Mi lista de "libros por leer" es extensa, de cada vez más. En ella hay algunos títulos ilustres, clásicos, pero no por ser importantes o antiguos, sino por el enorme tiempo que están ahí, esperando a que me decida a leerlos. Su situación es distinta a otros, que simplemente no los leo porque voy posponiéndolos para dejar hueco a lecturas más urgentes, relacionadas con mis labores particulares (tesis y grupo de investigación). A los ilustres los dejo de lado porque no les ha llegado aún su momento, es como si tuvieran que ser consumidos en una época y con un temple vital determinados, no sabría explicarlo de otro modo.
Uno de estos títulos ilustres de mi lista son los Ensayos de Montaigne. Los he tenido muchas veces en mis manos en librerías y bibliotecas, dispuesto a adentrarme de una vez por todas en ellos. Pero en el último instante sentía que aún no había llegado su hora, y me acababa decidiendo por otros libros. Pero ahora es distinto, es el turno de Montaigne. Siempre he tenido muy buenas referencias suyas, y conozco al autor y el contexto de la obra, siendo en definitiva uno de esos libros que, sin haberlo leído es familiar y se sabe de algún modo que se va a disfrutar de su lectura. Incluso, en exagerado narcisismo, que está escrito para uno mismo, y por lo tanto merece ser leído no de cualquier modo.
Ha llegado el momento del señor Michel de Montaigne. Adelante.
Ha llegado el momento del señor Michel de Montaigne. Adelante.
3 comentarios:
¿Qué nos pasa a todos que hemos decidido dedicarle el otoño a Montaigne? Buena lectura. Espero que podamos intercambiar impresiones...
No se preocupe usted, espero que algo de Montaigne caiga por aquí.
¡Eso me gusta! Ahí estaremos ...
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