Hace unos días compartí velada de aniversario con el colega bloguero y enfermero autor de Peces Digitales y su señora. Entre tragos y tonterías, surgió el tema de la remodelación del gobierno (¿porqué lo llaman crisis los periodistas?) y la agresividad de la nueva ministra de cultura contra las descargas de internet. Parece que hay la intención de poner muy difícil que podamos seguir bajándonos las cosas que nos gustan de la red, (batalla que , hagan lo que hagan, tienen perdida) y todo al amparo de una supuesta defensa de la cultura y de sus autores. Más allá de la cuestión sobre la necesidad y pertinencia de un ministerio de cultura, surgió una pregunta inquietante y que haría tambalear los cimientos de cualquier ley que se pueda plantear desde ese ministerio:
"¿Hasta qué punto podemos considerar a Alejandro Sanz como cultura?" (donde pone Alejandro Sanz, ponga usted el nombre de cantante o agrupación que más rabia le dé).
La cuestión es peliaguda, porque requeriría plantearnos antes lo que debemos entender por cultura. Y eso es un debate que, visto lo visto, no está al alcance de nuestras señorías, que, como casi todo el mundo, ha caído en la trampa de confundir la industria cultural y sus productos con la cultura misma. Por ello, y en aras de cierta pertinencia denominativa, sugeriría a nuestro presidente que, ya que se ha puesto a cambiar ministerios, cambie el de Cultura y lo llame, a partir de ahora, de Industria Cultural. Así sí que podríamos apoyar alguna de sus medidas. Y la cultura quedaría mucho más tranquila.
"¿Hasta qué punto podemos considerar a Alejandro Sanz como cultura?" (donde pone Alejandro Sanz, ponga usted el nombre de cantante o agrupación que más rabia le dé).
La cuestión es peliaguda, porque requeriría plantearnos antes lo que debemos entender por cultura. Y eso es un debate que, visto lo visto, no está al alcance de nuestras señorías, que, como casi todo el mundo, ha caído en la trampa de confundir la industria cultural y sus productos con la cultura misma. Por ello, y en aras de cierta pertinencia denominativa, sugeriría a nuestro presidente que, ya que se ha puesto a cambiar ministerios, cambie el de Cultura y lo llame, a partir de ahora, de Industria Cultural. Así sí que podríamos apoyar alguna de sus medidas. Y la cultura quedaría mucho más tranquila.
5 comentarios:
Jajaja! por ende, también meteríamos en ese "saco" de la cultura a la mismísima red de internet... ¡ya puestos!
Tiene usted razón, difícil planteamiento el de la definición de la cultura... espero poder despejarlo mejor de aquí a unos añitos, cuando mis estudios anden más avanzados y no parados como hasta ahora.
Ale pues!
Por llevar la contraria: en el sentido de la doble herencia naturaleza-cultura, en cuanto al hacer del hombre, ¿hay algo que no sea cultura? Porque si en la distinción entre cultura e industria cultural se reproduce, con matices, la distinción entre artesanía/manufactura y arte, a mi juicio, Alejandro Sanz es, estrictamente, cultura e industria cultural al mismo tiempo, ya que no se excluyen artesanía y arte (bueno, para los renacentistas sí, pero su elitismo es su misma ausencia de fundamento).
Ningún problema en que se me lleve la contraria, de hecho, es lo que a veces busco.
Usted, estimado anónimo, ha entrado de pleno en lo que decía en la entrada, que antes es preciso hablar de lo que hemos de entender por cultura. Es cierto que lo que usted comenta es la acepción tal vez más común y la que todos damos más o menos por sentada. Yo quería hilar un poco más fino, y tiraba más por el sentido etimológico del término "cultura", que tiene que ver con el cultivo, el cuidado y el, llamémosle así, crecimiento. Así, dudo que muchos de los productos culturales puedan nutrirnos (con todos los matices que se le puedan poner, que la discusión podría ser muy larga). En este sentido me parece sintomático el hecho de que muchos grupos/solistas, al empezar, lo que quieran es "ser famosos".
En fin, que la cosa da como para muchas entradas y horas de charla. Y gracias por el comentario.
Estimada Pensadora, no se crea usted que con más estudios tendrá las cosas más claras. Casi diría que al contrario.
Bueno, bueno, que ando un poco "ausente" últimamente.
Ya sabe usted que mi intención de volver a estudiar es por aclarar conceptos o tener más herramientas para hacerlo.... tiempo al tiempo, ya veremos.... aunque con esta cabecita mía, igual tienes razón y me lío más aún.
En fin...
La gracia está ahí, que al tener más herramientas, uno no sabe cuál usar, y también se le ocurren nuevas formas de uso, con lo cual se acaba más liado que al principio (a veces da cierta envidia lo claras que algunos tienen las cosas).
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