Nos gustan las catástrofes. Sobre todo si ocurren en lugares lejanos y podemos contemplarlas cómodamente desde el salón. La compasión nos obliga a decir "pobres" y "qué desastre". Pero lo que nos gusta es la estética del caos y la tragedia. Lo que viene después (que tal vez sea lo más interesante: el cómo, tras el blitz de la desgracia, la gente se adpta y sale adelante) queda relegado a un segundo plano, desplazado por las nuevas y espectaculares estampas de destrucción que se van sucediendo aquí y allá.
Casualmente, en estos días me he puesto a ver la serie Treme, que tenía en la lista de espera desde hacía tiempo y que trata precisamente de eso, de cómo el personal se las apaña en Nueva Orleans tras el arrasador paso del huracán Katrina, en el 2005. La serie se centra en el caso de la experiencia de los músicos, importante comunidad en aquella ciudad, y sus dificultades para ganarse la vida. Desde una perspectiva coral, pues son varios los personajes e historias protagonistas (a destacar el papel de John Goodman como profesor universitario), se nos muestran las dificltades de la gente, algo que no vemos en los noticiarios y, aunque sea ficción, te haces a la idea de que lo peor no es el caos en sí (al fin y al cabo eso son unos intantes, horas a lo sumo), sino la postdestrucción.
3 comentarios:
Y yo buscando el botoncito de "me gusta" como si estuviera en el caralibro... Tantos días de baja me están sentando fatal.
Tienes razón en el poco caso que hacemos a lo reconstructivo. Con lo importante que es.
Pensando en Japón, a mí se me ocurre que quizá de allí viene la admiración que me despierta, de su poder de superación. Porque mira que les pasan cosas y mira que se resuelven bien.
Y si hay que comprarse la play 3 para ayudarles, pues se compra, oiga!!!
Jajaja! tú sólo quieres una excusa... ¡pillin!... jajaja!
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