Como somos cada vez más cortoplacistas, y hay que ver resultados con mayor premura, corremos el riesgo de ser más y más exigentes y resolutivos: déspotas, en una palabra. trasladado esto al ámbito del poder, donde el cortoplacismo es aún más acuciante, nos encontramos con tendencias al control, con leyes maximalistas que pretenden cambiar las cosas de golpe (incluso realidades milenarias, que a lo mejor es deseable que cambien, pero no que se deba ni pueda hacer en una legislatura), con diálogos y negociaciones poco sosegadas... En definitiva, la senda hacia el totalitarismo está ante nosotros, y hoy por hoy es una autopista de seis carriles.
3 comentarios:
uuufff! que miedo.
Tu pensamiento es total.
En él reside una queja intrínseca, en estos tiempos quejumbrosos. Si bien me suscribo a tu queja por la inapelable necesidad de mejora de un sistema democrático capitalista
que fracasa, que no cumple con los derechos básicos del pueblo, dígase vivienda digna, dígase trabajo...
Ahora bien, amigo, con estos pensamientos nos llamarán quejicas.
Encantado de conocerte, te invito a que me visites...
http://cequiembellitledesert.blogspot.com/2010/11/la-geometria-de-tu-sombra.html
J.angel)
Hola angelcifu,gracias por el comentario.
Ciertamente, puede interpretarse como una queja, pero no lo escribí en tono de queja sino más bien como la constatación de un hecho y un peligro que creo que corremos.
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