miércoles, 22 de noviembre de 2017

Manson como excusa para explorar el white album

Con una semana de diferencia han desaparecido un hito del humor, de quien todo el mundo ha destacado su bonhomía, y uno del crimen. El bien y el mal. Hoy toca hablar de Manson. Pero no para hacerle un homenaje, sino para aprovechar su obsesión beatlemana para alimentar la nuestra. Porque la ola de la beatlemanía fue tan brutal que azotó algunas mentes desequilibradas (no sólo la de Manson, no olvidemos que a Lennon lo mató un fan). En concreto, Manson vio en el White album de 1968 un mensaje directo para él, y en sus temas creyó escuchar la llamada a una guerra racial apocalíptica (que se iba a llamar Helter Skelter, como uno de los temas más míticos del doble álbum de los Beatles). Helter Skelter escribieron la secta de Manson en algunas escenas de sus crímenes (si se atreven, busquen por ahí las fotos del asesinato de Sharon Tate, son espeluznantes). 

Pero dejemos de lado la mente trastornada del criminal, que al fin y al cabo es solo una excusa para hablar de uno de los grandes discos de la historia de la música popular moderna. 1968, tras el Sgt. Pepper's, los Beatles parecían haber tocado techo creativo, pero se obligaron a ir un poco más allá, y se lanzaron a realizar un disco doble con menos parafernalia artística (la portada era completamente blanca, con el nombre del grupo en relieve, frente a la llamativa y colorida portada del Pepper). Lo importante era lo de dentro. Hay en esas cuatro caras algunos de los mejores temas de los Fab Four. También alguno de los más infames. El bien y el mal de nuevo. Incluso hay algún delirio experimental, el Revolution 9, una colección de sonidos y voces sin estructura ninguna. También está Yoko Ono. Es el primer disco en el que se ve que los cuatro ya empeizan a ir por su cuenta, y en su grabación empezaron las desavenencias más en serio. Se nota perfectamente de quién es cada tema, y aún así hay cierta coherencia. Pero centrémonos en lo bueno, o lo que a mí más me gusta (en el orden en que aparecen): Back in the USSR (la primera de todas, con un aire a lo Beach boys irresistible), Dear prudence, Glass onion (una ironía de Lennon sobre alguna de las canciones antiguas del grupo, se pueden reconocer alusiones a varias de ellas), While my guitar gently weeps (una de las cumbres de Harrison, con la colaboración de su amigo Eric Clapton, una maravilla), Happiness is a warm gun (Lennon otra vez, un trallazo con varios cambios, distintos temas unidos en uno), Martha my dear (tópica y dulzona balada McCartniana, dedicada a su perra), I'm so tired (Lennon proclamando su agotamiento: "daría lo que tengo por un poco de paz mental"), Blackbird (preciosa, escúchenla si no la conocen y juzguen), Why don't we do it in  the road? (un desconocido y bluesero McCartney pidiéndonos que lo hagamos en la carretera), Julia (Lennon cantándole a su madre), Yer blues (otra vez el Lennon agobiado y autolítico, diciéndonos que sólo quiere morir), Sexy sadie (la cumbre Lennoniana del álbum, una poco velada crítica a cierto gurú de la India que los engatusó), Helter Skelter (tras la cumbre de Lennon, la de McCartney, irreconocible en este contundente trallazo), Cry baby cry  (no es la mejor, pero a mi me gusta). 

No sabría decir si es el disco de los Beatles que más me gusta (está ahí ahí con el Revolver), pero sí que es el más complejo y completo. El azar y los años han hecho que lo tenga tripitido en casa: una vez en cassette y dos en vinilo. Todos los he disfrutado y los disfrutaré. Y no descarto que puedan caer más versiones. De tanto en tanto me paso una temporada larga sin ponérmelo, para disfrutarlo más llegado el momento, para redescubrirlo. Y creánme, es estupendo.

Pero dejémonos de palabras y dejemos que hable por sí mismo. Ahí se lo dejo:

https://open.spotify.com/album/03Qh833fEdVT30Pfs93ea6

2 comentarios:

Juan Carlos González Caballero dijo...

Entradas como esta hacen que cualquier persona sensible a la música se levante de un salto a buscar esta obra maestra. Con los medios que tenga a la mano, ya sea a través del ritual del vinilo (me resulta una deliciosa propuesta) o bien por cualquier otro medio al alcance (La cara amable de la tecnología).
Brillante cómo introduces la belleza del álbum blanco comenzando por la aterradora oscuridad del asesino.

El Pez Martillo dijo...

Y comentarios como el tuyo animan a seguir escribiendo.

Gracias!!