Cada x tiempo se pone de moda algún bailecito chorra. Son muy útiles, ya que funcionan como un detector de gilipollez. No por el baile en sí, sino por el afán de todo el mundo de bailarlo y mostrarse "guay y enrollado" al estarlo haciendo. El punto de inflexión se da cuando empiezan los personajes populares a bailarlo en público: un programa de televisión, ahora en el youtube, un candidato presidencial en campaña... En fin, que es un método como cualquier otro para calificar y encasillar a la gente.
Y también en esto hay progreso: de la simplona yenka (izquierda-izquierda-derecha-derecha-adelante-atrás- un-dos-tres) al ya más sofisticado y complejo fenómeno actual del rapero coreano, con estaciones intermedias en macarenas, aserejés y otras. La gracia es que ya exige un cierto entrenamiento, ya no son movimientos facilones, sino que hace falta más coordinación. Hay que entrenar, perserverar. Y ello hace que sean tests de gilipollez más eficaces, ya que antes se podían dar falsos positivos de gentes que tuvieran un momento tonto y se dejaran llevar. No. Ahora el que lo sabe bailar es porque se ha empleado en ello y lo ha querido así.
Y luego, estamos los gilipollas reactivos, que nos dedicamos a hablar de los gilipollas activos, dándoles alas y expandiéndola de otro modo.
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