Tras la defensa de mi memoria de investigación, el pasado mes de junio, decidí tomarme una pausa "administrativa" en mis quehaceres de doctorado hasta que los papeleos se acabaran y tuviera en mis manos el Diploma de Estudios Avanzados (DEA). En realidad era una excusa como cualquier otra, ya que se trataba de un mero trámite, una vez aprobada la memoria (y eso es algo que te dicen al acabar de defenderla). Y al final, entre unas cosas y otras, te das cuenta de que ha pasado ya casi un año y que no has hecho casi nada. Cosas de la pausa (y de los preparativos del traslado de hospital y el traslado mismo, que si bien no te roban un tiempo excesivo, sí que te tiene un tanto descentrado de otras cosas).
Llevo tiempo diciéndome que ya es hora de volver a poner en marcha los motores, de calentar la maquinaria y retomar, ya en serio, las ideas y textos que he ido recopilando. Pero era como el fumador que se dice que el lunes lo deja. Sin embargo, poco a poco, he ido entrando en materia, al menos en cuestión de mentalización. Si al terminar la memoria no tenía mucha idea de cómo enfocar el asunto (la memoria tenía que ver con él, pero no del todo, era más bien una cuestión colateral sobra la que me interesaba trabajar), estos meses de descanso han cristalizado en algunos hilos que tirar y esbozos de caminos que seguir. Nada importante aún, tan sólo pequeñas sendas a machete en la jungla. Ahora hay que desbrozar, aplanar, asfaltarlos y convertirlos en autopistas. Esa será la tarea.
Y a modo de señal, como resorte que aprovecharé para saltar, varias y casi simultáneas novedades editoriales. Por un lado, el volumen quinto de la traducción de la correspondencia de Nietzsche (sí, la tesis, para quien no lo sepa, va sobre Nietzsche), que casi completa la serie (falta únicamente un volumen por aparecer), pero que a estas alturas ya no me es tan importante como lo fue para la memoria de investigación. Y por otro, y mucho más fundamental, la aparición del volumen I de sus obras completas. Ya era hora de que aparecieran unas obras completas de Nietzsche en español, que recopilan algunas traducciones ya publicadas y aportan nuevos textos (menores, eso sí, ya que el grueso de la obra nietzscheana ya estaba publicado). Con esto, los póstumos que aparecieron en cuatro volúmenes hace unos años (con polémica incluida en torno a la traducción, dicho sea de paso, y espero que no ocurra lo mismo con las obras completas), todo el universo de libros y artículos escritos en torno a Nietzsche y su pensamiento y, por supuesto, los originales alemanes y la ayuda de mi director de tesis (que otra cosa no, pero alemán sabe un rato, no en vano ha traducido a Heidegger, Hegel y al propio Nietzsche, con algún premio de por medio, con lo cual puede suplir mis carencias cada vez menores con el alemán), hay material suficiente para ir tirando.
Es ahora o nunca.
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