Resulta sorprendente la facilidad que tiene el personal de formarse una opinión completa y según ellos certera de cualquier cosa a partir de unos pocos datos. Leemos un artículo de unos párrafos, y acto seguido ya tenemos en nuestra mente el cuadro completo y, lo que es peor, la solución a los problemas que se plantean en él (esa es otra, siempre vemos a algún culpable detrás). Y que a nadie se le ocurra cuestionar nuestras posturas, que automáticamente queda señalado como lo peor y más erradicable del mundo.
No voy a negar que el hacer juicios rápidos y sumario sea de lo más humano, pero conviene quitarles un poco de hierro y aceptar que puede haber otras visiones sobre lo mismo. Que a veces parece que nos va la vida en la inmortalidad del cangrejo viejo, y luego, en los temas importantes, no somos ni la mitad de vehementes y apasionados. Y así nos va...
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