viernes, 10 de agosto de 2007

S'aujub


En algunas casas antiguas de la isla, sobretodo en los pueblos y en el campo, hay pozos interiores. Pozos que se encuentran el misma cocina, o en el portal de entrada. Normalmente se trata de aljibes que recogen el agua de la lluvia y la almacenan para surtir a los habitantes de la casa. El hecho de que normalmente estén en la cocina resulta muy útil, ya que está a la mano una fuente de agua fresca para cocinar o para beber. No es extraño que, durante la comida, la gente se levante de la mesa para llenar sus vasos directamente del cubo.

Son lugares extraños estos pozos. En primer lugar porque un pozo siempre es una abertura hacia realidades submundanas oscuras y húmedas que ya de por sí nos resultan inquietantes y misteriosas. Lo normal es que estén fuera, a la entrada o en los patios traseros, quedando relegados a la parte externa de la casa, como si así, al poder entrar más luz solar en sus interiores, parte de su misterio se viera neutralizado. Pero la puerta de los infiernos dentro de casa es más angustioso. O una forma de tenerlos presentes siempre. Curiosamente, es habitual que sobre estos pozos haya una ventana, conjuntando así una abertura a la luz y otra a la oscuridad, poniendo en contacto las profundidades del subsuelo y la luminosidad celeste, con todo lo humano y cotidiano en medio.

A mi siempre me han creado cierta ansiedad estos pozos. En parte por la precaución infantil inculcada por los adultos. "No te asomes mucho, que una vez un niño se cayó dentro". Pero también porque son lugares atípicos. Se trata del único sitio de la casa al que no llega la luz, y los ruidos que produce son de todo menos tranquilizadores. La cadena al subir y bajar el cubo parece traer consigo todas las ánimas del purgatorio, ya que el eco hace que suene más escalofriante. Además, el chorro que cae por el agujero que estos cubos suelen tener en el fondo resuena por todos lados. Y no hay que olvidar el constante goteo del agua, que se cuela por todas partes de la casa, sobretodo por las noches, cuando el silencio reinante hace que desde las habitaciones se oiga.

Soy un tipo de ciudad, mi familia no tiene ninguna finca o casa en ningún pueblo (algo muy común en Mallorca), pero conozco varias, e incluso he dormido en ellas. Y reconozco que no he dormido a gusto. En parte por los extraños sonidos y en parte por estar en un lugar desconocido (lo cual nos pone alerta y nos dificulta conciliar el sueño).

Nunca me han gustado estos pozos, pero siempre que he tenido la oportunidad he asomado la cabeza, esperando no ver ningún reflejo o movimiento extraño allí abajo.

6 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Oiga, pues yo las veces que he dormido en casa rurales con aujub he dormido la mar de bien. Ya sabe que estos detalles tan típicos del submundo me reconfortan (precisamente por el mal rollo que dan).

Pero yo también soy urbanita y mi experiencia más directa es palmesana, y mi abuela lo que tenía en casa (bueno, la casa todavía está en pie, aunque le queda poco) era una cisterna. A mí eso sí que me inquietaba, ya que vacía parecía un refugio antiatómico.

Unos familiares tenían una casa (Son Pons, cerca de Son Llátzer) con un auténtico refugio de la guerra civil, y esto sí que acojonaba de verdad. Sucio, maloliente, con ratas y lagartijas dándose paseos por sus paredes. Todo tenía una pinta muy lóbrega. Cuando jugaba con mis primos a fútbol íbamos con mucho cuidado de que la pelota no se nos cayera en el agujero (una de las madres que lo tapaban estaba agujereada)... por si había que entrar a buscarla!!

Anónimo dijo...

Pues servidora si que tiene un "aljub" en casa, y otro en casa de su abuela, y otro en casa de su madrina... y sin embargo esas puertas al submundo nunca han ejercido ninguna influencia en mi, ni siquiera he sentido nunca ese miedo innato a caer dentro; en mi caso me encuentro al otro lado de esa realidad submundana oscura, en la luminosidad celeste, (ya conoce usted mi naturaleza etérea). No se preocupe amigo pez, todavía no he oído comentar a nadie que se haya encontrado con un muerto en el aljub... de momento...

El Pez Martillo dijo...

La verdad es que todo lo que se adentra en el subsuelo tiene algo de inquietante (cuevas, refugios, pozos, incluso el metro o el pàrking tiene cierta aura misteriosa).

Musa, ya sé de su intangibilidad, pero se me ocurre que a lo mejor se encuentra cómoda cerca de esos sitios porque en el fondo también es usted subsuelítica (las musas son caprichosas y a veces desasosegadoras). Es más, puede que incluso haya salido de uno de sus aljibes, como la niña de "the ring"

Johannes A. von Horrach dijo...

¡Ni naturaleza etérea ni leches, Musa! Ya lo dice el amigo Pez (se me anticipa): si usted no padece los efectos del submundo es simplemente porque es una de sus criaturas. Recuerde que una criatura ctónica no puede sufrir los efectos de lo ctónico. Recuerde esa entrada en mi blog que le dediqué: lo femenino no puede ser theorós porque sólo lo masculino está instalado en la escisión, y por tanto, en el desarraigo.

Anónimo dijo...

"Valgame dios" Que partida de tarados e incultos,
Si las casas mallorquinas tienen cisternas , solo y esclusivamente es porque en los tiempos que se hicierón,no habia agua corriente y por esa razon se hicieron en los sitios mas comodos para su hutilización.En mi casa siempre hubo y he tenido que bajar a limpiarla mas de una vez(cuando esta vacia) y de submundos "solo los que hay en vuestras mentes enfermizas"

El Pez Martillo dijo...

Ya apareció el/la racionalista de turno a joder la marrana con su "cultura". El término submundo está bien utilizado aquí, puesto que significa "lo que hay debajo del mundo", y diría que las cisternas están por debajo de nuestros pies (entendiendo mundo como la superficie terrestre). ¿Y me va a negar que son oscuros y húmedos estos lugares, con todo lo que ello puede llegar a sugerir? Me parece que al escribir esto no sugerí nada distinto a lo de la utilización (sin hache), y no se me ocurre que se pudiera haber hecho por otro motivo. Ahora bien, eso no quita para que la imaginación se dispare cuando uno se asoma a estos lugares y los "enriquezca" con su mente enfermiza (eso sí que no lo voy a rebatir, mi patología es algo que tengo muy a gala, sobre todo visto cómo está el panorama de los serios, cultos, maduros y racionales).

Un saludo y gracias por el comentario.