domingo, 31 de agosto de 2008

Andar estático


A veces, en nombre de no sé qué modernidades caemos en actitudes y comportamientos que creemos estar superando, con lo cual el resultado es el de no habernos movido creyendo estar dando un gran paso.

sábado, 30 de agosto de 2008

Valores


¿Porqué hay que estar siempre midiendo nuestros comportamientos en virtud de valores? Está muy bien eso de los principios y los valores que tanto se cacarean. Pero no debemos dejar que nos sometan. Si hay valores, que los hay, éstos han de estar al servicio de nuestras vidas, y no nosotros a su servicio. En el fondo, lo que se juega en esto es una cuestión de poder. Se trata de que se juegue según unos valores que son los de alguien, los de algún grupo muy determinado. Y así, si todos nos movemos sobre sus coordenadas, nos tendrán, en cierta medida, dominados.

Desconfío de los discursos llenos de abstracciones (valores y principios son algunas de ellas), y cuando los oigo, no puedo evitar hacerme una pregunta: ¿a quién y a qué sirve esta persona? Porque dudo que sea representante de sí misma (en realidad, nadie lo es al 100%). Me refiero a esas gentes que parecen estar predicando continuamente, hablando de pérdida de valores o que promueven otros, y en realidad no saben de qué hablan (sorprendentemente, no tenemos ni idea de la mayoría de cosas de las que hablamos).

Quiero que se me entienda. No se trata de renunciar a los valores, que son insoslayables, sino de evitar hablar de ellos sin ponerlos en cuestión, a ciegas, como si fueran algo dado e intocable, cuando en realidad son algo puesto ahí por alguien y para algo.

viernes, 29 de agosto de 2008

St. Louis Blues

Cuando el cine dejó de ser mudo, lo hizo para ser musical. Las primeras películas sonoras explotaban esta cualidad poniendo números musicales en ellas. Al fin y al cabo, hasta el momento no se entendía el cinematógrafo sin la música. Y así, hay en ese primer momento de sonido auténticas joyas, como la que cuelgo aquí hoy. Se trata de un fragmento del cortometraje titulado "St. Louis Blues", de 1929 y protagonizado por la gran Bessie Smith, una de las mejores intérpretes de Blues de todos los tiempos (la sobrevalorada Janis Joplin no es más que una pálida copia suya, al menos tuvo el detalle de pagar de su bolsillo una lápida para la maestra):

jueves, 28 de agosto de 2008

Más sobre Nietzsche y las mujeres


"Por fortuna, yo no tengo ningún deseo de dejarme desgarrar: la mujer perfecta desgarra cuando ama... Conozco a esas amables ménades... ¡Ay, qué peligrosos, insinuantes, subterráneos animalillos de presa!, ¡y tan agradables además!... Una mujercita que persigue su venganza sería capaz de atropellar al destino mismo. -La mujer es indeciblemente más malvada que el hombre, también más lista; la bondad en la mujer es ya una forma de degeneración... Hay ya en el fondo de todas las denominadas 'almas bellas' un defecto fisiológico, -no lo digo todo, pues de otro modo me volvería medi-cínico. La lucha por la igualdad de derechos es incluso un síntoma de enfermedad: todo médico lo sabe. -Cuánto más mujer es la mujer, tanto más se defiende con manos y pies contra los derechos en general: el estado natural, la guerra eterna entre los sexos, le otorga con muchop el primer puesto. -¿se ha tenido oídos para escuchar mi definición del amor? Es la única digna de un filósofo. -Amor - en sus medios la guerra, en su fondo el odio mortal de los sexos. -¿Se ha oído la respuesta a la pregunta sobre cómo se cura a una mujer, sobre cómo se la 'redime'? Se le hace un hijo. La mujer necesita hijos, el varón no es nunca nada más que un medio, así habló Zaratustra. 'Emancipación de la mujer', -esto representa el odio instintivo de la mujer mal constituida, es decir, incapaz de procrear, contra la mujer bien constituida; -la lucha contra el 'varón' no es nunca más que un medio, un pretexto, una táctica. Al elevarse a sí misma como 'mujer en sí', como 'mujer superior', como 'mujer idealista', quiere rebajar el nivel general de la mujer; ningún medio más seguro para esto que estudiar bachillerato, llevar pantalone y tener los derechos políticos del animal electoral. En el fondo las mujeres emancipadas son las anarquistas en el mundo de lo 'eterno femenino', las fracasadas, cuyo instinto más radical es la venganza... Todo un género del más maligno 'idealismo' -que, por lo demás también se da entre varones, por ejemplo en Henrick Ibsen, esa típica soltera vieja- tiene como meta envenenar la buena conciencia, lo que en el amor sexual es naturaleza..."

