Está muy bien sospechar de todo. Poner en solfa toda creencia y todo aquello que se cree firme y seguro. No hay que dar nada por supuesto. Pero toda sospecha que no empiece por uno mismo no va a ningún sitio y es un puro brindis al sol.
No vale socavar cimientos para afirmar el propio. Lo primero que hay que derribar es el edificio propio. ¿Y quién está dispuesto a ello?
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