jueves, 18 de junio de 2009

La calle fue suya


Observo entre las generaciones anteriores a la mía cierta tendencia a no tolerar que se haga vida en la calle. Cualquier clase de actividad callejera les molesta y les parece una falta de respeto (el tema del respeto da para mucho, sobretodo como arma arrojadiza), porque, como les he oído decir, "se creen que la calle es suya". Y no es que se refieran a cosas extravagantes, peligrosas o escandalosas. No. Se trata de actividades tann inocuas como jugar, estar en un parque o sentarse en un banco a mirar la gente pasar. Todo les parece sospechoso.

La cosa no pasaría de mera anécdota si no fuera porque muchos de los que ahora tanto se quejan, presumen de que ellos pudieron jugar en la calle y pasaron su infancia y juventud en ella. Además, disfrutan de contar sus batallitas y de lamentarse porque nosotros, que ya no hemos tenido esa oportunidad, no hayamos podido disfrutar de tirarle petardos a los tranvías, patinar sobre ríos helados o irnos a reír de los tenderos del barrio. Bien les he oído presumir de ser los últimos en poder hacer estar cosas. Y tal vez su mosqueo conn todos los que ahora lo hacen venga de ahí, de que ya no pueden vanagloriarse de ser los últimos. En cualquier caso, no deja de ser llamativo.

2 comentarios:

PENSADORA dijo...

Curiosa cuestión, pero me temo que estas gentes, con sus quejas, se refieren a actividades más nocivas como botellón (que antes no había, lo la había más escondido)...

El Pez Martillo dijo...

Supongo que el botellón también les molesta, pero es que yo he visto más de una vez tratar de delincuente a alguien por estar sentado en un banco del parque mirando pasar a la gente (en estos casos los comentarios son del tipo: "algo debe estar tramando o esperando"). Y como esta, mil.