martes, 5 de abril de 2011

Amor ansioso, amor cauteloso

Hay quien no sabe estar solo, sin emparejarse. Eson les lleva a precipitarse, a no sopesar bien las oportunidades y lanzarse en brazos de la primera persona que pase y que muestre algo de interés. Eso les hace presa fácil de oportunistas y les puede conducir a una espiral de rupturas peligrosa. 

Sin embargo, también hay quien se pasa de calculador, de retener su soledad en espera de esa persona supuestamente ideal que busca infructuosamente. Entonces el peligro es el contrario, el de aferrarse a su soledad y a sus expectativas, no sabiendo o no queriendo dejar que nadie entre en su vida. 

Si los primeros se decepcionan, los segundos decepcionan. Y nadie está satisfecho, aunque los unos por exceso y los otros por defecto, crean que están en el buen camino.

2 comentarios:

josé ángel dijo...

hoy me suscribo a tus palabras, tras mi separacion hace un año busqué con urgencia una sustituta.
Error... más tarde fui reconociéndome en mi soledad, mucho mejor, la verdad. Aproveché para un reencuentro conmigo mismo.
Y al día de hoy no busco ni renuncio, si encuentro muy bien y si no...también.
cuando no busco, encuentro.

salud

PENSADORA dijo...

HUY! esta no la había leído yo.

Me sitúo en la segunda posición, como buena ctónica, calculo tanto que al final elijo el "virgencita que me quede como estoy": SOLA.

Total... cuando lo intento, la cago.