Fiedrich Nietzsche. Ecce Homo (1888).

miércoles, 27 de agosto de 2008

Azares


En un mundo cada vez más tecnificado, en el que todo se tiene a golpe de pulsar un botón o de tomar una pastilla, cada vez hay menos tolerancia a lo extraño e inesperado. No parece haber lugar para la sorpresa en nuestras vidas. La red de causalidades es tan tupida, que no vemos más allá de ellas. No es que haya efectos que se escapen, sino que hay causas que se desconocen. Y esto es lo que parece que no aceptamos con facilidad. Creemos tenerlo todo controlado, sometido. Y nada más lejos de la realidad. En cualquier momento puede ocurrir algo que tuerza los acontecimientos. Un accidente, una enfermedad, un atentado, cualquier cosa puede pasar mañana (o, ya puestos, en los próximos minutos). No se trata de vivir atemorizado y pendiente de todo. Eso sería contraproducente con una vida tranquila y provechosa. Lo que hay que hacer es estar abierto a estas posibilidades, saber que existen, para que no nos golpeen con toda su dureza. Un cierto fatalismo no está mal. Porque luego vienen los disgustos y las psicosis varias, provenientes de esta dificultad para manejar lo imprevisto.

Y en el fondo, a pesar de toda nuestra ciencia y nuestra tecnología, que nos hacen creer los amos del mundo, no hemos dejado de vivir igual que nuestros más remotos antepasados: en la fe de que mañana todo seguirá en pie.

martes, 26 de agosto de 2008

El amor de mi vida


A veces (muy a menudo, me atrevería a decir), hablamos sin pensar, a la ligera y sin sopesar las palabras. Un caso bastante habitual es ese en el que proclamamos que alguien es "el amor de nuestra vida", cuando en realidad deberíamos decir "el amor de lo que llevo de vida". En sentido estricto, no podremos otorgar el título de amor de nuestra vida hasta el último suspiro de ésta. Y entonces, ¿qué importará cuál haya sido?.

lunes, 25 de agosto de 2008

domingo, 24 de agosto de 2008

Compasión


Los sentimientos son inconmensurables. No es posible establecer una comparación fiable entre dos personas distintas. Puede que, como los descubrimientos atestiguan, se deban a reacciones químicas en nuestro organismo. Pero de ahí a que queden explicadas hay un trecho. Podremos describir a la perfección la cascada de sustancias que se desencadenan cuando estamos tristes o cuando nos enamoramos. Pero hay forma de que, con eso quede a las claras el amor o la tristeza. Porque hay un elemento cognitivo muy importante en todo esto, y el estímulo que a mi me provocará una enorme tristeza, a otra persona le dejará indiferente. Y si los dos nos conmovemos, ni yo sé la cualidad de su emoción ni él la mía. Podemos deducirla el uno del otro, sí, pero siempre a partir de nuestro rasero, del acúmulo de experiencias que hemos vivido en torno a ese sentimiento. Pero aún así siempre queda un resto de inabarcabilidad, en el cual se pierde al otro. Hay en los otros mucho de mi, del mismo modo que en mi hay mucho de los otros. No cabe duda de que hay donación, pero también hay apropiación.

A todo esto, ¿hay algún hueco para la compasión (entendida en el sentido etimológico de "sentir con"? En sentido laxo sí (podemos ponernos tristes con los demás, hacer nuestra su tristeza, "hacernos cargo"), pero en el estricto, lo dudo (nunca podremos llegar a ponernos en el lugar del otro). Bajo esta perspectiva, ser compasivo nada tiene que ver con la lástima o la pena (como a primera vista parecería), sino, simplemente, el entrar en cierta sintonía con los demás, ponernos a su altura, y por tanto actuar en consonancia. Tan simple como eso. Y tan complicado.

sábado, 23 de agosto de 2008

Beber para herir


Hay días en los que se desea apartarse al rincón más oscuro y olvidado de la ciudad, con un buen cargamento de alcohol. Y que al amanecer alguien te ecuentre inconsciente. Muerto, con un poco de suerte. Es más, que quien te halle sea alguien determinado. Alguien que vaya a tener que cargar con la culpa de nuestra muerte por el resto de su vida (tan miserable antes como después, sólo que uno siempre se entera demasiado tarde de estas cosas).

viernes, 22 de agosto de 2008

Traca final


En una de esas noches beodas que a veces ocurren, un amigo me contó que una amante suya tenía una curiosa anomalía. Resulta que, cada vez que alcanzaba el orgasmo, con esas sacudidas musculares, se le escapaba una ristra de sonoros pedos. Al principio la cosa resultaba un poco desagradable, pero con el tiempo era motivo de risas. Le comenté que así ella no podía fingir. Pero en seguida él replicó que sospechaba que alguna vez había dejado escapar sus ventosidades antes de hora.

