martes, 28 de agosto de 2007

Harry Potter y la gran decepción


Aviso: en adelante no pienso tener ningún escrúpulo en contar algunos detalles sobre la trama. Quedan ustedes avisados.

No soy muy dado a los relatos fantásticos, aunque terminen gustándome. De tanto en tanto viene bien desengancharse de las lecturas sesudas y supuestamente profundas (aunque a veces, si está bien escrita, puede enseñarte mucho más una historia ficticia que cualquier tratado de cientos de páginas), y con el relato del final de la saga del joven mago me he desintoxicado de tanta filosofía, además de haberme reenganchado a la lectura, que la tenía un poco abandonada últimamente (digamos que ha pasado por una fase en la que apenas he leído). Y como he seguido los otros libros de Potter y he tenido acceso a su última aventura (vía mi amigo), y en parte también para no perder mi inglés, pues me decidí a leerlo. Y la única palabra que se me ocurre para describirlo es "decepción".

La serie de libros nos había acostumbrado a un crescendo progresivo en el que cada libro era mejor al anterior, tanto en la historia como en el estilo. Se notaba que la Rowling iba mejorando su escritura, y los personajes iban ganando en madurez y profundidad (pero sin pasarse, no son tiempos de grandes personajes). El punto final del libro anterior nos dejó con el alma en vilo, esperando con cierta ansiedad el desarrollo de los acontecimientos, porque prometían, y mucho. La caza de los Horcruxes (también lo leí en inglés, no sé cómo lo volcaron al castellano) en los que Lord Voldemort había depositado pedazos de su alma para así tener asegurada su vuelta en caso de morir, parecía muy interesante y llena de aventuras. Pero la cosa se ha complicado mucho más, y ha habido otros objetos que buscar, y otras tramas que resolver. La sensación que me ha quedado es que había demasiados asuntos que cerrar y que se han cerrado de forma precipitada e incluso burda. El recurso al deus ex machina me parece excesivo (el caso más flagrante es el del hallazgo de la espada de Griffindor, paseando por el bosque, por mucha ayuda externa que pudiera tener), y se repite muchas veces. Es cierto que en realidad se trata de guardianes en la sombra que velan por la integridad de Potter y sus amigos, pero eso es también un punto débil de la historia, ya que no se puede presentar a alguien como héroe si constantemente tiene a un grupo de gentes que lo vigilan y le sacan en buena medida las castañas del fuego. Además, algo de lo que muchos no se han percatado, es la profusión a la que J K Rowling nos había acostumbrado de alusiones a mitos y leyendas de diversos ámbitos, así como el recurso a nombres de personajes más o menos importantes dentro del mundo fantástico, que daban cuenta de un gran conocimiento del mundo fantástico y que nos provocaba cierta alegría al reconocerlos. Pues bien, esta profusión desaparece por completo en este libro, que no parece escrito por la misma autora que los otros seis.

Otro asunto son algunas de las tramas secundarias que venían abiertas de los otros libros y que todos esperábamos que se resolvieran. Ciertamente quedan aclaradas, pero de una manera muy superficial y desapercibida, cuando no "sin ton ni son". Estoy pensando en las cuestiones sentimentales. Todos los que hemos leído los otros libros esperábamos el beso entre Ron y Hermione, se veía venir, pero no de ese modo, tan peliculero, tópico y estereotipado. Lo mismo ocurre con lo de Harry y Ginny, muy velado y casi sin presencia, sólo al final, en el epílogo, nos enteramos de que acaban juntos.

