Una cosa que me entristece del hecho de ser mortal (y últimamente la cuestión temporal me ocupa, cosa de ir haciéndose mayor) es el tener que perderme todo lo que vendrá después de mí. Me encantaría poder ver los avances tecnológicos que habrá, la evolución de las costumbres, los avatares históricos... Cuando lo pienso siento cierto vértigo. Podría decirse que lo pasado tampoco lo he conocido. Es cierto, pero de alguna manera lo conozco y puedo beneficiarme de él. El futuro, en cambio, es terra incognita. No obstante, lo más probable es que todos esos cambios me produjeran rechazo, como me lo producen algunas de las cosas que han cambiado de unos años acá. Así que mejor vivamos lo que nos haya tocado vivir, absorbamos todo lo que podamos y no nos dejemos nada del banquete, no vaya a ser que por andar tomando perspectiva, nos tropecemos con lo más inmediato.
3 comentarios:
Uff! te prometo que he estado al menos medio segundo buscando el botón de "me gusta" jejeje
Buena idea la de no dejarse nada del banquete, al fin y al cabo, todo lo que vivamos es lo único que nos llevaremos allá donde vayamos.
¡Salud!
Me ha gustado mucho la última reflexión. Lo comparto y lo celebro. Saludos.
Pero mucho cuidado, que en el banquete de la vida hay cosas en mal estado y difíciles de tragar. En realidad no se sabe el menú que te va a tocar, y con eso hay que bregar (o como decía la madre de Forrest Gump: la vida es una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar...).
Saludos y gracias por comentar.
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