Todos hemos sufrido y sufrimos el acoso de las operadoras telefónicas y de internet. Te llaman a cualquier hora y te ofrecen el oro y el moro. Según el día que tengas, les mandas a paseo rápidamente o les escuchas y les haces perder el tiempo: preguntas, haces como que te interesa, y al final les das la patada (lo que yo llamo calientapollismo telefónico). Se siente un gran placer en cualquier caso.
Pero hete aquí que un día, por razones varias, resulta que te interesa la oferta, dejas que te seduzcan y entras al trapo. Entonces sucede lo que suele ocurrir. Que se olvidan de ti y eres tú el que les tienes que llamar. Viene esto a cuento de una reciente experiencia, en la que he hecho caso a la oferta que me hicieron, acepté sus condiciones, y me dispuse a, en cuestión de días, tener una conexión de internet más rápida y más barata. No podía ser tan buena la cosa, y pasaron y pasaron los días, y al final tuve que llamarles parea ver qué pasaba. Y no pasaba nada, estaba todo como el primer día. Cursaron una reclamación y seguí esperando. Al cabo de un par de semanas, en vista de que no daban señales de vida, volví a llamarles: seguían sin haber empezado con mi solicitud. Tramitaron una reclamación de urgencia y ayer, tras un mes, recibí un sms en el que me comunicaban que habían recibido la solicitud y que estaban trabajando en ello. A ver si es verdad, porque como tenga que volver a llamarles no respondo (bastante margen les he dado ya, otro hubiera aguantado mucho menos).
Debe ser una cuestión de equilibrio cósmico: ellos me han llamado miles de veces, y ahora yo he de hacer otro tanto.
2 comentarios:
Chico, y amí que no me pasan estas cosas...
Tengo una suerte tremenda con todo esto. Llevo tres meses aprovechando una oferta de internet mediante la cual pago 16 miserables eurillos por 20 megas. Ahora resulta que se me acaba la oferta y se me ocurrió llamar, pos nada, oyes, que me hacen una nueva oferta y hasta el 2012 y sin cambiar de compañía, pagaré la mitad de cuota.
Igual me pasó con el móvil, un día me enfadé porque pagaba mucho y no me ofrecían nada, así que gestioné una portabilidad con otra compañía. Automáticamente me llamaron, me dieron un móvil cojonudo nuevo y ahora pago poco más de la mitad que antes.
No sé, a veces hay cosas para las que uno tiene suerte, o duende... a saber...
Que envidia. A mi todo y a mi familia todo nos sale torcido. Encargamos algo, y se les pierde, se les rompe o cualquier cosa hace que se retrase. Ya sabemos que cuando nos metemos en estas cosas, hemos de armarnos de paciencia. Incluso en las colas del carrefour tenemos problemas (después de hacer media hora de cola, se estropea la caja, o la cierran, o el de delante empieza a poner mil pegas, justo cuando nos tocaba a nosotros). En fin, paciencia.
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