jueves, 21 de agosto de 2008

Políticamente incorrecto VII

Retomo esta vieja serie de entradas porque por fin he encontrado esta canción que hacía tiempo que venía buscando para esto de lo políticamente incorrecto. Y es que, junto a La mataré de Loquillo es uno de mis grandes recuerdos en esto de las canciones con mensajes que nuestra sociedad actual e hipócrita no soporta fácilmente. Sí seguro que lanzada al mercado ahora, saldría alguna asociación o lobby a poner el grito en el cierlo y a pedir que la retiren. Pero se publicó hace veinte años, y tuvo éxito, y sigue sonando en algunos garitos. Y no hace falta decir que es una de las que más jolgorio provoca. Además de la letra, lo que más llama mi atención es la reminiscencia del Sitting on the dock of the bay de Ottis Redding. En fin, juzguen ustedes mismos:


miércoles, 20 de agosto de 2008

Agenda

Esta noche toca concierto. De uno de los tipos más inclasificables, extraños y creativos del panorama local y nacional. Joan Miquel Oliver. Varias etiquetas le pueden ser colgadas: surrealista, minimalista, naïf, experimental, lo-fi... Pero no lo acaban de abarcar del todo. Siendo todo eso y algo más, escapa a la definición unívoca. También escapa a las comparaciones: Jaume Sisa, Albert Pla, Quimi Portet... Sí, y no. El tío dice que apenas ha oido música en su vida, y que no tiene ninguna referencia clara (nos permitiremos ponerlo en duda).

Licenciado en Filosofía (a buen seguro me habré cruzado con él por los pasillos, sin saber quién era), ha creado un imaginario extraño y personal, repleto de extraterrestres, submarinistas, astronautas y seres peculiares, que muestra en todas y cada una de sus canciones. Su creatividad está tan desbocada, que combina su labor de músico en solitario con la de novelista, la de poeta y la de líder de su grupo, los Antònia Font (que, cómo no, son tan difíciles de definir como él).

A pesar de ser de la tierra y ser relativamente fácil de ver, no había tenido aún la oportunidad de ver su directo, y le tenía ganas. Tantas que cuando vi el anuncio del concierto de hoy no me lo pensé dos veces. Veremos a ver qué tal. De momento, toca deleitarse con canciones como esta, Hansel i Gretel:




A pesar de todo, lo que más ganas me hace esintentar acceder a él y hacerle un par de preguntas acerca de cierto personaje común y, por lo visto, importante, en nuestras vidas. A ver si es posible.

martes, 19 de agosto de 2008

Señorita, los deberes


Pensadora me pone deberes, así que habré de cumplir. Me pasa un meme de esos, así que vamos allá:

-Copiar las reglas
-Escribir 14 pequeñas cosas que me hacen feliz
-Seleccionar 6 blogs para que sigan con el meme.

1.-Octubre.

2.-Esos intercambios de miradas en el autobús, metro, cola del súper...

3.-Mi bicicleta.

4.-Las escaleras mecánicas.

5.-El alioli.

6.-Que algún paciente muy complicado (de esos por los que no daríamos ni un duro) salga adelante.

7.-Cuando algún niño por la calle se me queda mirando fijamente desde su sillita. Entonces, sin que nadie se entere, les hago algún gesto gracioso. Si se ríen, mejor.

8.-Los sms inesperados.

9.-Una buena conversación (de esas con buena compañía y en las que el tiempo pasa sin sentir).

10.-Reír (y hacer reír).

11.-La luna llena.

12.-Que el relevo llegue temprano.

13.-Una buena lectura.

14.-Alegría, de Antónia Font.

Algunas las he respondido a bote pronto, sin pensar demasiado. Si lo pensara, seguro que podría añadir muchas más cosas. Y si lo hago mañana, seguro que pondría otras distintas. Pero bueno, hoy es hoy y es lo que hay.

Lo de pasarlo a otros blogs creo que me lo saltaré, porque no soy muy de visitar otros blogs y sólo soy habitual de dos o tres, algunos de los cuales ya han completado el ejercicio. Así que, para no obligar a nadie, que lo haga quien quiera (pero que lo diga en los comentarios, a ver a cuánta gente estimulo).

Y hechos los deberes, puedo ir a jugar con la wii un rato.

lunes, 18 de agosto de 2008

El dinero que no está


La moneda representa un gran paso de abstracción, al poner entre los objetos un intermediario siempre igual a sí mismo y que puede sustiruirlos en su valor si se acumulan. Con ella se abrieron todas las cuestiones en torno al valor y al precio de las cosas, y se puso en marcha un mecanismo de circulación de objetos mucho más fluida (pero al mismo tiempo reforzaba un poder centralizado, que era el que acuñaba y el que establecía el valor de la moneda, frente a la relativa arbitrariedad sujeto a múltiples variables del trueque).

