domingo, 31 de diciembre de 2017

Confluencias

Uno de los fenómenos que más me sorprende de esta era extraña en la que estamos embarcados es cómo, desde distinto puntos de partida, acabamos llegando a los mismos resultados, que terminan coincidiendo con lo que en otros tiempos y desde otros paradigmas era lo deseable. Varios ejemplos: corremos el riesgo de acabar como China, con las redes controladas y las opiniones coartadas. En aras de la seguridad y el desarrollo, la sociedad cada vez está más controlada y todo es menos espontáneo. Sin duda, el sueño de muchos gobernantes, el control total, cada vez está más cerca. Por otro lado, ya se están planteando en la misma Europa medidas de separación de hombres y mujeres para evitar el acoso. Entiendo el problema, pero no sé si es la solución más adecuada, porque se empieza por ahí, "para que se sientan seguras", y luego se segrega en los colegios, y se acaba por cubrirlas con velos (y lo peor, ellas lo acabarán aceptando, "es por su bien"). El presente de cada vez se va pareciendo más a esos futuros distópicos que distintos autores nos han ido describiendo. 

sábado, 30 de diciembre de 2017

Haciendo historia

Se hace historia muy a la ligera. Cualquier evento es calificado hoy de "histórico", sobre todo por quienes lo promueven y/o son sus protagonistas. Sin embargo, es un énfasis innecesario, porque en la mayoría de ocasiones no lo es tanto, sino que nos lo quieren vender más caro. De casi todos estos hechos no se acordarán dentro de varias décadas (ni siquiera nos acordaremos quienes los hemos vivido). Y si algo des de verdad histórico, no hace falta señalarlo, debería saltar a la vista. Aunque en definitiva, la historia es una cosa del futuro: son los que vendrán después los que dirán qué es lo que merece ser subrayado y resulta importante para el desarrollo de los contecimientos. Desde el ahora inmediato no podemos saber la trascendencia de lo que hacemos, y cosas que nos pasan desapercibidas pueden tener más influencia que las anunciadas con rimbombancia. Así que no nos preocupemos tanto de la historia y hagamos nuestro camino, seamos sensatos en nuestras decisiones y no queramos ser tan importantes, lo cual no quita para que destaquemos lo que nos parece más significativo para nosotros, claro está, pero sin tanta rimbombancia, por favor. 

miércoles, 27 de diciembre de 2017

¿Vale la pena?

Pero no nos confundamos, todos buscamos esos asideros. La mayoría lo hace contra los demás. Yo lo hago conmigo mismo, en una especie de autosustentación en el vacío, en un continuo ejercicio onanista inútil y peligroso, pero inevitable. Creo la ficción de que tengo control sobre mi mismo, y lo ejerzo (creo) en aquello en lo que me es posible. Siento pánico a perder el control y dejarme arrastrar. Nunca me he desmayado y me aterra la idea de perder la conciencia (incluso mi insomnio puede que tenga que ver con ello). Tampoco me entrego de pleno al abandono del etanol y otras sustancias. ¿Qué monstruos o fuerzas se podrían desatar? ¿Es un temor fundado? 

Sólo me tengo a mí, y ni siquiera de eso estoy al 100% seguro. 

Tal vez habría que abandonar la ficción de la autosustentación y explorar la caída, porque en ella hay algo, aunque sólo sea yo cayendo.

martes, 26 de diciembre de 2017

Las identidades firmes

En los últimos tiempos, el centro de algunos debates que nos entretienen gira en torno a cuestiones identitarias: de género, sexual, nacional... De forma obsesiva, además. O bien las personas a quienes más ocupan están completamente absorbidas por ellas y todo lo leen en relación a sus obsesiones, o bien saltan automáticamente cuando se accionan determinadas teclas (que de cada vez son más y más sensibles). Creo que se trata de un síntoma de que en nuestro mundo hay cada vez menos realidades firmes (las religiones y sus dioses pierden fuelle, las ideologías -al menos las que han dominado durante décadas, y que ya eran un sucedáneo religioso- han fracasado), y buscan con ansia un lugar al que aferrarse, un centro de gravedad permanente y bajo, muy bajo, que no les haga tambalearse. Porque en el fondo lo que temen es la caída en el precipicio, el eterno movimiento uniformemente acelerado hacia un suelo al que es posible que nunca se llegue. Ante eso, cualquier risco es tomado por un lugar seguro.

