La belleza está ahí, es más abundante de lo que nos creemos. Sólo percibimos de forma natural la que está saturada de sí y no nos cuesta esfuerzo. Pero hay más. Incluso en lo desagradable y feo la hay. Sólo hay que salir a su encuentro. ¿Estamos dispuestos al esfuerzo y la apuesta?
1 comentario:
Es muy buena cuestión la que planteas. Incluso partiendo de nuestro interior, de lo que menos nos gusta de nosotros mismos. ¿Tendremos el valor de abrir esa puerta?
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