Uno de los fenómenos que más me sorprende de esta era extraña en la que estamos embarcados es cómo, desde distinto puntos de partida, acabamos llegando a los mismos resultados, que terminan coincidiendo con lo que en otros tiempos y desde otros paradigmas era lo deseable. Varios ejemplos: corremos el riesgo de acabar como China, con las redes controladas y las opiniones coartadas. En aras de la seguridad y el desarrollo, la sociedad cada vez está más controlada y todo es menos espontáneo. Sin duda, el sueño de muchos gobernantes, el control total, cada vez está más cerca. Por otro lado, ya se están planteando en la misma Europa medidas de separación de hombres y mujeres para evitar el acoso. Entiendo el problema, pero no sé si es la solución más adecuada, porque se empieza por ahí, "para que se sientan seguras", y luego se segrega en los colegios, y se acaba por cubrirlas con velos (y lo peor, ellas lo acabarán aceptando, "es por su bien"). El presente de cada vez se va pareciendo más a esos futuros distópicos que distintos autores nos han ido describiendo.
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