Pero que no nos confundan con su vociferio y su seguridad impostada. En realidad es sólo un deseo lo que expresan, y hay sólo miedo, pavor, en sus evangelios. Lo cual no los diferencia de quienes en épocas pasadas pretendieron hacer pasar por sus certezas e inamovilidades a todo el mundo.

domingo, 24 de diciembre de 2017

León Benavente. Ser brigada

Uno de los mejores conciertos a los que he asistido este 2017 ha sido el de esta gente. Si suenan bien en estudio, lo hacen mejor en vivo. Intensos y descarnados, su directo huracanado no deja indiferente, y acabas brincando como un poseso. Pero si recordaré este concierto es porque por una carambola, pude entrar en el backstage y charlar un poco con alguno de ellos.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Del adoctrinamiento en la escuela


Me parece absurda la discusión en torno al adoctrinamiento en las escuelas. Porque es evidente que lo hay. No me refiero a que algunos profesores enseñen sus cosas impregnadas de su ideología con el fin de asegurarse una línea sucesoria para sus delirios, que también (los he padecido y conozco bastantes ejemplos de primera mano). Me refiero al moldeamiento, a la poda que se produce en los niños, en llevarlos por una senda y otorgarles una cierta uniformización (que querríamos amplia, cierto es). Se trata de que llegados a una edad, ponemos a nuestros hijos en manos del estado, que junto a los conocimientos (en teoría, la función de la escuela), transmiten muchas otras cosas: valores, actitudes, modelos... y los que se transmiten no son casuales ni inocentes. Obviamente, se aspira a la neutralidad política (a la neutralidad respecto a las opciones que hay en la sociedad) y así debería de ser, pero unos mínimos inevitables siempre hay al intentar socializar y domar a las fierecillas salvajes que son los críos. 

Así que sí, educación y adoctrinamiento son prácticamente sinónimos, lo uno llama a lo otro. 

viernes, 22 de diciembre de 2017

Al empezar la divergencia

Hay una cierta sensación de declive a mi alrededor. Gente que siempre estuvo ahí, que parecían inamovibles y la representación de la fuerza misma se muestran ahora débiles y cansados. Más pronto que tarde abandonarán la escena. Servidor y mis coetáneos empezamos a dar señales de empezar a ir cuesta abajo (algo que nunca hemos vivido, porque hasta ahora hemos vivido en la plenitud, o con la promesa de ir ganando). Casi podemos asegurar que ya tenemos más vida por detrás que por delante. Las cosas con las que crecimos ya parecen viejas, y es algo que se contempla con estupor. Pero, en algún rincón del fuero interno, nos sentimos como aquellos jovenzuelos empanados que fuimos cuando teníamos toda la vida por delante. La voluntad quiere, pero el cuerpo avisa de que va a empezar a quedarse atrás. Es triste. A ratos es doloroso. Pero es lo que hay. Sólo queda aceptarlo. Pero no para vivir como si no existiera esta dualidad o suturarla de alguna manera, sino para profundizar en ella y sacarle algún rédito.

Empieza la divergencia, pero abarca un ángulo más amplio que la simple línea recta. 

jueves, 21 de diciembre de 2017

Desesperación eufórica

No hay que tomarse la euforia como un signo de alegría y de óptimo estado de ánimo. A veces es al contrario, una señal paradójica de que algo no está del todo bien. El momento previo al derrumbe, o incluso el derrumbe mismo. Como esas fiestas desenfrenadas que cuentan que se celebraban en los últimos días del Berlín nazi, con una ciudad devastada por los bombardeos y al borde de la toma por los soviéticos. 

martes, 19 de diciembre de 2017

Destripador

Por regla general a la gente no le gusta que le destripen el argumento de los libros, series o películas que les interesan. Te pueden fulminar si osas adelantarles algo. A veces me he divertido simplemente amenazando con ello, o les he colado falsos spoilers, sólo por provocar. 
A mi es algo que no me molesta. Incluso, si de verdad estoy interesado, los busco. Me recuerdo de bien joven leyendo las últimas líneas de los libros cuando iba por la mitad, y de alguna película he buscado resúmenes antes de ir a verlas. Total, si al final me voy a enterar, ¿porqué no adelantar los desenlaces?
Puede que tenga que ver con una cierta pulsión controladora y que huye de las sorpresas, o que sea algo más juguetón, sádico y cabroncete que hay en mí. O que sabiendo lo que va a ocurrir me pongo por encima de lo que estoy contemplando (como si le dijera a quien lo creó: "no me vas a pillar, yo soy más listo"). Sea lo que sea, encuentro alguna satisfacción en ello. 

