Dos jugosas anécdotas que relata Jünger en su diario el día 22 de abril de 1943:
"Así Benoist-Méchin contó que su coche patinó en cierta ocasión sobre una capa de hielo y aplastó contra un árbol a una mujer que iba paseando por la calle con su marido. Introdujo al matrimonio en el coche para llevarlo al hospital y en el camino oyó que los gemidos y suspiros del hombre eran más fuertes que los de la mujer. -Espero que no esté también usted herido. -No... pero ella tiene una fractura de pelvis... eso significará por lo menos tres meses de hospital... ¡qué gastos! Y luego, ¿quién me preparará la dieta durante ese tiempo? El reconocimiento demostró que, por suerte, la mujer sólo había sufrido contusiones, pero que la curación llevaría, de todos modos, ocho semanas. Al cabo de ese tiempo el ministro fue a visitar a la mujer para informarse de cómo le iban las cosas y la encontró vestida de luto. El marido había fallecido entretanto; de una indigestión. Cuando Benoist-Méchin se disponía a expresarle su condolencia: -Por favor, déjelo. No sabe usted el servicio que me ha prestado."
"Una mujer que oye decir que su marido prisionero va a ser puesto en libertad le manda todavía, al enterarse de la noticia, un paquetito de víveres. Entretanto el marido regresa antes de lo esperado por su esposa y se tropieza no sólo con ella, sino también con su amante y con dos niños. En el campo de prisioneros en Alemania los camaradas del liberado se reparten el contenido del paquetito. Cuatro de ellos mueren tras haber probado la mantequilla; contenía arsénico."
"Así Benoist-Méchin contó que su coche patinó en cierta ocasión sobre una capa de hielo y aplastó contra un árbol a una mujer que iba paseando por la calle con su marido. Introdujo al matrimonio en el coche para llevarlo al hospital y en el camino oyó que los gemidos y suspiros del hombre eran más fuertes que los de la mujer. -Espero que no esté también usted herido. -No... pero ella tiene una fractura de pelvis... eso significará por lo menos tres meses de hospital... ¡qué gastos! Y luego, ¿quién me preparará la dieta durante ese tiempo? El reconocimiento demostró que, por suerte, la mujer sólo había sufrido contusiones, pero que la curación llevaría, de todos modos, ocho semanas. Al cabo de ese tiempo el ministro fue a visitar a la mujer para informarse de cómo le iban las cosas y la encontró vestida de luto. El marido había fallecido entretanto; de una indigestión. Cuando Benoist-Méchin se disponía a expresarle su condolencia: -Por favor, déjelo. No sabe usted el servicio que me ha prestado."
"Una mujer que oye decir que su marido prisionero va a ser puesto en libertad le manda todavía, al enterarse de la noticia, un paquetito de víveres. Entretanto el marido regresa antes de lo esperado por su esposa y se tropieza no sólo con ella, sino también con su amante y con dos niños. En el campo de prisioneros en Alemania los camaradas del liberado se reparten el contenido del paquetito. Cuatro de ellos mueren tras haber probado la mantequilla; contenía arsénico."
3 comentarios:
durísimo. Los últimos textos, tambien, durísimos. Pero, como dice el blog: la realidad. Hay más entradas sobre el cerebro ???
Hay una primera película de Eliseo Subiela (arg.) llamada "hombre mirando al sudeste". El relato con la foto del cerebro, me llevó a ella.
Vfedor, supongo que las historias que narra Jünger son reales. Al emnos él las cuenta como reales. Pero vaya usted a saber, que corre mucha leyenda urbana por ahí. Reales o no, son factibles.
Por lo demás, sí, creo que he escrito alguna otra entrada sobre el cerebro. Pero con tantas cosas como he escrito en este blog, ya ni recuerdo cuándo ni qué. Es una de las taras que tengo en este blog, debería etiquetar mejor las cosas. A ver si uno de estos días me pongo a ello.
jajajaj, pues no recordaba ninguno de los dos textos, y eso que podrían formar parte, con todos los honores, de la saga ctónica. Sí recuerdo un fragmento en el que Jünger, reflexionando sobre las escurridizas paterni9dades de una gran parte de los niños alemanes, dice que en cada mujer hay 'abismos propios de Medea'.
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