Cuando me senté al borde de la cama para ponerme los calcetines, de espaldas a ella, aprovechó para sorprenderme con un "te quiero". Sin molestarme en mirarla, le espeté:
-Eso también se lo debes decir a tu novio.
Calló. No me importaban sus sentimientos para conmigo. Ni a ella los míos, que eran de muy baja intensidad.
En ese momento decidí que ya era hora de dejarnos de ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario