jueves, 17 de mayo de 2018

Dureza y frío

Fuiste un chaparrón. Granizaste sobre mí. Devastaste. Y te marchaste como viniste: sin avisar. Volví a la intemperie. Pero ahora estaba calado y sentía más el frío. Una capa de escarcha me recubrió. Desde entonces, quien se acerca percibe dureza y frío, sin saber ni querer apreciar la belleza que el hielo puede albergar. 

Sólo puedo esperar a que algún día llegue un rayo de sol, o un viento cálido y seco que me derrita. Volver a sentir la tibieza que anule el temblor. Aún hay calor en el núcleo, pero no puede con el muro de hielo que dejaste. Creí que podía con todo, ahora temo acabar convertido en estatua de quebradizo hielo y desmoronarme ante la más mínima caricia. 

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