De unos años acá, el número de tiendas de discos ha ido disminuyendo de forma alarmante. Incluso la sección dedicada a ellos en las grandes superfícies se ha reducido. Se le echa la culpa a la cosa de las descargas de Internet y a la piratería. Y en gran medida debe serlo. Pero no debemos perder de vista el hecho de que de todas las tiendas de discos que había y que quedan, tan sólo unas pocas pueden llamarse así.
Y es que no se puede tener un mostrador de "novedades" en el que aparezcan CDs que llevan más de dos años en circulación. Ni preguntar y que no sepan nada. Ni dedicar cada vez más espacio a muñequitos, chapas, camisetas y demás parafernalia accesoria del mundo musical. Eso, y luego acusar a los clientes que dejan de acudir a sus establecimientos sin ninguna clase de autocrítica. Sabemos que Internet ha dado un vuelco en la relación que tenemos con lo audiovisual, es cierto. Pero ellos tampoco han hecho nada por mejorarlo.
2 comentarios:
¡tienes muchísima razón!
Es admisible que con el tema de las descargas el negocio haya bajado. Pero tampoco han hecho mucho por frenar la caída.
Cada vez que voy a comprarme un disco no lo encuentro, siempre lo tengo que pedir exprofeso y siempre se olvidan de pedirlo.
Finalmente, termino teniendo que comprarlos por internet con el precio extra de los portes, cosa que me obliga a pensarme muy mucho cada vez que compro algo.
¡amos! que comprar un miserable disco, con lo caros que están es toda una aventura.
Como para que luego se quejen.
En fin.
Yo de momento tengo suerte y encuentro los discos que busco. Pero claro, tampoco es que me compre muchos (y que nadie piense mal, no compro menos que antes de que existiera la posibilidad de bajarte cosas por interné).
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