Retomo esta vieja serie de entradas porque por fin he encontrado esta canción que hacía tiempo que venía buscando para esto de lo políticamente incorrecto. Y es que, junto a La mataré de Loquillo es uno de mis grandes recuerdos en esto de las canciones con mensajes que nuestra sociedad actual e hipócrita no soporta fácilmente. Sí seguro que lanzada al mercado ahora, saldría alguna asociación o lobby a poner el grito en el cierlo y a pedir que la retiren. Pero se publicó hace veinte años, y tuvo éxito, y sigue sonando en algunos garitos. Y no hace falta decir que es una de las que más jolgorio provoca. Además de la letra, lo que más llama mi atención es la reminiscencia del Sitting on the dock of the bay de Ottis Redding. En fin, juzguen ustedes mismos:
4 comentarios:
Mmmm... ¡Coque Maya!!!! joooo!!!
Este tío me daba mucho morbo y sí, la irreverencia es algo poco aceptado hoy en día... pero que les den.
Tanto la mataré como esta canción me gustan mucho. Recuerdo que cuando oí la primera vez la mataré debía andar por los 6 y no paraba de cantarla, mis amigas me decían que por qué la cantaba yo simplemente les dije que me gustaba. Esta de Los Ronaldos me gusta también mucho. Serán políticamente incorrectas, y?. Yo quizás con el paso de los años he cambiado de ser feminista a ser femenina. Hay muchas, muchas más cosas que me parecen importantes. Y eso que quizás de los malos tratos entiendo de manera indirecta (por desgracia) mi abuela fue una de las personas que lo sufrieron y que se la llevaron. No creo que una canción haga que se maltrate más a las mujeres. Ni que el heroina de Lou Reed haga a la gente que se meta picos...
Me gusta esa canción, si señor
Ha habido un lapsus, se me ha bailado un 1. Tenía 16, no 6
Yo tampoco creo que esto haga que se pegue más a las mujeres. Y seguro que algunos de esos asesinos que asaltan casi todos los días los noticiarios han oído jamás alguna de estas canciones. Ahora bien, convendréis conmigo en que estas letras en estos momentos chocarían de frente con algunos sectores de la sociedad, que no se quedarían callados.
Aunque claro, si nos ponemos estrictos y bordes, cualquier cosa que digamos podría ofender a alguien (esto mismo, ofendería a quien asegure no ofenderse por nada).
A mi el Maya siempre me ha dado un nosequé, me parece un petardillo excesivamente divo.
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