jueves, 2 de diciembre de 2010

Propaganda

La mejor publicidad es el trabajo bien hecho. Y eso no está en nuestra mano valorarlo. Puedes hacer todas las campañas que quieras, con hermosas fotos y bellas palabras, pero al final lo que cuenta es el trabajo hecho. ¿O es posible que una buena propaganda altere la percepción de nuestra labor, a modo de encantamiento?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por favor... no me seas tan inocentón.

Ojalá nuestra sociedad tuviese como valor principal el trabajo bien hecho. Pero, por desgracia, es la imagen lo que cuenta.

Ya se sabe, la mujer del César...

El Pez Martillo dijo...

"No basta que la mujer del César sea honesta, además tiene que parecerlo."

Pero tiene que serlo, si no, por mucha imagen que de, si no lo es, al final la gente se dará cuenta (de entrada puede que cuele).

Prueba si no a abrir un negocio, muyu bonito, con la mejor y más cara publicidad que hable de las maravillas que vendes. Si luego tratas mal a la clientela y no les das el maravilloso servicio que vendes en la publicidad, a ver cuánto duras.

Admito que l aimagen es importante, pero si transmites una imagen determinada, intenta al menos que tiu trabajo se adecúe a dicha imagen.

Imagen obliga. Obras son amores, y no buenas razones.

Anónimo dijo...

Muchas veces el mejor trabajo es el que no se hace. Por ejemplo, el que llevó a cabo el piloto del Enola Gay.
El trabajo está deliberadamente mistificado por quienes se apropian de la plusvalía, y (salvo excepciones) la vocación ha sido reemplazada por la rentabilidad.