No sé si se habrán dado cuenta, pero cuesta mucho hablar del suicidio. Ni los suicidas lo anuncian (por norma general, el que va amenazando con matarse no lo hace), y luego los familiares lo ocultan, como si fuera una deshonra para ellos que alguien haya decidido poner fin a sus días. Cuando la cosa afecta a alguien famoso o simplemente conocido, se complica, porque entonces empezamos con los eufemismos. Normalmente no se habla a las claras, y en las informaciones quedan muchas lagunas, o simplemente, hacen que parezca un accidente. En raras ocasiones se habla de suicidio a las primeras de cambio, y no pocas veces es el tiempo el que atenua los velos y facilita que se sepa que alguien se mató.
Como excusa, se apela a un supuesto efecto mimético que habría que evitar (efecto que no se teme en otros casos, como en el de la violencia doméstica, que se cacarea a los cuatro vientos y se llevan y publican exhaustivos recuentos de víctimas). Curiosamente, se reserva el calificativo de suicida para los terroristas, quedando como algo exótico y alejado, extremo y perturboide.
Estas breves pinceladas vienen a cuento de uno de los casos producidos en los últimos días: se suicidó un empresario en un acantilado. Es el segundo empresario mallorquín que lo hace en los últimos meses, que se sepa (curioso, del primero nunca se dejó claro nada, aunque todo el mundo lo pensó, pero ahora, con algo de tiempo por medio y sin más, ya se admite a las claras que fue un suicidio). Lo llamativo no es esto, sino cómo lo trató la prensa: como era muy evidente y no podían sospechar de un accidente, hablaron de una "muerte voluntaria", que es lo mismo que un suicidio, pero no es igual...
3 comentarios:
Es muy bonito este tema. No tanto el suicidio (que también tiene su aquel), como el tabú. Lo tengo muy estudiado: cuando sacas el tema del suicidio en general, o de algún suicida en particular, la gente reacciona de forma muy visible. A nadie le gusta el tema, lo rehuyen de todas las maneras posibles. El miedo, creo yo, es evidente: todos tenemos miedo de llegar a estar tan desesperados algún día que decidamos matarnos. Pero hay que asumir que esa posibilidad siempre está ahí. No se puede darle la espalda sin generar traumas.
Por cierto, creo que era en el Diario de Mallorca que aparecía hoy mismo una noticia sobre el número de suicidos en España. Cosa rara.
saludos
Sí, estoy de acuerdo con Horrach, es más un miedo a destapar los demonios propios, creo yo. De todas formas lo de "muerte voluntaria" es insuperable.
Ciertamente, se toca una fibra profunda y sensible con esto del suicidio, algo que debe de ser incómodo para la mayoría. Si fuera por lo del efecto mimético, se silenciarían también otras cosas que sí que se cacarean (un ejemplo: el famoso balconing de este verano).
Jart, otra forma muy buena de decirlo sin nombrarlo: "se ha descartado la posibilidad de que intervinieran terceras personas". Esta y la de la muerte voluntaria aparecen en este mismo artículo:
http://ultimahora.es/mallorca/noticia/sucesos/ultimas/hallan-muerto-al-empresario-paco-lavao.html
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