Una forma de sobrevivir en medio del marasmo en que nos han metido es ir siempre a la contra. Contra todo y contra todos. No creerse nada, o por lo menos creer con cautelas y peros. La confusión es tal que ya no sabemos en qué ni en quién confiar. Por tanto, si uno quiere mantenerse en pie, dado que la opción de quedar al margen de toda información parece imposible, hay que oponer resistencia. Enfrentarse. No hace falta ser agresivo, la ironía y el cinismo son buenas herramientas, y pueden procurar buena diversión. El precio es alto: broncas y rupturas, nerviosismo... pocos podrán pagarlo y se dejarán llevar por la corriente que más les convenga. Pero quien se lo pueda permitir, ganará la libertad, que es lo que en definitiva está en juego. ¿Jugamos?
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