lunes, 13 de septiembre de 2010

Pedaleando sin moverme

Ahora me ha dado por hacer spinning. Tengo un verano vigoréxico, aznariano, y no me ha bastado con salir algunos días a quemar kilómetros en la carretera (en realidad, en el carril bici que bordea la bahía). Pedalear se ha convertido en un vicio, y aunque bajo techo no ves paisaje, cunde más, ya que no hay semáforos, ni tráfico, ni peatones que te hagan parar y perder el ritmo. Se suda y se sufre mucho (las agujetas tras la primera sesión fueron antológicas y me duraron varios días), pero el subidón de endorfinas es considerable. Y la cosa mejora si por ejemplo te toca tener a la señorita de la foto delante (porque tengo la costumbre de colocarme en segunda fila). 

La única pega que le pongo es la música que nos ponen. Vale que el chunda-chunda puede venir bien para marcar un ritmo de pedaleo enérgico, pero no es lo que más motiva, al menos a servidor. No sé si existe algún estudio al respecto, pero si las vacas dan mejor leche si les ponen a Mozart, yo pedaleo mejor con Aerosmith que con Lady Gaga. Comprobado. Pero puede que sea algo subjetivo...

6 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Se comienza perpetrando sesiones de spinning y se acaba...

PENSADORA dijo...

Huy la señorita de la foto! jejeje con aurea y todo...

Que le veo hecho un sílfide de aquí a nada!

Salud!

El Pez Martillo dijo...

Horrach, no veo donde voy a acabar...

Pens, tampoco es que vaya a acabar hecho una "sífilis", jajaja, que yo, como una compañera mía, hago ejercicio para poder comer sin remordimientos...

Johannes A. von Horrach dijo...

... y se acaba convirtiendo en un fan de 'Sexo en Nueva York'.

PENSADORA dijo...

¡JAJAJA! Dr. H, creo que la parte ctónica de nuestro Pez no llega tan lejos.

Besicos!

El Pez Martillo dijo...

Se equivoca, Horrach, las fans de Sexo en Nueva York no hacen spinning, hacen Pilates o Step, y hay cosas por las que uno no está dispuesto a pasar.