jueves, 24 de julio de 2008

Circulos viciosos


Para amar a las cosas hace falta una cierta dosis de odio. Pero para este odio, es necesario un poco de amor.

10 comentarios:

PENSADORA dijo...

Vaya por dios! hoy la cosa va de geometría: tú con los círculos y yo con los triángulos.

¡VAYA PAR!

Anónimo dijo...

¡Ay, amigo pez! Normalmente estaría en total acuerdo con usted, pero hoy no es el caso.
Podría estarlo si hubiese dicho que sin el odio no existiría el amor y éste sin aquél (por lo de los antagonistas necesarios), pero no creo que debas odiar a algo o a alguien para amarlo.
Sin embargo, aunque uno no sea necesario para que se dé el otro, sí que es cierto que, en ocasiones, podemos llegar a sentir ambas cosas por una persona o cosa.

Anónimo dijo...

Esta entrada parece eludir al yin y el yan de la cultura oriental... ¡¡qué razón tienes, dani!!! tambien añadir que del amor al odio hay un paso.

PENSADORA dijo...

Lo del dicho de Femme es tan cierto como la vida misma, yo misma he odiado tanto como amado a la misma persona... así es la vida.

Pero de ahí que haga falta odiar para amar y viceversa... mmm...me apunto al carro de Dani, una cosa no existiría sin la otra, pero mientras amas no odias y viceversa.

PENSADORA dijo...

Huy por cierto! muy significativa la foto, no sé si quedarme con el corazón, la flecha o los dedos anulares en postura ofensiva...

El Pez Martillo dijo...

Escribir aforismos tiene el problema de que has de decir mucho en muy poco espacio, y si no se es un maestro, no siempre se exponen bien las cosas y se da pie a malentendidos. Eso es lo que ha ocurrido en este caso.

El principal error ha sido utilizar el verbo amar y no el substantivo amor, y además hacerlo con minúsculas.

Me explico un poco: no estoy hablando de sentimientos humanos entre humanos, sino de algo así como fuerzas cósmicas que mantienen el mundo. Casi mejor debería haber hablado de phobia y philia. Al hablar de amar, me refería más a un cierto modo de relación con las cosas, a nuestra tendencia hacia ellas, que al mismo tiempo que tender, debe permitir mantener una distancia (de ahí el odio, lo que separa y evita que todo se funda y se confunda). Como reverso, ese odio, esa fuerza que mantiene separado, que distingue, debe dejar hueco a una cierta tendencialidad, para que no haya disgregación.

No hay Ying ni yang, puesto que no se trataría de dos "cosas" distintas y contrarias (a modo de nota: que dos cosas sean contrarias no es sino la constatación de que hay un algo que los une y sobre lo cual poder afirmar que son contrarias), sino de una misma realidad.

Para terminar, sólo decir que los sentimientos de amor y odio no serían sino nuestra forma subjetiva de vivenciar esas fuerzas, y mostrar así nuestro diverso grado de inclinación hacia otras personas y cosas. Aún así, me reafirmo, el Amor exige distancia, en el sentido de que ha de dejar un espacio para el otro, no debe haber confusión (fusión en este caso, bajo las formas de sometimiento, entrega total o dominio). Asímismo, esa distancia (yo la llamé odio) no debe ser muy grande, puesto que entonces el amor no podría sobrevivir.

¿Queda más claro ahora?

Gracias a tod@s por vuestros comentarios.

Johannes A. von Horrach dijo...

Me gusta más esto de la phobia/philia, amigo Pez. Lo otro encamina demasiado la cuestión a los terrenos del cuore.

Empecemos con eso: lo contrario de la philia no es la phobia, ni a la inversa; philia implica phobia, pues se trata, como se ha dicho, de dos caras de la misma moneda, es decir, de dos caras de la misma fuerza. Lo contrario de philia/phobia es el pasotismo absoluto, el puro desinterés, la abulia, el no pretender nada, la no-voluntad. Si algo puede ser amado necesariamente también puede ser odiado; la naturaleza es la misma, es decir, una pasión de identificación que se pone en marcha, una voluntad de ser.

Disculpas, pero es que hoy he estado leyendo a Aristóteles y a Marzoa.

shalom

PENSADORA dijo...

Mire usted señor pez que me parece de lo más racional y encantadora su aclaración.

Plenamente de acuerdo con usted. En todo.

El Pez Martillo dijo...

Me alegro de que hayan quedado las cosas más claras. A veces peco de osado y quiero decir mucho en muy muy poco, y claro, no se entiende.

Horrach, no pida usted disculpas, que no se me ocurre nada mejor que leer, jajajaj (yo he empezado con Foucault, y el prólogo es más que sugerente).

Saludos.

El Pez Martillo dijo...

Por cierto, Horrach, Foucault, al principio de su "las palabras y las cosas" trata exactamente de esta cuestión cuando habla de la simpatía y la antipatía (pags. 32-34). Creo que me voy a quedar con esta distinción, aunque en realidad amor-odio, phobia-philia, simpatía-antipatía están en la misma onda.