Metidos en nuestra escala humana, andamos preocupados por cosas como la fama, el progreso, la carrera y demás entretenimientos. Pocas veces nos paramos a ir un poco más allá. Pero es que más allá está la aniquilación. No quedará nada de nosotros. Ni siquiera ruinas, huellas que otros puedan estudiar y a partir de ellas deducir nuestras vidas. Inquieta, da vértigo. Pero al mismo tiempo es tranquilizador.
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