Ya me ha pasado en varias ocasiones, la última anteayer: te enganchan para hacer cosas sólo por pasar por ahí. No es un simple "ven aquí y ayúdame", son encargos más o menos serios. Una vez fue un artículo para una revista, ahora es participar en una mesa redonda. Nada de criterio de selección, sólo pasas por ahí, te ven, y te proponen el plan. Simple, rápidido y fácil. A ti te meten en un embolado, porque supones, iluso, que si al verte han tomado la decisión de forma súbita es porque se han dado cuenta de que eres idóneo para el asunto, y claro, quieres estar a la altura del reto. Tú te pones modesto y preguntas si no habrá alguien más adecuado para la tarea, en un intento de escaquearte. Pero te venden que es muy sencillo, y que ademan hará bulto en el currículum. Te insisten. Y por no quedar mal, acabas aceptando. Pero te quedas pensando: "vaya forma de trabajar". Así no hay quien haga nada bueno ni decente. Intentaremos, al menos, compensar la improvisación con algo digno, que al fin y al cabo el nombre que sale es el propio, no el del que te ha seleccionado por el simple hecho de pasar por ahí.
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