jueves, 28 de septiembre de 2006
Más masificación
Cuidado con las masas. Y con sus líderes.
Ya dije una vez que la masa es tonta. El problema es cuando sus supuestos líderes se ponen a su altura. En ese caso son tan intercambiables como los hombres-masa que conforman la aglomeración a la que se supone que lideran. Es más o menos nuestra situación. Nuestros líderes (políticos, religiosos, intelectuales...) se han puesto a la altura de la masa. Se han olvidado de que son hombres-individuo. Cada vez que hablan tiemblo. Gentes que podrían ser dignísimos seres humanos se ven reducidos a simples abanderados de tumulto, en meros portadores de pancarta (es decir, en los que van delante, pero sin ser nada distinto de la aglomeración misma). El mundo moderno es de las masas, eso nunca hay que perderlo de vista. Pero si resulta que los que están por delante también son masa y forman parte de la masa, mal vamos. Entonces ocurren cosas como las que vemos casi todos los días.
¿Porqué a nivel masa nos atrevemos a actuar de modos que en el plano individual noi siquiera pensaríamos? Eso les está ocrriendo a muchos de nuestros líderes, dispuestos a insultar a cualquiera que se les ponga por delante, cuando en sus vidas privadas seguro que eso de insultar lo consideran descortés y maleducado. A lo mejor el origen está en la distinción público/privado (correspondiendo, más o menos, lo público a lo masivo, y lo privado a lo individual), que es una de las escisiones de la modernidad, que nos provocan una cierta esquizofrenia.
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