lunes, 20 de agosto de 2007

De maravillas y bellezas


Cuando salió lo de la chorrada de las nuevas maravillas del mundo, que no sé muy bien a qué vino ni quién estaba detrás, enseguida caí en el hecho de que sólo se tenían en cuenta obras arquitectónicas. Ciertamente, son vistosas y algunas muy espectaculares. Supongo que se trató de un agravio comparativo con las otras siete maravillas, las antiguas, que eran todas construcciones (las mafias del ladrillo ya actuaban). Pero se podría haber abierto un poco el abanico y haber aceptado algo más. Pintura, literatura..., pero sobretodo música. Porque, y esto es totalmente subjetivo, creo que la música es el arte más elevado y más artístico, y el campo en el que el ser humano ha hecho las cosas más grandes. El Requiem de Mozart o la 9ª de Beethoven dejan pequeña a la más hermosa construcción. Así que, si para alguien lo son, esas siete maravillas no lo son para mi.

Ayer hablé sobre belleza. Pero sobre la belleza corporal, con minúsculas. La Belleza es otra cosa. Algunas músicas pueden hacerme olvidar de la otra belleza. Belleza es esto:

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