Dicen por ahí que estamos en el año de la astronomía, que si Galileo y tal y cual. Bien. Pues hoy la tradición se alía con un fenómeno astronómico: el solsticio de verano. En realidad éste se produjo el domingo pasado (junto a la conjunción Venus-Marte, o , en términos simbólicos, Amor-Guerra), pero no sé porqué se celebra esta noche. Los movimientos terrestres nos sitúan en la tesitura de una mayor exposición al sol, otorgándonos más horas de sol (y más calor, por tanto). Sea como fuere, esto sirve aq los humanos para rituales y celebraciones varias, que datan de tiempos en los que cosas como las rotaciones de los planetas y la astronomía misma estaban muy lejos en el horizonte. Imagino que a los muy antiguo, ligados a la tierra y sus ciclos, que marcaban su vida (siembra, siega...) debía intrigarles mucho esta naturaleza cícilica de las cosas. Y más que esta naturaleza, lo que debía ser aterrador es la perspectiva de que se rompieran los ciclos, de que las cosas no salieran como era esperaban. De ahí esa voluntad de atar la necesidad, de, con todo su arsenal de rituales, obligar a que los acontecimientos a repetirse, no fuera que los dioses, los espíritus, las fuerzas, o lo que fuera que gobernara los acontecimientos, se disgustaran y decidieran no volver a regalarnos su regularidad.
Y nosotros, seres modernos, cada vez más desarraigados (una de las características de la modernidad es el desarraigo creciente, y la búsqueda casi desesperada de algún asidero, de ahí buena parte de nuestras desgracias), repetimos los ritos, ya sin la misma convicción, pero por un momento dejando traslucir una parte del primitivo que aún reside en nosotros, que se niega a desaparecer del todo.
Y nosotros, seres modernos, cada vez más desarraigados (una de las características de la modernidad es el desarraigo creciente, y la búsqueda casi desesperada de algún asidero, de ahí buena parte de nuestras desgracias), repetimos los ritos, ya sin la misma convicción, pero por un momento dejando traslucir una parte del primitivo que aún reside en nosotros, que se niega a desaparecer del todo.
2 comentarios:
Y que manía más fea la de hacer coincidir fiestas "naturales" con fechas más religiosas, la noche de san juan se debería celebrar el día del solsticio, coño, que lo que mola es bañarse por la noche aprovechando las supuestas bondades que adquiere el agua... en fin...
Saludos pues! (otra vez)
Supongo que no coincide exactamente por cosas del calendario (ya sabe que no siempre hemos seguido el mismo) y porque en realidad, la diferencia durante estos días es mínima (tanto que a lo mejor, con los instrumentos de medición antiguos era difícil afinar con exactitud con el día correcto).
Y sobre las fiestas religiosas, pienso que siempre fue religioso, o que al menos siempre tuvo un cierto matiz de religiosidad.
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