domingo, 12 de agosto de 2007

"Yo"

Hoy cuelgo un par de artículos aparecidos en torno a la película "Yo", de Rafa Cortés. Se trata de una de esas películas que salen cada mucho tiempo, de esas que nadie ve pero que crean escuela y mueven a la reflexión. Claustrofóbico y más que interesante film sobre Mallorca en el que lo de menos es la historia que se nos cuenta, y en el que nadie debe buscar los tópicos sobre la isla. Diría que hay cosas de la película que sólo un mallorquín puede apreciar y valorar, pero no debe ser así dadas las buenas críticas y reconocimientos que está recopilando. Los artículos vienen de la mano de dos de las firmas más destacadas de la prensa mallorquina, y los dos han sido publicados esta semana en Diario de Mallorca, justo cuando yo la he ido a ver. Por supuesto, recomiendo la película.

Dos títulos (el artículo es más largo, pero lo mutilo para poner sólo la parte dedicada a nuestra película).
José Carlos Llop

"Yo"
Quien sí ha leído, sin duda, Un invierno en Mallorca es Rafa Cortés, el director de la película Yo y no creo que jamás pidiera que ese libro se retirara del mercado. Nada sabía del realizador mallorquín hasta que leí una entrevista suya con Matías Vallés, aquí en Diario de Mallorca. Me pareció un hombre inteligente y sensato. Como me lo pareció su película Yo, la tarde del martes, en el cine Augusta. En esa cinta gris, quemada, lluviosa, movediza y de atmósfera asfixiante, intuí nuestro Invierno en Mallorca del siglo XXI. Madame Sand ha sido sustituída por un proletario alemán -Alex Bredemühl, coautor del guión- que trabaja en una possessió mallorquina, propiedad de otro alemán déspota, adinerado -cómo si no iba a ser déspota en Mallorca- y casado con un impagable personaje de ficción del que casi, casi, podríamos nombrar sus modelos reales (al menos conocemos a algunas así). Pero no voy a contar el argumento: vayan a verla, es una buena película -¡por fin!- que surge del conocimiento de la voz profunda de la isla y sus atavismos. Rafa Cortés, pese a algún lapsus narrativo y un par de efectismos gratuitos (nada más angustioso que la normalidad cotidiana y él lo sabe, no es necesario recurrir a palomas y disfraces), ha creado una gran atmósfera y una estupenda galería de personajes -los tres alemanes son impecables, lo mismo que los (profesionales o amateurs) actores locales (desde Aina de Cos -sigo enamorado de ella- a la densidad de Margalida Grimalt; de Rafel Ramis -delicioso- a Miquel Pujol, que está que se sale en una escena de café que nos define más que todos los estudios sociológicos del Govern, Consell y ajuntaments autonómicos). Pero hay más y me dejo en el tintero: los diálogos son muy buenos -como el cartel de la película-, el lenguaje del Truc como metáfora de una idiosincrasia es un hallazgo a incorporar para siempre, la textura de las paredes -la cal inversamente vermeeriana de los interiores o la piedra de los marges- es un personaje más -y qué personaje-, y Mallorca un lugar gris y sin mar, un lugar donde llueve y nadie dice la verdad porque se calla y cuando se habla se está hablando de otra cosa. La esperanza, claro, sólo está en la imposibilidad, física y metafísica, de una integración que es negada hasta a los mismos mallorquines, seres desterrados de sí mismos, como sabemos, desde que el tiempo es tiempo, y Rafa Cortés nos ha contado cinematográficamente en Yo, como nadie hasta ahora. Ah, el proletario alemán -al revés que madame Sand- se convierte -increíblemente- en uno de los nuestros y no estoy contando el final porque en Mallorca nunca hay final. Pese a la fatalidad, mi aplauso y mi enhorabuena.