Pero si la moneda es un gran paso, mayor aún es el billete. Porque al menos la moneda tenía un valor en sí misma, el del metal con el que se hacían (si éste era valioso en sí mismo, o en virtud del hecho de ser el metal de la moneda no es algo que nos interesa ahora). Pero el billete es de un material demasiado prosaico: papel (todo lo particula y especial que se quiera, pero papel al fin y al cabo). Si la moneda sustituía los objetos y era fácil de transportar, el billete sustituye a la moneda y evita cargar con numerosas piezas metálicas. Pero lo más importante es el carácter diferido que tiene el billete, puesto que, en realidad, no son sino pagarés, cheques al portador. En sentido estricto, un billete de 500 euros no son 500 euros, sino que es un vale por 500 euros, (existe también un cierto interés en ellos, por lo que en realidad no valen lo que valen, pero eso tampoco nos interesa) aunque en la práctica equivalga a esos euros y todo el mundo los acepte como si fueran metálico.

De este modo, entra en nuestro manejo cotidiano una variable de diferencia, un continuo estar presente sin estarlo de una realidad de valor. El billete es una muestra de vacío repleto, un no que esconde y anuncia un sí, una gran metáfora del mundo moderno en el que nos movemos, de la evolución del ser humano, especialista en tener delante las cosas sin que estén ahí, en manejar el mundo sin tenerlo en la mano. La creación del papel moneda no es más que un paso más de un camino cada vez más inmaterial y menos aferrado a las cosas, aunque, en última instancia, ellas estén a la base.

domingo, 17 de agosto de 2008

Mallorca versus Mallorca


Cuando uno lleva tantos años como yo viviendo en Mallorca, se da cuenta de algunas cosas. Una de ellas es la curiosa diversión que encontramos a criticarnos a nosotros mimos. Los mallorquines nos regodeamos en ponernos verdes. No se trata de criticar al vecino, sino de sacar y explotar nuestros defectos en tanto que habitantes de aquí. Y así, no es extraño ver a alguien ufanarse de lo pasivos, cerrados o lo que seamos nosotros. Porque sí, se muestra el defecto, pero se hace como si se estuviera enseñando lo mejor de nosotros, inflando el pecho. Tal vez se trate de la necesidad de poner algo o alguien en el punto de mira, y al ser la isla un territorio muy limitado y cerrado en sí mismo, se acabe poniendo a sí mismo. O tal vez tenga que ver con eso de la discreción y el pasar desapercibidos (otra característica mallorquina), que nos impide señalar a los demás y por lo tanto prefiramos apuntarnos a nosotros con el dedo acusador. En otras partes se cantarían sus excelencias y se mostrarían como la cumbre de la evolución. Nosotros, nos miramos al ombligo, y lo encontramos feo.

En cualquier caso, se observa un cierto matiz masoquista en esta actitud. Porque algo de masocas tenemos los mallorquines, que aguantamos carros y carretas sin decir ni mu (otra vez la discreción...), poniendo todas las mejillas con cara de tontos, incluso con gesto complaciente. Y eso, si bien evita los conflictos, provoca la proliferación de conductas excesivamente egoístas y ensimismadas, volcadas hacia adentro. Sin chocar, sí, pero egoístas e insoportables al fin y al cabo. No es extraño que uno de los productos más típicos de la isla (si no el que más), la ensaïmada, sea una pasta cerrada y enrollada sobre sí misma, formando una genuina metáfora de lo que somos los isleños.

Nótese el ejercicio de mallorquinidad que acabo de realizar, poniendo a parir a mis paisanos (y a mi mismo, claro).

sábado, 16 de agosto de 2008

Los tiempos cambian


En los tiempos de mis padres, las canciones lentas eran el momento más esperado, aquél en el que se lanzaban a sacar a bailar a la chica que les gustaba. Ahora, en cambio, las lentas se ponen a la hora del cierre, para ir sacando fuera al personal.

viernes, 15 de agosto de 2008

Empieza la cuesta abajo


El verano empieza a dar señales de agotamiento: la luz del sol ha cambiado, los días se notan ya más cortos, y anoche, por primera vez en semanas, hizo fresco. Se empieza a ver la luz al final del túnel. Soy consciente de que aún quedan jornadas abrasadoras y noches infernales, que la cosa puede alargarse hasta dentro de un par de meses (a veces es posible pasearse en manga corta hasta noviembre por estas latitudes). Pero notar ese decaer, esos síntomas de que la cosa ya no es tan boyante, hace que mi ánimo mejore. Al fin y al cabo, como todo ser decadente y mediocre, encuentro cierto regocijo en ver cómo todo a mi alrededor se derrumba, y detesto cualquier clase de pujanza y plenitud. Aunque, bien pensado, la caída del calor es la ascensión del frío. Pero en el frío hay un matiz de negatividad y de ausencia que lo hace mucho más atractivo que la plena presencia del dominio del sol que padecemos.

