lunes, 6 de agosto de 2007

Mi objetividad subjetiva


Cada vez veo más claro eso que se dice de que contamos la historia según nos va en ella. Que tendemos a interpretar todo lo que nos rodea según nuestros intereses y nuestros estados anímicos. Eso de la objetividad, al menos a nivel cotidiano, es un cuento. Y de los gordos. Supongo que inventado por los que nos quieren imponer su objetividad subjetiva.

Hay días en que todo es monócromo y otros en los que el color hace que duelan los ojos. Los sentimientos están sobrevalorados. Y los ponemos ahí afuera, en otras personas o circunstancias. Cuando al final resulta que dependen de que hayamos dormido bien o no. Son unos tiranos. Y nosotros unos súbditos fieles y sumisos.

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Muy de acuerdo con eso de que 'los sentimientos está sobrevalorados' (no tanto en lo de la objetividad. ya hablaremos). Lo único que palpita son las vísceras, y las vísceras no se emocionan, muerden.

El Pez Martillo dijo...

Y se lo dice uno que es un sentimental.