No cabe duda de que Twitter nos está brindando grandes momentos. Por un lado están las gentes populares de turno, que se apuntan sin protección alguna a esto de las nuevas tecnologías, creyendo que en la red pueden comportarse como si en la calle se estuviera. Además, se une a esto la compulsión indiscriminada que esta gente tiene a opinar de todo (ojo, que pueden hacerlo, para algo hay libertad de expresión, que no ha de ser confundida con la pontificación). Así han surgido meteduras de para épicas en las que el personal se ha cebado con jolgorio y fruición, convirtiendo los chascarrillos (algunos de ellos sin desperdicio) en los temas más comentados durante días.
No obstante, por debajo fluye otra cosa. Porque aunque el ridículo ajeno nos de algunas razones para la chanza, a veces se dan auténticos linchamientos en la red a cuenta de las risas y el cachondeíto. Y de algo más. Porque no se escogen ni personajes al azar ni las chispas que inician los incendios son casuales. Se trata de temas sensibles y personajes más o menos incómodos y que caen no del todo bien. Se aprovecha así para hacer en este mundo virtual en el que todos estamos tras la máscara, de acusar y señalar a unos pobres incautos a los cuales ya nos gustaría sacrificar en la vida real y ofrendar a los dioses. La turba internauta (por lo visto, los sociólogos hablan más que de turbas, de bandadas, como si de pájaros se tratara) se ceba en ellos y se retroalimenta, se reafirma a pesar de ser difusa, reconstruyendo el esquema real de la necesidad de marcar y señalar un ellos a partir del cual construir un nosotros.
Internet va haciendo sus reglas, sus esquemas. Ya no es sólo un pozo sin fondo de información, sino que va constituyéndose en un mundo paralelo, con sus particularidades, fronteras, prescripciones y proscripciones. Algo que hay que tener en cuenta y que es muy digno de estudio. Mientras tantos, nos seguiremos divirtiendo con los próximos linchamientos.
1 comentario:
La otra noche, tras los manteles, hablaba del tema con el Rabino: es llamativo cómo está utilizando el Twitter la turba resentida que trata de cebarse con los famosillos. Es como la versión moderna de la venganza del pueblo contra los triunfadores. A ver qué chorradita a escrito fulano o mengano, todos con la escopeta cargada para la atropellada artillería.
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