PD o metaentrada: cuando no se sabe de qué hablar, el tiempo es un tema muy socorrido.

jueves, 14 de agosto de 2008

Libro de reclamaciones


"-Siempre intrigo a los hombres, creen que puedo ser algo muy especial...
-¿Y lo eres?
-Nadie me ha pedido que le devuelva el dinero."

Scarlett Johansson (Nola) y Jonathan Rhys-Meyers (Chris) en Match Point.

miércoles, 13 de agosto de 2008

El espectáculo de la enfermedad


"Ya que la enfermedad no tiene la fortuna de encontrar la curación más que si los demás intervienen con su saber, con sus recursos, con su piedad, ya que no hay enfermo curado sino en sociedad, es justo que el mal de los unmos sea transformado en experiencia para los otros; y que el dolor reciba así el poder de manifestar"
Michel Foucault (1926-1984).
El nacimiento de la clínica.

martes, 12 de agosto de 2008

La auténtica Movida

Las noches de farra son una fuente inagotable de inspiración. A altas horas de la madrugada, con sus cansancios varios y sus altos niveles en sangre de cosas varias hacen que pasen las cosas más bizarras. La última terminó cantando lo grandes éxitos de Siniestro Total y otras perlas de hace ya muchos años. Y esto me hizo pensar sobre la Movida, esa explosión de la cultura popular que tuvo lugar a principios de los ochenta. En eso y en la imagen que últimamente se nos está vendiendo de dicho movimiento.

Con eso del revival ochentero se ha puesto de moda la Movida otra vez. Pero, como la memoria es selectiva, se hace hincapié en uan serie de grupos y de personajes que en mi modesto modo de entender (y tengo algunos recuerdos de aquella época) no se corresponden con el espíritu del momento. Incluso algunos quedan un poco fuera de la Movida (como, por ejemplo, los Hombres G o lo que se quiere destacar ahora de Alaska). En cambio, otros nombres quedan más olvidados, cuando fueron los auténticos protagonistas de la movida (o al menos los que representaban ese espíritu transgresor y explorador de límites que debería caracterizar a la Movida): los primeros Siniestro Total (además de la movida madrileña también hubo una movida de Vigo), Derribos Arias, Glutamato yeyé, los Nikis... En fin, que me apeteció reivindicar desde aquí esa Movida que está quedando olvidada y que es, a todas luces, imposible de reeditar (porque hay muchos que desearían una segunda movida, incluso se habla ya de ella). Y para ello dejo algunos videos:


Sniestro Total con Poch (de Derribos Arias) e Iñaki Glutamato (de Gluatamato Yeyé). Dios salve al Conselleiro (a destacar la notable cogorza de Poch, vaso en mano)


Almodóvar y Mcnamara. Satanasa (como en Hollywood vean esto, le retiran los óscars, ojo al baile del minuto 1:30...).


Glutamato Yeyé. Canta con nosotros (es una versión de una canción de misa, brutal el contraste entre la letra y el aspecto del cantante. Y era un programa infantil...).

lunes, 11 de agosto de 2008

La senda del dolor


Hay en la terapéutica una cierta sensación, nada científica, de que una terapia que no provoca dolor ni molestias no es curativa, o al menos de que hace falta una cierta incomodidad para poner al paciente en el camino de la curación. La tradición lo sabe muy bien, y existen refranes que así lo ponen de manifiesto (el mallorquín "quan cou, cura", "cuando escuece, cura" es muy elocuente). Y son frecuentes las pruebas y técnicas médicas que cursan con una molestia considerable. Además, es bien sabida la tendencia de los médicos a racanear con los analgésicos, prescribiendo menos del necesario o alguno no del todo efectivo, o demorando la instauración del tratamiento. Es como si hubiera una necesidad de atravesar una vía de dolor, un via crucis gracias al cual la curación y el restablecimiento (una palabra que no me gusta nada, como si se tratara sólo de volver al estadio anterior a la enfermedad, sin que esta tenga ninguna repercusión, como si no hubiera pasado nada) abran a una nueva relación del paciente consigo mismo y con su entorno (y, porqué no, con su enfermedad).

Al fin y al cabo, la experiencia de dolor es una sensación plenamente corporal, en la que nos vivimos intensamente (más que con el placer, que provoca una cierta expansión, dilución y como abandono). Ya decía Unamuno algo así como que en la alegría uno se olvida hasta de que existe, y que es en el dolor cuando uno cobra conciencia plena de sí mismo. Eso sí, con cierta moderación, el dolor debe dejar un espacio en el que se produzca la transformación, y un dolor demasiado intenso provoca un colapso en el que no hay ningún paso que dar.