El tema de las muertes es de juzgado de guardia. Hay personajes muy secundarios (aunque importantes), de esos que salen en unas pocas páginas de no todos los libros y que aparecen sólo para morir dos hojas más adelante. Es el caso de Dobby, cuya muerte me describieron como conmovedora, y que a mi me dejó insensible, incluso me pareció ridícula. La única defunción que sí que sentí, y que tal vez es el personaje más importante que muere, es Snape, sobretodo tras las revelaciones que tras morir hacen sus memorias. Severus Snape es, tal vez, el personaje más logrado de toda la saga, mucho más que el niñato con gafas. Atormentado, ambivalente, oscuro, infiltrado en las filas de Voldemort para mejor servir a "los buenos" y proteger a Harry, hijo de la mujer de la que él está enamorado desde niño y de su rival en el colegio. Durante todos los otros libros se nos había hecho odiar a este profesor, por malvado y taimado, por estar contra Potter. Pero muichos fueron los que supieron captar que a lo mejor no todo era lo que parecía, y se establecieron los debates en los foros sobre si al final Snape iba a ser bueno o malo, sobretodo después del final del sexto libro, en el que mata a Dumbledore y huye bajo las faldas del señor oscuro. Decididamente, es el personaje mejor logrado, aunque ahora que lo pienso un poco, al final ha sido todo muy previsible.

Se nos prometían muchas muertes en este libro final, pero nada, al final no ha sido para tanto. Visto el resultado, mejor hubiera sido que el que hubiera muerto fuera el propio Harry Potter o algunos de sus amigos. Y cuando alguien ha muerto, la emotividad y el impacto quedan diluidos al volver la página en la vorágine de acontecimientos que ocurren. Lo dicho, mucho por resolver y poca idea de cómo hacerlo.

También previsible era que al final Harry acabaría con Lord Voldemort. Pero podría haber sido un poco más épico, era lo que todos esperábamos. La cosa se despacha en unas líneas y sin demasiada emoción. Queda a años luz del desenlace de El señor de los anillos, que con todas las limitaciones sí que fue un final digno.

En resumen, un mal final que ensombrece a toda la serie, que decepciona y que muy posiblemente la lastre y la condene a ser un simple éxito comercial que explotar en películas y mercadotecnia varia. Una pena. No sé si tiene que ver con las expectativas creadas (siempre digo que nunca hay que esperar nada, que todo lo que venga sea de más) o que realmente el libro no está a la altura de su cometido. Si tenéis dudas, ahorrároslo. Y si no, tal vez sea más conveniente quedarse con la sensación que deja el sexto libro. Finales así, mejor no saberlos. En cualquier caso, lo que siempre se dice, que si sirve para que la gente se ponga a leer y le coja afición, pues ya va bien... (toma tópico final).

5 comentarios:

Jarttita. dijo...

jajaja, lo mejor es la etiqueta: Cascarrabias.

Menudo crítico literario está usted hecho, destrozando tramas!!!, jajajajaa.

El Pez Martillo dijo...

Cuando respeto la historia guardo mejor los secretos, permito que los demás las descubran. Pero esto es otra cosa, tan duro he querido ser que he preferido destrozar, dando ejemplos de lo que a mi no me ha gustado. No soy un crítico a sueldo de diarios y editoriales, que juegan el hipócrita juego de yo-lo-pongo-a-parir-pero-no-te-digo-nada-para-que-te-gastes-el-dinero-y-tú-mismo-descubras-lo-malo-que-es.
Si sirve para que alguien se ahorre la pasta (y el tiempo), tanto mejor. Ya lo he dicho, este séptimo libro puede él solito con los otros seis, pero a peor.

Ahora voy a por otro texto que poner a caldo. Me ha gustado esto de ser crítico radical. Quizás me aficione. Estoy pensando en atacar "el ilusionista", otra decepción reciente. Ya está bien de hablar maravillas de las películas que veo, músicas que escuho y libros que leo. No, uno no es perfecto, tiene mal criterio y a veces lee truños.

Johannes A. von Horrach dijo...

Nunca podrá llegar a ser como el Tigre, querido Harry Pez. Nunca :-)

El Pez Martillo dijo...

¿Quién le ha dicho que quiera ser como él? Yo soy yo (no sé si decir lo de la circunstancia, ahora que he vuelto a las orillas orteguianas) y él es él.

Johannes A. von Horrach dijo...

¡¡Nooooooooooo!!

El Tigre no es sólo él. No sólo es cuerpo, y mucho menos un solo cuerpo.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡EL TIGRE LO ES TODO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!