Mausoleo de un cementerio en el centro de Berlín "decorado" con innumerables balazos
Cualquier ciudad con cierta edad ha padecido diversos y convulsos avatares a lo largo de su existencia: guerras, revueltas, catástrofes... Aunque de todas ellas se haya logrado salir adelante, a veces quedan huellas a modo de cicatrices que recuerdan lo que allí ocurrió. La mayoría de ellas pasan desapercibidas, camufladas en medio del tráfago cotidiano. Pocos son los que conocen las historias de las que son testigos, y muchos los que se sorprenden al descubrirlas. Son una prueba material de que esos hechos que normalmente están ahí atrás en un pasado más o menos remoto (y que en nuestras vidas, tan atadas al presente, a veces tienen ecos como de leyenda) sucedieron en realidad, nos los acercan en cierto modo.
Hace unos meses, cuando estuve en Berlín, me sorprendió la cantidad de edificios que muestran sus balazos e impactos de metralla. La capital alemana había sufrido violentos bombardeos al final de la Segunda Guerra Mundial, y en los edificios que aún perduran es fácil ver sus señales. Pero no hace falta irse tan lejos para ver señales de guerras pasadas. Valencia aún conserva las entradas de los refugios antiaéreos, bien señalizados y con la tipografía de los años 30. Y más cerca aún, en Palma hay alguna fachada perlada de agujeros de metralla que dejaron los pocos bombardeos que la ciudad sufrió durante la guerra civil (y como fueron pocos, sus restos son más bien anecdóticos). Sin embargo, la cicatriz más curiosa de todas es un agujero de bala en el tronco de una palmera al principio del paseo marítimo, que lleva allí desde los años veinte (fue en una manifestación obrera que terminó mal).
2 comentarios:
Si es que ya se sabe, los obreros no se sienten muy felices en las manifestaciones (como los fumadores con el mono), habría que prohibirlas (otra vez).
Gracias por el agradecimiento, soy yo el honrado de participar en su blog. Por cierto, no contesta a Twain, ni al derecho libre de fumar, ni sobre la recomendada delación... pero lo comprendo.
El hecho de que no le importe lo que hagamos con nuestra salud nos deja más tranquilos a mis amigos fumadores y a mí, más tranquilos.
Tampoco a contestado sobre quién se muestra más agresivo; leo en esta misma página en su Twitter: "próximo objetivo: cuantificar las coladas extra que hemos tenido que hacer por culpa de los fumadores y hacer que nos las paguen". No hace falta añadir mucho para saber quien es beligerante; hasta el tono es militar: próximo objetivo.
Objetivo Patton. Heil!!!
Para terminar, la broma que se hace con Hitler es justo la contraria, se dice en un cartelito: Hitler tampoco fumaba.
Lo cierto es que no sé quién disparó, si la policía o los manifestantes, sólo sé que ese agujero está ahí desde esa manifestación.
Sobre lo que no respondo, vamos allá:
Lo del derecho libre de fumar, creo que lo digo en la entrada: considerar libertad una adicción me parece contradictorio. En todo caso, se es libre de ser adicto, pero una vez dentro de la adicción, esa libertad queda atenuada. De todos modos, lo que se regula con la ley es los lugares en que fumar o no, no el fumar en sí (que los que fuman fumen lo que quieran).
Lo de la delación, también está en la entrada, no me parece bien que nos quieran convertir en chivatos.
Twain: buena observación. Igual que los culpables son los demás, siempre son los demás los que han de cambiar (a ser posible para adaptarse a nuestras costumbres).
Finalmente, twitter: ironía provocadora (intentaba provocar a los pro y a los contra).En ningún caso tiene porqué ser lo que yo opino.
Saludos.
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