domingo, 10 de agosto de 2008

Mi barba tiene tres pelos


Las mujeres tarde o temprano acaban por quere cambiar tu imagen. Y sus objetivos prioritarios son siempre las barbas y los bigotes. Saben que los hombres, cuando llevamos lo uno o lo otro, les tenemos mucho cariño y nos cuesta mucho quitárnoslos. Pero ellas están ahí, insistendes, probando a ver si nos pillan en un día de debilidad y les hacemos caso. Apelan a la curiosidad -"desde que te conocí llevas barba, y me pica la curiosidad de verte sin"- pero por debajo siempre hay un deseo de dominio, eso que muchas confunden con eso que llaman amor. Para un hombre, su pelo facial es algo muy personal, y si uno se lo quita, es como si se convirtiera en otra persona (la sensación de verte en el espejo sin tu barba o tu bigote es rarísima, lo sé muy bien). Y en verdad es lo que buscan, convertirnos en otra persona, hacernos a su medida.

sábado, 9 de agosto de 2008

El fuego de Prometeo


Siguiendo con las cosas olímpicas, voy a relatar la historia de Prometeo. Todos hemos oído alguna referencia sobre ella, aunque conviene refrescarla.

Prometeo fue un Titán (los Titanes eran algo así como una generación de dioses anterior a la de los dioses del Olimpo, que los derrocaron del trono de la divinidad), y se le recuerda por haber robado el fuego a los dioses y haberlo entregado a los hombres. En realidad, lo que Prometeo hizo fue inventar el sacrificio, al provocar la cólera de Zeus tras engañarlo al ofrecerle un buey modificado. Se cuenta que Prometeo mató un buey y colocó en una parte la piel, las vísceras y la carne y las ocultó en el vientre. En otra parte puso los huesos y los recubrió de apetitosa grasa. Acto seguido, hizo elegir a Zeus la parte que prefiriera, escogiendo la que aparecía más grasienta y jugosa, encontrándose con los huesos. El cabreo divino fue colosal (no hay que olvidar que Zeus es famoso por ser más bien colérico). Este es el origen de que los hombres sacrifiquen animales y se queden con la carne y luego quemen los huesos, según los griegos.

Pero las cosas no podían terminar así, y Zeus tomó represalias, privando a los hombres del fuego (Prometeo siempre estaba a favor de los mortales, y se le consideraba su gran aliado), lo que porovocó que el Titań decidiara subir al Olimpo y robarl el fuego y devolverlo a los hombres, permitiendo así la civilización y el progreso. Zeus tampoco estuvo contento con esto, y castigó a los humanos con todas las desgracias con la participación de Pandora. A Prometeo lo encadenó en el Cáucaso, siendo más tarde liberado por Heracles (pero eso es otra historia).

El fuego que Prometeo nos trajo a los humanos es el símbolo de la fuerza que podemos llegar adquirir, es el elemento primario ligado al inicio de la humanidad, que, desde el momento en que dominó la llama no ha parado de avanzar. Sería, por decirlo de algún modo, el primer invento de la humanidad, la primera intervención sobre el medio. Pero al mismo tiempo, es el símbolo del desafío a los dioses, la señal de alerta que les podemos mandar. Un "sí, vosotros sois inmortales y todopoderosos y todo lo que queráis, pero nosotros tenemos esto que os pertenece, y sabemos usarlo".

¿Y todo esto que tiene que ver con los Juegos? Pues muy sencillo, la famosa antorcha representa el fuego de Prometeo. Los antiguos ya colocaban una llama en el estadio de Olimpia mientras duraban las competiciones, y desde 1928 los modernos también lo hacemos. Y no deja de ser curioso que, aunque los Juegos se celebraban para mayor gloria de Zaus, se colocara en un lugar preferente el elemento robado, como diciéndole "cuidado que aquí estamos nosotros, con vuestro fuego, y llegando cada vez más alto, corriendo más rápido y siendo más fuertes", postulando nuestra candidatura a suceder a los dioses (para los griegos habían habido distintas generaciones de dioses, todas desplazadas por la que venía después, y no es descabellado pensar que, tras los dioses olímpicos, los humanos éramos los siguientes).

viernes, 8 de agosto de 2008

Tiempo olímpico


Ahora que estamos con la fiebre olímpica, es hora de aclarar algunas confusiones que hay en torno al asunto. La que más me llama la atención es la que se da entre Olimpiada y Juego Olímpicos. La gran mayoría de gente asume que son una y la misma cosa, el evento deportivo que se produce cada cuatro años. Y eso sólo lo son los Juegos. La Olimpiada es el período de cuatro años que va entre Juegos y Juegos. Y es que así es como contaban el tiempo los antiguos griegos. Si nuestra unidad central de tiempo es el año tomando como eje el nacimiento de Cristo, para ellos la unidad fundamental era la Olimpíada (que no era otra cosa que una celebración en honor a los dioses del olimpo, especialmente de Zeus), y los años se subordinaban a ellas. Así, es común en los textos antiguos referirse a algún hecho como acontecido "en el año segundo de la centésima olimpiada". De este modo, y tomando el inicio en el 776 aC (cuando tuvieron lugar, según los antiguos, los primeros Juegos Olímpicos), ahora estaríamos en el año tercero de la sexcentésima nonagésima séptima olimpiada.