jueves, 14 de diciembre de 2017

De la disolución nocturna

Soy bastante selecto en mis preferencias en cuanto a garitos nocturnos se refiere, aunque a la hora de la verdad no me ando con demasiados remilgos si la compañía es buena. Porque en la noche de lo que se trata, es de ponerse en una tesitura distinta a la diurna, metamorfosear en cierto modo. Aunque en su día nos reímos mucho de aquello de "la noche me confunde", hay algo de verdad en esa afirmación: la noche nos altera. Y salimos para aprovecharlo. Como mínimo, no estamos tan atados a las obligaciones diurnas: a los horarios y rutinas. Cuando el sol se pone nos diluimos un poco, nos difuminamos. O queremos difuminarnos. Por eso vamos a sitios donde ponen música alta, en los cuales se hace difícil hablar (la palabra y el discurso quedan relegados), y bebemos y bailamos. Para ello, y por una cuestión de gustos (aunque también podemos hablar de porqué nos gusta lo que nos gusta), cada uno prefiere un tipo de ambiente, unas gentes y músicas que le faciliten la dilución, entre los cuales fluir más y mejor. Por eso a veces me muestro un poco intransigente con según qué locales, porque sencillamente no estoy cómodo y me siento coartado. Aunque ya digo, una buena compañía suele ser muy útil en esos casos. A veces es porque en el grupo hay gente con distintas preferencias, y hay que tener a todo el mundo más o menos satisfecho. Pero otras es porque la disolución se produce no en el entorno, sino en esa compañía. No sé si me explico...

domingo, 10 de diciembre de 2017

Radiohead. Lift

2017 ha sido un año profuso en aniversarios musicales redondos. De todos ellos, hoy quiero destacar el 20 aniversario del OK Computer de Radiohead. Si no el mejor, uno de los mejores discos de los noventa. Lo han celebrado sacando una edición especial con varios descartes (OKNOTOK). Y como suele ocurrir, hay cosas que uno no entiende cómo se quedaron fuera. Y además les han hecho videoclips estupendos, como este Lift

sábado, 9 de diciembre de 2017

A la contra

Hay que ir contra los líderes. Siempre. Aunque se esté de acuerdo con ellos. Hay que ponerlos contra las cuerdas. Sólo así nos aseguramos de que sean más fuertes y no sucumban a los cantos de sirena de las autocomplacencias y lameculos varios. 

viernes, 8 de diciembre de 2017

El pueblo

No creo en el pueblo. No al menos en ese con quien se llenan la boca aquellos que pretenden erigirse en sus representantes y portavoces. Es sólo la excusa para que algunos se encaramen a él como si fuera su pedestal. 

Lo que sí que hay son chispazos, golpes espontáneos, flashes en los que se manifiesta una cierta conciencia colectiva. Pero es sólo algo muy fugaz, que en cuanto se organiza ya ha perdido su carácter originario. Entonces ya es pueblo, y sirve a los intereses de una parte, a veces muy pequeña. Puiede suceder que todos salgan beneficiados, cierto, pero los esclavos bien tratados no son menos esclavos que los que reciben latigazos. 

jueves, 7 de diciembre de 2017

Cambiando de racha

Por una suerte de pensamiento mágico relacionado con alguna clase de supuesto equilibrio cósmico, uno tiende a pensar -y a temer- que cuando está en una buena racha, está próximo el momento en que se torcerá, impidiendo el disfrute pleno de los buenos momentos. Es la espada de Damocles que siempre pende sobre mi cabeza y que en cualquier momento puede caer. 

Ciertamente, y por la misma regla de tres, en cuando las desgracias se encadenan, cabe pensar en que en algún momento -más pronto que tarde- la cosa empezará a mejorar. Pero sucede que uno, digan lo que digan, es más bien pesimista y dado al derrotismo, por lo que caigo antes en anticipar la desdicha que en prever la dicha. 

martes, 5 de diciembre de 2017

En el lecho

A veces intento imaginar mi aspecto cuando muera. ¿Seré anciano, o no tan viejo? ¿Se mostrarán mi rostro y mi gesto apacibles, o marcados por al sufrimiento? ¿Será en una cama, durmiendo, tras alguna enfermedad, o yaceré tirado en alguna cuneta dentro de mi coche, o quién sabe, acribillado a balazos o apalizado por alguna convulsión histórica?

Son preguntas a las que nunca hallaré respuesta, porque cuando llegue el día ya no estaré allí. Tal vez, si es cierto eso del alma y de que uno se ve desde fuera, seré testigo. Pero creo que para entonces ya no me importará. De momento, es sólo un entretenimiento como otro cualquiera. 

sábado, 2 de diciembre de 2017

Viajeros

Sucede que te encuentras con gente que "le encanta viajar". Y servidor opina que viajar  está sobrevalorado. Al menos ese viajar low cost de escapada para hacerse unas cuantas fotos, colgarlas en instagram para recolectar likes y presumir. Porque en muchas ocasiones es eso: una escapada. Cuando alguien espeta eso de que le encanta viajar, siempre me pregunto que de qué huye. 

Argumentan que buscan nuevas experiencias. Pero para eso no hace falta irse a ningún sitio. Es cuestión de abrirse y acercarse al mundo con otra actitud. He ahí el quid de la cuestión: el pathos, la stimmung, la disposición. Al final, lo que ocurre con muchos de estos viajes es que sirven para alimentar el ego, cuando lo que deberíamos aprender a hacer es diluirlo. 

Una propuesta/reto: en el próxima viaje, no hacer fotos. Llevar un diario.