jueves, 16 de abril de 2009

El cerebro metafísico


Hay cierta tendencia a considerar a la ciencia como algo frío y ajeno a cuestiones poéticas y sentimentales. Nada más lejos de la realidad. Cierto es que presume de valores muy asépticos, como la racionalidad, el método, la universalidad y tantos otros. Pero a poco que rascamos, podemos encontrar auténticos juegos poéticos en el cómo se llega a resultados, o, más habituales, en los nombres que se le dan a las cosas, a modo de aderezos que hacen más bellas algunas cosas.

Hoy he descubierto uno de estos nombres sugerentes. Resulta que en el cerebro tenemos una región que se llama sustancia innominada. La definición de tal zona es la que sigue:

Tejido localizado en la base del Prosencéfalo, inferior a la sustancia perforada anterior y en posición anterior al globus pallidus y al asa lenticular. Esta sustancia contiene al Núcleo Basal de Meynert y pudiera estar implicada en la Enfermedad de Alzheimer.

Más allá de las cuestiones técnicas, hay que admitir que ponerle a algo el nombre de "innominado" es una genialidad digna de pocos. La cosa tiene resonancias metafísicas. Heideggerianas, más en concreto. Porque, al menos a mi, eso de que el nombre de algo sea "que no tiene nombre", me recuerda al juego del Ser, "que se da en el rehuso".

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