Los Juegos actuales no tienen la significación de los antiguos (como todo lo demás, han perdido su carácter sagrado), pero siguen manteniendo cierto espíritu de conglomeración, de unir a todo el mundo en un evento (si bien uno puede plantearse la duda de si en realidad, eso no será la excusa para que los patrocinadores y los comités varios saquen tajada, quedando el motivo central de otros tiempos en una razón subsidiaria). En cualquier caso, el contar por olimpiadas se mantiene, aunque nadie lo use, y sólo en el ámbito restringido del deporte (para los griegos, los juegos impreganaban mucho más su cultura y su forma de ser), y por eso estamos metidos en medio de los juegos de la 29ª olimpiada.

En cualquier caso, me gustaría llamar la atención sobre la cuestión del tiempo y de su vivencia, porque, aunque un año sea un año (es decir una vuelta de la Tierra al Sol) aquí y en la China Popular y siempre ha sido igual, el cómo se vive y la intensidad que se le atribuye es algo muy distinto. Así, para nosotros es la unidad de tiempo suprema (los meses se articulan en función del año, y otras unidades superiores, como la década o el siglo, tienen al año como su ladrillo fundamental), y para un griego clásico sólo era una parte de una unidad superior, situándonos en planos diferentes en lo que al tiempo se refiere (y por lo tanto, toda la organización de nuestra vida es muy distinta).

jueves, 7 de agosto de 2008

10 Razones para no ir a la playa


1.- La arena. Se mete en todas partes y hace imposible el sentarse o tumbarse de forma cómoda.

2.- El mar. Con sus olores, sus olas (ese sonido que a muchos relaja, a otros, como servidor, les crispa) y sus medusas. A menudo está tan caliente que parece puro caldo.

3.- El sol. Me cuesta creer que la gente vaya voluntariamente a ponerse cual lagartos al sol. O van obligados o hay más masoquismo del que parece. Sí, vale, hay protector solar, pero lo impregna todo de ese característico aroma que tiene.

4.- Los niños. Corren por todas partes, levantan arena, gritan, molestan, juegan con sus cubitos y sus palitas, o se te quedan mirando como estúpidos. Bastante tengo con soportarlos enfermos, como para encima tener que vérmelas con ellos cuando están sanos.

5.- La sal. Si uno se mete en el agua (y no concibo otro motivo para ir a la playa que el de nadar un poco), luego hay que secarse, y se queda uno como acartonado y pegajoso, una sensación muy incómoda.

6.- Los domingueros. Estos montan auténticos campamentos con sus mesas, sus sombrillas, la sandía, los niños, la suegra y elo radiocassette a todo volumen.

7.- La parte más alejada del mar. Un auténtico desierto que abrasa los pies. Toda una prueba de resistencia al dolor.

8.- Los chiringuitos. Lugares en los que se acumula lo peor de la playa: borrachines, chulos de playa, padres que van a comprar helados a los niños para que se callen... Y lo peor es que muchas veces tienen música, que se suma a todas las otras músicas, formando una cacofonía insoportable.

9.- La basura. Hay quien se cree que la playa es un inmenso cenicero. O directamente un vertedero. Se puede encontrar uno de todo, tanto en la arena como en el agua: colillas, palos y envoltorios de helado, compresas, deposiciones humanas y no humanas, algún pez muerto...

10.- Sé que hay una décima, pero ahora mismo no la recuerdo.

En resumen, que no me busquen en una playa. O sí, y puede que me encuentren...

miércoles, 6 de agosto de 2008

Mi Sils, Mi Todtnauberg


En mi creciente misantropía, me encantaría tener un pequeño santuario en el cual abandonar el mundo, dejarlo todo de lado y dedicarme durante horas a leer, escribir, y nada más. Un lugar desde el que iniciar largos paseos y en el que descansar. Una cama, estanterías, libros, música, una mesa de trabajo y una pequeña cocina, no necesitaría nada más. Imprescindible también que cerca haya agua corriente. ¿Alguna sugerencia?. Téngase en cuenta que ese lugar no tiene porqué ser físico.

martes, 5 de agosto de 2008

En la masa


Aunque no me gusta meterme en el centro de la ciudad, por el ajetro y el gentío que siempre se mueve, a veces no queda más remedio que hacerlo. Y otras el cuerpo me pide mezclarme con la multitud, sumergirme en la riada humana. En estas ocasiones disfruto de mirar los rostros de la gente, sacarlo, en cierto modo, de la indiferenciación en la que se hallan, individualizarlos. Algunos van mirando los escaparates, otros pendientes de las conversaciones que mantienen con los de al lado, otros van como alelados mirando a todos lados, como si estuvieran buscando algo. Pero no sólo busco mirar, sino que tampoco hay que olvidar los otros sentidos. Escuchar fragmentos de conversaciones, intentando adivinar cómo empezaron y cómo terminarán. Oler sus cuerpos, los perfumes que se han puesto o no, lo que comen. Y ya, en un ejercicio de intromisión exagerado, intentar saber lo que piensan. Porque supongo que en algo debe pensar la gente.

