Hay entradas del blog que surgen casi sin pestañear. Una idea, como un rayo, ilumina mi cerebro, y no cuesta nada dejarla por escrito. Otras veces es más difícil: hay que buscar algo sobre lo que escribir, y cuando se encuentra, las palabras no fluyen. A veces pretendo ponerme estupendo y escribir con estilo, creyendo que digo cosas más o menos sublimes. Otras me quedo en ocurrente, y muchas ni siquiera eso. En ocasiones tengo bien construido lo que quiero decir, pero en otras simplemente la entrada se convierte en una excusa para decir alguna cosa ahí intercalada (un chiste, un aforismo...) quedando el resto como puro relleno (aunque puede ocurrir que lo que yo creo morralla tenga más chicha que lo que originariamente pretendía decir).
En general, ocurre que soy inconstante y tiendo a la dispersión, por eso me obligo a escribir algo todos los días (como empiece a dejar huecos, me conozco y acabo abandonando, incluso contra mi voluntad, pero la pereza acaba pudiéndome). No siempre es digno, puede que aún no haya logrado decir nada interesante, pero bueno, ya es una rutina más, algo que me mantiene ocupado algunos ratos y me distrae. En realidad, no se trata de nada más.
3 comentarios:
¿y te pones horario y eso? jejeje
A mí me pasa parecido y me he dado cuenta que las mejores entradas son esas que surjen "casi sin pestañear". A uno se le ocurre una idea y ¡zas! al teclado directo sin pensar mucho. Luego una lectura rápida por lo de la ortografía y ¡listo!.
Un abracico!
No, horario no me pongo, más que nada porque mis horarios son caóticos y no podría exigirme una hora concreta. Depende un poco de como esté la inspiración. A veces escribo varias entradas del tirón, y otras me siento sin saber que escribir y obligándome a poner algo (y es curioso, no siempre estas entradas "forzadas" son las peores).
Saludines!
Pos chico, conmigo no hay manera. Alguna vez he intentado auto-obligarme a escribir, así como tú dices "forzadamente" y siempre desisto. Me da como un "no sé qué" publicar cosas que no me gusten completamente aunque admito que a veces (y solo a veces) he pulsado el botón mirando hacia otro lado y guiñando un ojo así como quien espera recibir un sopapo.
Bah! menos mal que no me dedido a esto... jejeje!
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