martes, 9 de noviembre de 2010

Más sobre los negocios de la música

Prosigiuendo con el asunto discográfico, no sólo es que las tiendas hayan hecho en buena medida dejación de lo que se supone que es su labor. Las discográficas y los artistas también tienen su buena parte de culpa en los supuestos problemas. En primer lugar, se dedican a reeditar en bonitas cajas cosas que hace años que están en el mercado con la excusa de peregrinas mejoras tecnológicas (remasters, mono, estéreo...). Ciertamente, puede que a los coleccionistas y fans locos les encante, y también que sirva para revivificar cosas interesantes del pasado. No me parece mal en algunos casos, pero cuando se acaba convirtiendo en norma, la cosa cambia. Un caso especial son esas ediciones de coleccionista de discos de éxito que salen a posteriori (o sea, una vez han visto que la cosa puede vender), y que se reducen a lo mismo de antes, pero con una caja vistosa y alguna canción más (que a lo sumo será una remezcla, una demo, o una versión alternativa de otra).

Capítulo aparte están los que se dedican a regrabar sus grandes éxitos. Así parece material más nuevo, y como son versiones distintas, la gente pasa por caja. Eso cuando no lo hacen en plan sinfónico, lo cual ya es la repanocha. De nuevo, en algunos tiene gracia, pero en todos, cansa. 

Luego están los sobredimensionados (legión hoy en día): gentes que no aportan prácticamente nada que no sea una repetición de lo que se ha hecho toda la vida, pero que van crecidos (por ellos mismos o por toda la publicidad que se les pone detrás) y parece que son los más rompedores y vanguardistas. No se trata de que todos los grupos y artistas tengan que ser revolucionarios y cambiar los esquemas, pero que al menos no se lo crean. La tradición no está tan mal. 

Viendo este panorama (a todos nos vienen unos cuantos nombres en cada caso), a veces dan ganas de reír cuando se ponen estupendos con la cosa de las descargas "ilegales". Que hagan algo digno, y ya veremos si nos decidimos a comprarles su disco. Que esa es otra, quieren hacernos creer que cada disco que nos bajamos es un disco que no compramos (hasta parece que ellos se lo creen).

2 comentarios:

PENSADORA dijo...

¡jo! yo no lo veo tan negro. Será que prefiero pensar que aún hay público con criterio.

Yo veo que esto ha ocurrido siempre, siempre, siempre. Desde que tengo uso de razón musical han habido recopilatorios, remasterizaciones, remezclas y más pamplinas. Lo que creo es que siempre ha habido público para todo y que si la cosa vende es porque tiene mercado, y el mercado lo decide el consumidor. Por mí que hagan lo que quieran.

En cuanto al asunto de las descargas, en mi caso, me vienen muy bien para "probar" y así decidir si me compro el disco o no. Porque, sí, existimos quienes nos compramos discos. Y los artistas que no se quejen tanto que yo no veo que se mueran de hambre, ni mucho menos. ¡ande va a parar, hombre!

En fin...

El Pez Martillo dijo...

claro que siempre han existido estas cosas, pero no se abusaba tanto de ellas. Algunas de ellas están bien, pero otras chirrían un poco (¿a qué viene hacer grandes éxitos de alguien que tiene dos o tres discos?).

Y sí, el consumidor decide, pero si sólo le ofrecen morralla, sólo podrá comprar morralla.