lunes, 4 de agosto de 2008

Yann Tiersen. Octobre

En medio de los días más calurosos del año, es hora de invocar al otoño. Que venga ya con su melancolía, sus vientos, su fresco, sus tormentas, sus hojas secas. Que venga ya. Y qué mejor que invocarlo con una pieza otoñal, o al menos otoñal es su nombre. Una maravilla que no se puede encontrar en ninguno de los discos de Yann Tiersen, ya que sólo apareció en el DVD que venía adjunto en edición limitada a Les Retrouvailles (2005). Tiersen apenas sale, pero su música llena todo el video. Y ojo al guiño Vivaldiano:

domingo, 3 de agosto de 2008

Acribillados


Asusta un poco pensar en la cantidad de radiacions que atraviesan nuestro cuerpo a todas horas. Radio, televisión, móviles, wifis varios, teléfonos inhalámbricos... Y no hay que olvidar las radiaciones naturales que desde más allá de nuestra atmósfera nos bombardean. Puede que una a una, tomadas individualmente, no tengan grandes efectos, ¿pero alguien se ha parado a estudiar las consecuencias que pueden acarrerar todas juntas?.

sábado, 2 de agosto de 2008

Limes


Las zonas en las que terminan las poblaciones y empieza el campo tienen un atractivo especial. Se trata de lugares con un cierto aire decadente, o bien barrios antiguos y semiabandonados, o muy nuevos y como a medio construir. Es frecuente ver aceras y calzadas que cuadriculan solares en los que aún no hay nada. Farolas que no iluminan a nadie, eso cuando funcionan y no están sólo como elemento decorativo. Suciedad y dejadez campan a sus anchas por estos lugares, ya que los servicios de limpieza no pasan aún con la asiduidad necesaria, si es que pasan. Uno tiene la sensación de que estos lugares son también fronterizos en lo legal, de que hay alguna irregularidad ahí.

Si nos ponemos del otro lado, del campo, nos encontramos con que, igual que el desorden de lo natural se cuela en lo humano en el límite, también podemos encontrar rastros humanos en medio de lo salvaje. Una valla, escombros, suciedad, ruedas, algún electrodoméstico, restos de las construcciones, papeles... Es increíble lo que se puede encontrar ahí. Como compensación, parece que hay en esas zonas una proliferación exagerada, casi salvaje de vegetación. Como si la naturaleza pusiera un muro de contención al avance del cemento. Esto se ve potenciado si el campo que hay al lado es un bosque. En definitiva, hay una sensación de abandono en estos sitios, de estar en tierra de nadie, en un espacio que no es ni lo uno ni lo otro, pero los dos a la vez.

Son lugares solitarios, en los que se apodera de uno una cierta inquietud, porque se siente saliendo de la civilización, como en un medio todavía no domesticado, a medio hacer, y por lo tanto, aún asequible para la incertidumbre y las actividades poco claras. Porque, en tanto que límites, que regiones indecisas, son sitios perfectos para actividades limítrofes y en los márgenes. Carreras, tráficos de sustancias varias, escondites para jóvenes amantes..., cualquier cosa puede tener lugar en estos espacios.

viernes, 1 de agosto de 2008

Pastillas de colores


La bloguera Electra fantaseaba el otro día sobre el color de unas supuestas pastillas para curar el desamor. Esto me hizo recordar que los colores de las medicinas no son casuales ni se deben a criterios estéticos, sino que, en una gran cantidad de fármacos, tiene que ver con los efectos que se pretenden conseguir. Se puede decir de alguien que "come por la vista", pues bien, todos nos medicamos por la vista, y el color de lo que nos traguemos con fines terapéuticos tiene su influencia en dichos fines, provocando una sobrepotenciación de tipo placebo a los efectos de la sustancia. Se han hecho estudios con una misma sustancia y diferentes presentaciones, resultando que según el color de la asula, el efecto es mayo o menor. Así, los calmantes nerviosos tienen colores suaves y relajantes, y los calmantes para el dolor tienen colores más vivos. Y no sólo es cosa del color, sino también de la forma, ya que también hay pastillas que, por su forma, pueden activar mecanismos subconscientes que ayuden a la química. Con ello se evidencia que parte de la resolución está en nosotros (tal vez porque parte del problema esté en nosotros).

Pero no solo se trata de la cuestion placebo, sino que al mismo tiempo hay que hacer al medicamento reconocible y distinguirlo de otros (con fines comerciales y de seguridad, para evitar peligrosas confusiones). En definitiva, hay toda una ciencia detrás del diseño de los medicamentos, no es puro capricho.