Hay regiones en las que los hombres nacen sin cabeza, con los ojos y la boca en el pecho; en las que todos son andróginos; en las que andan a cuatro patas, en las que no tienen más que un ojo en la frente y la cabeza más parecida a la de un perro que a la nuestra; en las que son peces de la mitad para abajo y viven en el agua; en las que las mujeres paren a los cinco años y no viven más que ocho; en las que tienen la cabeza y la piel de la frente tan dura que no puede penetrar el hierro, pues rebota en ellas; en las que los hombres no tienen barba; hay naciones que no usan ni conocen el fuego; otras que producen esperma de color negro.
¿Y qué me decís de aquellos que por naturaleza se transforman en lobos, en yeguas y luego otra vez en hombres? Y si es verdad, como dice Plutarco, que en algún lugar de las Indias hay hombres sin boca, que se alimentan del aroma de cietos olores, ¿cuántas descripciones nuestras serán falsas?.
Michel de Montaigne. Ensayos (parte II, ensayo XII)
No hay comentarios:
Publicar un comentario