martes, 1 de julio de 2008

¿Porqué no te callas?

Todos necesitamos del silencio de tanto en tanto. En él podemos estar a solas con nosotros mismos, aunque estemos acompañados. No me refiero a la soledad de nuestras casas, sino a saber callar mientras otros hablan o, sencillamente, a estar un grupo en silencio. De ahí surgen reflexiones y se refina lo que se pueda llegar a decir. No me gustan estas reuniones en las que todo el mundo habla a la vez, en un eterno monólogo dialogado. A menudo tiendo a pensar que quien más tiene que decir es el que menos habla, y que los que no saben callar, en realidad lo hacen para no percatarse de su vcío.

Evidentemente, todos tenemos días en los que no nos callamos ni debajo del agua, y momentos en los que hay que decir mucho. Yo soy hablador, y me gusta conversar, pero también me acusan a menudo de ser parco en palabras. A veces sale el torrente de palabras, y otras no sé muy bien qué decir. Y esos momentos, lejos de ser incómodos, pueden llegar a ser muy intensos, y en ellos se puede expresar mucho más que las mejores frases.

Para ilustrar lo dicho, una vieja canción que lo dice todo en su título: Depeche Mode, enjoy the silence.

12 comentarios:

Stones dijo...

Hay veces que el silencio puede decir tanto.... y otras tantas miles de palabras no dicen nada

Johannes A. von Horrach dijo...

Más referencias musicales, el 'Silence is sexy' de los Einsturzende Neubauten:

http://es.youtube.com/watch?v=hex6IErt9do

Estoy de acuerdo con usted, amigo Pez, la diarrea mental incontrolada es algo que evidencia carencias profundas, y nunca he visto a nadie que padezca más de ese tipo de problema diarreico que las ctónicas (con excepciones, claro). Ayer mismo, sin ir más lejos, tuve que padecer durante demasiado tiempo (huí antes de estallar) a un grupete de monadas de la especie ctónica (versión de 21 a 26 años) que tienden a ese rollo autocomplaciente de la diarrea verbal. Por guapas que sean, que lo son, su belleza queda anulada del todo cuando su caudal diarreico se pone en marcha, cual lava candente. Hablar por hablar es hacer el pardal y ganas de perder el tiempo. En España somos demasiado habladores, demasiado sociales; deberíamos leer más y hablar menos.

shalom

PENSADORA dijo...

Amigo pez, me encanta cuando se pajea. Mentalmente, claro.
Un post encantador y muy fiel a la realidad.
Horrach ha descrito mi pensar muy bien. La verborrea es un defecto muy español a la vez que femenino.

El Pez Martillo dijo...

Claro esta que hay momentos en los que hay que rompe el silencio, pero me refería a esas gentes que no saben callarse ni aunque les amenacen. Y sí, es un vicio muy femenino. A ello se le suma la voz más aguda de las mujeres, que hace que a veces sea muy insoportable oírlas hablar. Y si a eso le añadimos según que acentos y/o maneras de hablar, es para cortarse las venas. Suele pasar a menudo eso de encontrarse a una monada que pierde todos los puntos al abrir la boca. Hay que ver lo que se tiene que llegar a soportar por un mísero polvo, querido Horrach. por cierto, muy interesantes los Einstürzende Neubauten.

Pensadora, mis pajas son proverbiales (las mentales también, jajajaj). Las mujeres tienen los centros cerebrales del habla más desarrollados que los hombres, para bien y para mal.

Johannes A. von Horrach dijo...

Lo peor es soportar eso, querido Pez, y sin polvo alguno de recompensa, jajajaj.

(el líder de los Einsturzende es el gran Blixa Bargeld, ex-guitarra de los Bad Seeds de Nick Cave)

Stones dijo...

Pues anda que no sufren ustedes por un polvo...(como para que luego sufran de un gatillazo...)

PENSADORA dijo...

Ains! esa misoginia...

El Pez Martillo dijo...

La otra noche (el sábado, en concreto), D, refiriéndose a R (usted y yo nos entendemos) me sugirió la idea de la relación esfuerzo-éxito. Y a menudo ocurre que se invierte mucho esfuerzo (y dinero, porqué no decirlo) para muy pocos resultados. La clave está en hasta dónde estamops dispuestos a llegar. Y por lo visto, los hay que muy lejos.

Herr doktor, me ha gustado mucho una canción del grupo este (me niego a escribir su endiablado nombre):

http://www.youtube.com/watch?v=PBP57yI-jmY

El Pez Martillo dijo...

Joer, hemos coincidido todos. Otra vez avisad, que os invito a unas cañitas y unos quicos.

Stones, lo del polvo en realidad tiene una solución fácil: hay en algunos periódicos unas secciones de clasificados muy sugerentes. El problema es que el sueldo se podría ir entero por ahí, y lo suyo es fingir un poco de amor para hacerlo gratis (o pagando un precio no estrictamente económico) y con ciertas perspectivas...

¿Misoginia? En absoluto. En todo caso misantropía. Lo que pasa es que las mujeres están incluídas en el género humano, y mi creciente tendencia antisocial y odio a los demás también incluye a las hembras humanas. No es nada personal, todo lo contrario.

PENSADORA dijo...

No me creo que odie usted a la gente en general, parece de lo más sociable, por su manera de escribir y algunas de las historias que nos cuenta.
Sería aburridísimo tener que prescindir del resto del mundo.
Aceptaría más una incipiente aversión hacia las mujeres, que, en algunos casos y sólo en algunos, es justificada.

El Pez Martillo dijo...

Odio odio tampoco es, simplemente es que de cada vez soporto menos a la gente y sus estupideces. Eso no impide que me relacione con la gente, aunque a menudo de forma superficial y tontuna.

PENSADORA dijo...

Aaaah! bueno. Pero recuerda que hay mucha gente que vale la pena en el mundo y que para descubrirla hay que abrirse, dejarse conocer y trabajar en el conocimiento. Cosa nada superficial.