto se te cuelan delante en el carril sin aviso. La cosa se agrava en los cruces y rotondas, ya que, al no señalizar, provocan que los demás perdamos el tiempo esperando a ver qué hace ese idiota. El problema es que esto es contagioso, y al poco de estar aquí, todo el que llega de fuera acaba adoptando esta costumbre tan cómoda para ellos pero incómoda para los demás (muy mallorquín esto, mientras yo esté bien, que se jodan los demás, total, a nadie le importa saber hacia dónde voy). Si atendemos a los orígenes geográficos, en general se puede decir que el colectivo inmigrante tiene sus vicios particulares, como son ir excesivamente lentos (por lo general en coches antiguos de tercera, cuarta, o mayor mano, cargados de gente o de materiales hasta los topes). Esto mismo ocurre con los ancianos, a los que se ve ir inseguros, sin acabar de decidirse sobre en qué carril meterse, haciendo eses y muy a menudo con una rueda en cada carril, impidiendo el adelantamiento, provocando una cola de conductores estresados y ansiosos por pasar. La inseguridad no es sólo cosa de ancianos, sino que las mujeres también están abonadas a ella. Los hombres tienden a ser más bruscos y acelerados, trasladando su testosterona a la conducción. Así, son expertos en acelerones y frenazos, en maniobras peligrosas para ellos y para los demás, en cruzarse, en adelantar en la autopista para meterse en la siguiente salida justo en el último momento (esto provoca en mi accesos de rabia en los que llego a echar espumarajos). Por norma general, cuanto más joven sea el sujeto, más alta lleve la música y más tuneado lleve el coche, más peligro potencial supone, así que más precaución hay que echarle.

Mención aparte merecen otros usuarios de la red vial, como los motociclistas, esos expertos en ponerse en los angulos muertos del retrovisor. Es muy desconcertante oir el motor de una moto cerca pero no ver la dichosa moto. O esos que van haciendo slalom entre los coches. O los que llevan el casco a medio calar. O los que tienen la manía de ir encima de la raya que separa los carriles (eso lo hacen una gran mayoría) en lugar de ir por el centro. Y no digamos ya los ciclistas, que estos parece que tienen su código propio, distinto y ajeno al del resto de los que circulamos (aunque como ciclista confieso que es toda una tentación subirse a la acera ante un semáforo en rojo...).

Yo no soy perfecto, por supuesto, y algún desaguisado hago al volante. Una vez me metí en dirección contraria justo delante de una camioneta de la Guardia Civil. Y otra me salté un semáforo. Eso sin contar la de veces que me he subido a las aceras al aparcar, o esos ámbar que nos obligan a acelerar. O cuando me jode que alguien me quiera adelantar cuando estoy en el límite de velocidad de la carretera y acelero para acercarme al coche de delante y así impedir que adelanten. O el domingo pasado, cuando disfruté como un enano acelerando ante los idiotas que pretendían torearme con banderas y provocando la desbandada de peatones de fiesta que cruzaban por donde no podían (o cuando no podían).

miércoles, 2 de julio de 2008

Trampolín


La primera frase de cualquier texto es como un trampolín sobre el que saltamos a su interior. Por eso es fundamental, porque de cómo se entre depende la experiencia de la lectura. Hay trampolines resbaladizos, por los que se camina inseguro y es fácil darse un batacazo. Hay otros demasiado rígidos, que dificultan el salto. Por eso resulta tan estresante ponerse a escribir algo, porque arrancar es a menudo lo más complicado.

Sin embargo, el trampolín debe estar adecuado al texto que inicia. Al igual que en las piscinas, la profundidad debe ser proporcional a la altura desde la que uno se lanza, para hacer posible un mejor salto. No es de recibo que el trampolín sea precioso y espectacular, y la piscina esté vacía.

martes, 1 de julio de 2008

¿Porqué no te callas?

Todos necesitamos del silencio de tanto en tanto. En él podemos estar a solas con nosotros mismos, aunque estemos acompañados. No me refiero a la soledad de nuestras casas, sino a saber callar mientras otros hablan o, sencillamente, a estar un grupo en silencio. De ahí surgen reflexiones y se refina lo que se pueda llegar a decir. No me gustan estas reuniones en las que todo el mundo habla a la vez, en un eterno monólogo dialogado. A menudo tiendo a pensar que quien más tiene que decir es el que menos habla, y que los que no saben callar, en realidad lo hacen para no percatarse de su vcío.

Evidentemente, todos tenemos días en los que no nos callamos ni debajo del agua, y momentos en los que hay que decir mucho. Yo soy hablador, y me gusta conversar, pero también me acusan a menudo de ser parco en palabras. A veces sale el torrente de palabras, y otras no sé muy bien qué decir. Y esos momentos, lejos de ser incómodos, pueden llegar a ser muy intensos, y en ellos se puede expresar mucho más que las mejores frases.

Para ilustrar lo dicho, una vieja canción que lo dice todo en su título: Depeche Mode, enjoy the silence.