Por una suerte de pensamiento mágico relacionado con alguna clase de supuesto equilibrio cósmico, uno tiende a pensar -y a temer- que cuando está en una buena racha, está próximo el momento en que se torcerá, impidiendo el disfrute pleno de los buenos momentos. Es la espada de Damocles que siempre pende sobre mi cabeza y que en cualquier momento puede caer.
Ciertamente, y por la misma regla de tres, en cuando las desgracias se encadenan, cabe pensar en que en algún momento -más pronto que tarde- la cosa empezará a mejorar. Pero sucede que uno, digan lo que digan, es más bien pesimista y dado al derrotismo, por lo que caigo antes en anticipar la desdicha que en prever la dicha.
4 comentarios:
Un servidor piensa en que todo siempre puede ir a peor, le viene a uno de vocación.
Y si me encuentro en un momento que valoro por bueno (claro que cada persona tiene sus criterios internos para dar por buena una racha).
De alguna manera me siento identificado con la tendencia a pensar en que me estoy cayendo cuando quizás estoy más próximo a subir en ese momento.
En este caso hablo de mi interior. Si hablamos de situaciones mucho influirá en cómo se encuentre uno de ánimos. De ninguna manera permitiría que una situación empeorase en función de mi tendencia a bajón. Pero es muy reconfortante sentir alegrías inesperadas. Toda una aventura es hablar sobre tu entrada.
Obviamente, se trata a veces de un rasgo de personalidad, que tiende a ser más optimista o pesimista. De todos modos, siempre hay que ser moderados, es decir, ni un derrotismo exagerado ni un optimismo temerario, y creo que es mejor que haya un punto de pesimismo siempre, porque lo mejor no requiere grandes esfuerzos, pero lo peor es más duro y hay que estar preparados.
A mí me pasa muy parecido y además, estando tan acostumbrada a las malas rachas, las buenas me parecen mentira y siempre estoy esperando que todo se vaya al carajo. Lo bueno es que ya llevo años así e incluso me aburro de esperar a que pase algo malo.
Salud!
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