Mucho más que ´Yo´
Matías Vallés

Se adentró con timidez en la cartelera, y ya la han visto más de cuatro mil mallorquines. Mi teoría es que Yo no se afianza como la enésima película que pretende penetrar en los recovecos de la psique humana y sus sextos sentidos -de hecho, sólo me molestan sus zonas de solapamiento con Los otros-, sino como el mejor retrato hasta la fecha de la Mallorca alemana. He escrito y leído miles de artículos, libros, poemas, contratos de compraventa y canciones al respecto. Sólo el guión que fusiona al director indígena Rafa Cortés y al actor teutón Alex Brendemühl ha obrado el milagro de la exactitud.
Cuesta dar la conformidad a una creación artística, en tiempos de estafas generalizadas. Ahora mismo se podrían quemar, sin desdoro para el arte, la mayoría de productos que cuelgan bajo esa etiqueta de paredes mallorquinas. Yo, donde Cortés explora el momento en que has de mentir para decir quién eres realmente, escapa a la hoguera. Le discuto el título, que debió ser Nosotros -o El triunfo de la falta de voluntad, parafraseando a Leni Riefenstahl-. Me desmarco de su discurso sobre la consciencia, para quedarme en la conciencia de que no toda la discriminación es racista. Los mallorquines, y el insólito alemán pobre de la película, equivalen a lo que en Estados Unidos llaman la basura blanca o white trash, frente al káiser que se sacude cesarista sus fajos de euros en negro.
Aunque te decepcione, aunque te desconcierta, nunca te descuelgas de la historia de Yo. Quieres averiguar qué sucede, aunque no suceda nada. Encima, Cortés domina la caligrafía de su oficio. Se luce en la escena de sexo, en el circuito intransitable de la vivienda angosta, en la coreografía de un manojo de extraordinarios actores mallorquines. De dónde salen estos calvos memorables, la mujer de la pata de palo es una diosa del cine mudo. Los espectadores abandonan la sala hablando de la película, aunque no les haya gustado. No es la historia de una derrota, sino de una isla que proscribe la victoria. Merece todavía más audiencia, o todo está perdido.

5 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Muy interesante la película de Cortés. Tienen aspectos discutibles (sobre todo la resolución de algunas escenas), pero en general tienen nivel. Muy interesante, al menos para mí, su discurso sobre la identidad como un estado de tensión y agresividad. Cortés entiende (yo también) la identidad como algo 'agónico'. Fíjense como Hans, antes de parapetarse en la personalidad del anterior Hans, es acusado por algunos de los personajes (el otro alemán) de no tener orgullo.

Y chapeau para todos los actores, de 10, sobre todo el fenomenal Miquelet y la belleza sutil de Aina de Cos.

PD: la peli lleva meses en cartel (servidor fue a verla la primera semana), pero estos últimos días han coincidido en las salas el amigo Pez, la Musa, Llop y Vallés.

El Pez Martillo dijo...

Ojalá hubiéramos coincidido todos. Hubiera estado bien ir luego a comentarla por ahí.

Anónimo dijo...

hola, soy aina de cos.
me ha encantado lo de belleza sutil...je,je. me alegro de que os haya gustado la peli. gracias.

Johannes A. von Horrach dijo...

¡¡¡Qué sorpresón!!! (gracias al amigo Pez por avisarme). Y que alegría ver por estos lares a la maravillosa Aina de Cos, es un placer, querida. Más placer me supone todavía que le haya gustado lo de la "belleza sutil". La suya no es un tipo de belleza estilo pasarela-de-modelo, sino que tiene un poso más cotidiano, más cercano pero al mismo tiempo difícil de ubicar.

saludos desde el Subsuelo

El Pez Martillo dijo...

Aina, no sé si leerás esto, pero ha sido toda una sorpresa y un honor que te hayas molestado en dejar unas pocas palabras en este humilde blog. Muchas gracias.

Por lo demás, es normal que nos haya gustado la película, estáis todos inmensos en vuestros papeles, y aunque no os conocíamos, a partior de ahora estaremos muy atentos a vuestros próximos trabajos (¿cómo se puede hacer para participar, aunque sólo sea de extra?), que si siguen en esta línea serán más que interesantes. Sobre lo de tu belleza, poco que añadir a lo que han dicho los columnistas y los comentaristas, estás impresionante, y la cojera del personaje casi que la resalta más.

Por cierto, resulta que en Yo ha participado (al menos salía en los créditos, no recuerdo en qué categoría) una vieja conocida que estudió filosofía conmigo. ¡Enhorabuena Gloria!.