viernes, 8 de agosto de 2008

Tiempo olímpico


Ahora que estamos con la fiebre olímpica, es hora de aclarar algunas confusiones que hay en torno al asunto. La que más me llama la atención es la que se da entre Olimpiada y Juego Olímpicos. La gran mayoría de gente asume que son una y la misma cosa, el evento deportivo que se produce cada cuatro años. Y eso sólo lo son los Juegos. La Olimpiada es el período de cuatro años que va entre Juegos y Juegos. Y es que así es como contaban el tiempo los antiguos griegos. Si nuestra unidad central de tiempo es el año tomando como eje el nacimiento de Cristo, para ellos la unidad fundamental era la Olimpíada (que no era otra cosa que una celebración en honor a los dioses del olimpo, especialmente de Zeus), y los años se subordinaban a ellas. Así, es común en los textos antiguos referirse a algún hecho como acontecido "en el año segundo de la centésima olimpiada". De este modo, y tomando el inicio en el 776 aC (cuando tuvieron lugar, según los antiguos, los primeros Juegos Olímpicos), ahora estaríamos en el año tercero de la sexcentésima nonagésima séptima olimpiada.

Los Juegos actuales no tienen la significación de los antiguos (como todo lo demás, han perdido su carácter sagrado), pero siguen manteniendo cierto espíritu de conglomeración, de unir a todo el mundo en un evento (si bien uno puede plantearse la duda de si en realidad, eso no será la excusa para que los patrocinadores y los comités varios saquen tajada, quedando el motivo central de otros tiempos en una razón subsidiaria). En cualquier caso, el contar por olimpiadas se mantiene, aunque nadie lo use, y sólo en el ámbito restringido del deporte (para los griegos, los juegos impreganaban mucho más su cultura y su forma de ser), y por eso estamos metidos en medio de los juegos de la 29ª olimpiada.

En cualquier caso, me gustaría llamar la atención sobre la cuestión del tiempo y de su vivencia, porque, aunque un año sea un año (es decir una vuelta de la Tierra al Sol) aquí y en la China Popular y siempre ha sido igual, el cómo se vive y la intensidad que se le atribuye es algo muy distinto. Así, para nosotros es la unidad de tiempo suprema (los meses se articulan en función del año, y otras unidades superiores, como la década o el siglo, tienen al año como su ladrillo fundamental), y para un griego clásico sólo era una parte de una unidad superior, situándonos en planos diferentes en lo que al tiempo se refiere (y por lo tanto, toda la organización de nuestra vida es muy distinta).

No hay comentarios: